Teatro/De este lado

Django con la soga al cuello y jugar en el teatro

En el escenario semioscuro, se encuentran varias mesas sobre la cuales hay diversas maquetas que irán utilizando para contar la historia de un hombre deprimido que decidió quitarse la vida.
martes, 15 de abril de 2025 · 18:26

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Pareciera que jugar a la casita es un juego de niñas, pero en la obra “Django con la soga al cuello” vemos la creatividad de un juego de niñas,  siendo en realidad un juego infantil vuelto teatro -que eso es el teatro-, y nos maravilla las posibilidades que despliega la compañía Por Piedad Teatro, fundada por Ana Graham.

En la obra “Django con la soga al cuello”, escrita y dirigida por Antonio Vega, nos volvemos a sentir niñas y niños con muñecos miniatura manipulados por actores; lavadora, ropa, mesa, sillas, árboles, casas pequeñitas  dan contexto y texto a los personajes que viven a través de otros mucho más grandes que ellos. Sentimos así que el teatro es eso, un juego, una efervescencia de imaginación a la que Antonio Vega como narrador y protagonista, junto a un grupo de actores, músicos y técnicos de primera,  nos invitan.

En el escenario semioscuro, se encuentran varias mesas sobre la cuales hay diversas maquetas que irán utilizando para contar la historia de un hombre deprimido que decidió quitarse la vida. Es una historia de aventuras narrada por el dramaturgo que quiere escribir algo esperanzador pero que no puede porque su personaje, que es y no es él, está deprimido.

Es una historia simple, pero común, y sobre todo en referencia a la época de la pandemia donde el encierro provocó este fenómeno y momento en el cual se escribió y construyó la obra. En el 2020 elaboraron de manera artesanal a los personajes y la utilería. Hicieron una obra digital y la llevaron al escenario el año pasado, con una segunda temporada en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, actualmente en cartelera.

En ella participan los actores/manipuladores/jugadores, Belén Aguilar, Emmanuel Lapin, Alfredo Veldañez,  Mónica García y Ana Graham, también directora de cámaras. Hay momentos divertidos, momentos tristes y momentos nostálgicos.

La tesitura es por lo general festiva y nos va llevando a través de los obstáculos que Django tiene para colgarse de un árbol y acabar con su vida. Un perrito se aparece, se hace pipí en sus zapatos y por dos ocasiones le impide cumplir su cometido. A este primer trayecto le sigue el riesgo que corre el perrito y un lobo feroz que acecha.

Es curioso cómo el público emite sonidos al conmoverse y sentir ternura por la presencia del perrito puddle y su relación con un humano. Mueve fibras y sugiere lo importante que es interesarse por otro, preocuparse, atender, ser de ayuda y salir de uno mismo.

Como en una historia de aventuras, los obstáculos, grandes o pequeños, suceden uno tras otro y aunque la historia se dirige hacia un final triste, el autor, quiere un final optimista. En la narración el autor sale y entra de la historia, completa los sucesos, tacha o corrige lo que escribe.

En el escenario, las mesas con las maquetas se acercan y alejan según se requiera y son captadas por celulares para proyectarse en una pantalla de seis por tres metros. Abajo las maquetas con diferentes espacios: una habitación, un campo, calles, casas, estación de tren y un lago que vemos cómo lo hacen: a un recipiente transparente le vierten agua y luego unas gotas de azul para, a vistas,  convertirlo en un lago o un río o un mar. Todo lo que ejecutan en los escenarios miniatura, con los personajes miniatura, se observa en la pantalla, el cómo se hace y el cómo se ve, el mecanismo con el resultado.

Este juego de perspectivas amplifica la visión y la interpretación; nos llena de preguntas y respuestas sobre el teatro y el juego, sobre lo artesanal y lo visual que se complementa fundamentalmente con los efectos de sonido que realiza a vistas María Kemp: las pisadas, la caída del agua, los sonidos que pueden generarse al interior de una casa y más. También, como parte primordial, está la música en vivo que forma parte de la obra desde su proyecto original, creada e interpretada  por Cristóbal MarYan.

“Django con la soga al cuello” está hecha con la precisión que requiere conjugar todos los elementos que se utilizan en escena. La coordinación de los creadores y la intención de la propuesta da como resultado una obra de calidad que toca el corazón y divierte a los que viven la experiencia de que les cuenten una historia de aventuras y se sientan niños y niñas por un momento. 

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