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“En el camino”: las heridas y búsqueda de identidad de un trailero y un trabajador sexual
Este filme mexicano recibió el premio Horizontes por Mejor Película en el Festival Internacional de Cine de Venecia 2025, así como el Queer Lion (premio que se otorga a la "Mejor Película con Temática LGBTTTIQ+).CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El filme mexicano “En el camino” recibió el premio Horizontes por Mejor Película en el Festival Internacional de Cine de Venecia 2025, así como el Queer Lion (premio que se otorga a la "Mejor Película con Temática LGBTTTIQ+), y su director David Pablos habla para Proceso de aquello que lo inspiró a plasmar la intimidad entre un trabajador sexual y un trailero, además disecciona “la manera en que el machismo ha condicionado las relaciones entre hombres al punto de casi imposibilitar la afectividad masculina”.
Los dos protagonistas de este largometraje que tiene como escenario Ciudad Juárez son el Veneno (Víctor Prieto) y el Muñeco (Osvaldo Sánchez). El primero, es un adolescente que, a partir de una herida personal, en constante búsqueda del amor de un padre ausente —que fue trailero—, frecuenta cachimbas para acostarse con camioneros.
Las cachimbas son paradores carreteros donde los traileros pueden comer, descansar y bañarse, pero también, en palabras de David Pablos, ofrecen drogas y prostitución; “un mundo donde es sabido que existe el trabajo sexual, y hay permisividad respecto a encuentros con otros hombres, pero todo sucede de manera velada”. El Veneno es abiertamente homosexual en un sitio donde poca gente lo es.
Por otro lado, está el Muñeco; un hombre mediana edad que está casado y tiene dos hijos. No se identifica como homosexual, sin embargo, termina por tener relaciones sexuales con el Veneno. El punto de partida de la historia es la conexión corpórea y emocional de esos personajes, misma que permite señalar los peligros, inseguridad y violencia a la que están expuestos los traileros en la carretera.
“Hay un diálogo en la película donde el Muñeco dice a el Veneno, después de tener un encuentro sexual: ´Estaba caliente, necesitaba afecto, eso fue todo´. Se excusa por lo que ocurrió entre ambos. Con esta película quise hablar de esa manera de vivir la homosexualidad, donde para que exista ese autopermiso tiene que haber alcohol, algún tipo de estupefaciente y la soledad de por medio; las únicas maneras en las que un hombre puede liberarse sin reconocer que está en la búsqueda de su identidad.
“Después de esta liberación viene la culpa, una que, en la mayoría de las ocasiones, se expresa por medio del enojo, la violencia. Es algo cultural, es como se ha enseñado la masculinidad en México. Ese trabajo también muestra la normalización a la imposibilidad de mostrar emociones y vulnerabilidad”, señala el cineasta tijuanense.
David Pablos comenta que esos dos hombres que intiman tocan sus heridas, logran su propia vulnerabilidad y la del otro, lo que genera lazos afectivos profundos que, eventualmente, lleva a un encuentro carnal. Considera que desde la masculinidad existe miedo a pensar siquiera en una receptividad sexual.
Por ello, asegura, a partir de su filme, la cachimba funciona como una metáfora social que trasciende otros contextos, es decir, no sólo en estos paradores carreteros se lleva cabo el trabajo sexual entre hombres que se niegan a abrazar sus propias heridas y, por tanto, esa contradicción trae consigo frustraciones y resentimientos.
“La sexualidad humana es mucho más compleja de lo que nos enseñan en distintas esferas. El mundo quiere catalogar todo. Por ejemplo, muchos hombres pueden acostarse con otros hombres, pero mientras sean quien penetra jamás se van a denominar homosexuales. Me resultó importante señalar esto en la película, pues resulta contradictorio y refleja el contexto de la sociedad mexicana y cómo la sexualidad masculina se relaciona.
“Para fomentar la disección de esa masculinidad era necesario encontrar a un actor natural (persona sin formación actoral previa) que diera vida a el Veneno, ya que al construir una ficción es muy distinto cuando ves en pantalla a gente local, pues en su mirada se traduce la historia de ese lugar”.
En 2023 Víctor Prieto, recién egresado de la carrera en Ingeniería Electromecánica por parte del Politécnico de la Frontera, y dedicado a reparar aire acondicionados, acompañó a su novio al casting de la película. Sin embargo, cuando fue visto por el equipo de producción, él terminó siendo invitado a realizar la audición.
El cineasta expresa que decidió que la filmación se realizara en Ciudad Juárez porque dota de personalidad a la propia historia, esto a través de su ciudad, desierto, deshuesaderos y la circulación constante de traileros. No obstante, el rodaje de seis semanas enfrentó complicaciones que fueron más allá del terreno cinematográfico.
“La película transita en carreteras, en restaurantes de paso y en la periferia de la ciudad. Sabíamos que íbamos a meternos en ciertos focos rojos de la ciudad y alrededores. Hubo zonas donde abiertamente nos dijeron las personas locales que no podíamos entrar. Eso implicó tener mucha mayor precaución y permanecer en constante contacto con las autoridades locales.
“Ocurrió un incidente cuando ya habíamos comenzado la grabación, estábamos en la segunda semana; una de las personas de nuestro equipo que se encargó de buscar locaciones fue secuestrada por unos criminales, afortunadamente tras unas horas fue liberado. En conjunto decidimos que ya no continuarán la película para salvaguardar su integridad”.
Después de este hecho, la producción extremó medidas de precaución. Constantemente estuvieron escoltados por la policía, los acompañaban de ida y vuelta a su hotel y permanecieron en las locaciones. David Pablos enfatiza que las personas de a pie en Ciudad Juárez mostraron apertura y apoyo para la realización de esta obra.
“Esta película representa una etapa creativa donde exploro fascinaciones en torno a la identidad, la masculinidad y cómo se vive la homosexualidad en otros contextos que no sean citadinos. Es un filme en que muestro el cuerpo del hombre y la sexualidad masculina sin pudor, sé que esto continúa incomodando y sigue siendo un tabú.
“Para este trabajo tomé riesgos, aunque sin dejar el rigor de lado, de una libertad creativa como nunca antes lo había hecho. Sé que haber recibido ambos galardones en el Festival de Venecia abre puertas de exhibición para la película hacia distintos públicos, de tal manera que el alcance será mayor. Eso me tiene feliz”.
“En el camino”, de David Pablos, quien también dirigió “La vida después” (2013), “Las elegidas” (2015), “El baile de los 41” (2020), se proyectará por primera vez en México el próximo de octubre en la Sección de Largometraje Mexicano de la Selección Oficial del 23er Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), el cual se llevará a cabo del 10 al 19 de octubre de 2025.