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60 años de pastorelas: el legado cultural de Miguel Sabido

Hasta la fecha, el dramaturgo y director ha dedicado décadas de trabajo de puesta en escena y escritura dramática para generar un esquema único, que hibrida la clásica historia del bien contra el mal con potentes elementos de la cultura popular.
martes, 31 de diciembre de 2024 · 10:11

CIUDAD DE MÉXICO (apro).-Miguel Sabido, reconocido dramaturgo, guionista, productor, investigador y director, conmemoró este 16 de diciembre en el Círculo Teatral una trayectoria ininterrumpida de 60 años de representaciones de pastorelas. 

En ese espíritu del aniversario, el autor evoca ahora la encomienda de “un joven estudiante” apasionado por los rituales y las ceremonias mexicanas tradicionales: 

“El origen fue en el Seminario de Luisa Josefina Hernández, donde cada uno de sus alumnos tenía que examinar un corpus y yo pedí las pastorelas. Y se me echaron encima como jauría los compañeros del seminario: ‘¡Eso no es teatro! ¡Qué barbaridad!’, etcétera. Y Luisa, que era una mujer maravillosa, dijo: ‘¿Por qué no va a ser teatro? Tiene personajes, escenografía, vestuario, música, coreografía, y la peripecia más grande, que es vencer una tentación’.” 

Las pastorelas, representaciones escénicas que narran el viaje de los pastores para conocer al niño Jesús, son herederas de una importante tradición de teatro litúrgico que llegó a tierras mexicanas hace trescientos años. El género ha sobrevivido en miles de formatos y territorios a lo largo de su historia, y encontró refugio y sentido en las letras de Miguel Sabido, uno de sus más valientes precursores, y sin duda alguna el más importante de sus guardianes.  

“Era muy joven, tenía yo veintitrés años, estaba desempleado, había terminado la universidad y me junté con dos actrices: Graciela Orozco y Lourdes Canales, y organizamos Teatro de México. Nuestra primera actividad fue El Gran Teatro del Mundo de Calderón de la Barca, dentro de la Universidad de Tepozotlán, para la inauguración del museo -que este año cumplió 60 años-. Esto tuvo mucho éxito y pedí permiso para hacer una pastorela en el patio del convento. Tenía más de cuarenta actores con unos trajes maravillosos pintados a mano por el gran pintor Octavio Ocampo y su hermano Ángel Ocampo. Y cuando se prendió la luz, el público se levantó a aplaudir, porque era una recuperación real del nacimiento”. 

Hasta la fecha, el dramaturgo y director ha dedicado décadas de trabajo de puesta en escena y escritura dramática para generar un esquema único, que hibrida la clásica historia del bien contra el mal con potentes elementos de la cultura popular. En su escritura, desde la lírica de Sor Juana Inés de la Cruz hasta los poemas de Carlos Pellicer han hecho apariciones especiales, además de algunas melodías inesperadas. 

“Por ejemplo, fui a Cuba (noviembre de 1997) a dar un seminario y cuando dije: ‘Bueno, aquí los pastores van cantando Vamos pastores, Vamos a Belén, ellos pensaron: ‘¡No, eso es muy triste!’, y pusieron versos de ‘Guantanamera’ en su lugar. Para ellos era lírico”. 

En esta hibridación también se recuperan versos en náhuatl y otras lenguas indígenas, propias de esta tradición, y cercanas a la propia vida del autor: 

“Mi padre fue un indígena que aprendió a hablar español a los trece años, y esa parte indígena se siente enormemente satisfecha de haber contribuido a preservar lo que es la identidad de nuestra patria. Lo que a mí me ha preocupado toda mi vida, es precisamente el ceremonial indígena que se que se ha conservado, que está desapareciendo”. 

* * * 

Maestro del género pastoril, Sabido reconoce que, aunque gozosa, tal labor de preservación no ha sido fácil. Y aunque ha realizado múltiples tareas (fue becario del Centro Mexicano de Escritores, asistente del director y dramaturgo Héctor Azar, guionista para telenovelas en Televisa, ahí mismo del 1983 al 1990 director de su canal cultural y creador de las telenovelas históricas, y asimismo autor de obra personal como la que durante su estreno en México en 1985 con la actriz Alma Muriel alcanzó 800 representaciones, Falsa crónica de Juana la loca), Sabido ha dedicado su vida a la recuperación de las ceremonias tradicionales mexicanas (fundó incluso la Casa del Teatro Náhuatl), aun a costa de su propio bolsillo: 

“No se gana dinero, yo pierdo mucho dinero cada vez que hago una pastorela porque son muy poquitos días de funciones”. 

Sin embargo, recuerda la satisfacción personal de un público contento y aparecen en sus recuerdos los rostros de aliadas importantes, como su hermana Irene -también productora teatral-, y grandes artistas quienes ayudaron a consolidar su trayectoria. 

“En el momento en el que entramos al Teatro de la Ciudad con Lucha Villa, se revalorizó la pastorela. Es decir, el público sintió: ‘Si lo está haciendo Lucha Villa en el Teatro de la Ciudad, entonces sí es de a de veras el asunto, ¿no?’. Así que le tengo mucho agradecimiento a Lucha, a Eugenia León, a Guadalupe Pineda y a María de Lourdes…”. 

Desde su experiencia, es indiscutible la fuerza de las grandes artistas “que revalidan ante la sociedad estos géneros y toman un paso adelante en la afirmación de la identidad cultural de México”. Una misión que el multipremiado escritor ha llevado como estandarte durante toda su carrera.  

“Yo ya estoy escribiendo los últimos capítulos de la telenovela de mi vida, tengo ochenta y siete años, así que ya falta poquito para que aparezca la palabra fin, pero estoy muy tranquilo porque cumplí una de mis metas, uno de los objetivos en mi vida que fue rescatar no solamente la pastorela, sino el teatro tradicional”. 

Sus obras continúan con temporadas en varios lugares del país, y recientemente se inauguró un sitio web de libre acceso donde se encuentra el portal con la vida y labor de uno de los grandes maestros del teatro mexicano: https://www.museomiguelsabido.org/. 

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