JIS MOnero
Libro del caricaturista Jis con lo mejor de su humor
Más allá de la política, el monero se perfila en su crítica hacia la vida personal, “hacia las relaciones humanas, las costumbres y del estado del humano en general”. Se trata de una recopilación de su trabajo de décadas, "Gato encerrado", que desmenuza en esta charla.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Es un referente en el mundo de la caricatura y el humor gráfico en México. Se trata de José Ignacio Solórzano, conocido como Jis, y su nuevo libro Gato encerrado, de Grijalbo, ofrece lo mejor de su obra, donde explora el amor, el sexo, la muerte, la vida en pareja, la mística, la psicodelia, las nubes, la luna, los precipicios, las islas de náufragos y el proceso creativo, entre otros temas.
En entrevista, Jis (Guadalajara, Jalisco, 1963) manifiesta entusiasta sobre el volumen:
“Es una cosa muy chida poner en un ejemplar una parte de uno. Este libro es una revisión de cosas de mi trabajo anterior, de más de cuatro décadas. Me emociona porque empiezo a ver todos los hilos conductores. Estoy constatando que le sigo dando vueltas a muchos de mis temas, sigo siendo yo”.
Se incluyen en el compendio las series Gato encerrado y Archivo de ideas, entre otros trabajos que publicó en diversos medios informativos. Señala que recopiló historietas, casi todas cortas, de una página de duración, y es justo lo que ya no hace:
Desde hace mucho tiempo me fui decantando hacia la imagen sola, lo que se le llama el cartón humorístico, una sola imagen con algún texto o no, pero una sola imagen. En eso ya me quedé como especializado. Ahora las historietas las veo ya en retrospectiva, creo que están bastante bien. Corresponden al espíritu que de alguna manera me sigue animando a lo experimental, es un ánimo pacheco en el sentido de que me sigue gustando mucho lo raro, lo críptico, lo enigmático, sigo siendo bastante como confesional, continúo haciendo mucho autobiográfico. Sale mucho de las cosas que yo soy o que me han hecho ruido o que me han obsesionado a lo largo del tiempo.
–¿Cómo escogió los temas que incluye en el libro?
–No sé si yo los escojo o los temas lo escogen a uno. Finalmente todos los que nos dedicamos a esto al cabo del tiempo nos damos cuenta que hemos estado rondando en la vida con dos o tres asuntos, les damos vueltas y les encontramos variaciones o un lado que no habíamos descubierto de esa misma obsesión. Siempre me ha llamado el tópico erótico, más a veces hacia la pura parte como del deseo calenturiento o masturbatorio o fetichista.
“Me gusta mucho estar haciendo referencia o narraciones al respecto del proceso creativo. A cada rato me vuelvo a dar una vuelta para tratar de entender un poco de qué se trata esto de imaginar, de qué se trata esto de sentarse en tu mesa a intentar inventar alguna cosa, qué es eso del proceso creativo. Me gustan las islas desiertas con sus náufragos, gente que está en terapia en su divan o ya de plano el loco en un cuarto acolchonado con su camisa de fuerza, parejas viendo tele o haciendo el amor, en fin”.
Específica que la situación del país no la ve tan clara en su trabajo:
“Es más abstracto, más relacionado con la vida cotidiana y con la vida íntima. Supongo que cualquier cosa que uno haga de alguna manera tiene que ver con la realidad que lo rodea a uno, pero sí, mi trabajo tiene más que ver con ese otro ámbito, digamos, no relacionado con la política en el sentido de la relación con los gobernantes y gobernados. Eso sí nunca ha sido mi tópico. Mucho de mi crítica va hacia la vida personal, hacia las relaciones humanas, las costumbres y del estado del humano en general. En ese sentido me la paso dando carrilla a este estado entre patético y ridículo del ser humano”.
–¿Por qué no ha sido más crítico de lo político?
–Nunca me llamó la atención realmente. Muy pronto me di cuenta de que mis campos de trabajo o investigación estaban en otro lado. He defendido mucho la caricatura como un instrumento que puede servir para muchas otras cosas más que a la política, a pesar de que pienso que el uso político de la caricatura es muy importante y hay grandes muestras de destacados artistas dentro de la caricatura política.
“Muchas veces siento que es una especie de obsesión que no deja ver esos otros lados o usos también maravillosos que posee la caricatura. Una parte de lo que he defendido son estas ganas de ver la caricatura como un campo muy amplio, donde hay muchísimas otras cosas que explorar también. Yo estoy picando piedra, digamos, en ese otro lado”.
Los cambios
Jis es también conductor de los programas de radio y televisión La Chora y La Chora Tv, en colaboración con Paco Navarrete y Trino, con quien ha trabajado a dúo en las historietas El Santos vs La Tetona Mendoza y La Chora Interminable. Ha publicado varios libros y sus cartones han aparecido en periódicos y revistas. Actualmente está en etapa de posproducción el documental Molusco, sobre su vida y obra.
En su recopilación habla del proceso creativo y de su enfrentamiento a la hoja en blanco, por lo cual se le cuestiona:
–¿Cómo ha cambiado su labor con la tecnología?
–Me considero bastante rústico o básico o poco tecnológico en un sentido amplio. Gran parte de lo que hago sigue siendo pluma sobre papel, en ese sentido me sigo sintiendo muy tradicional, pero a pesar de eso ya es inevitable no estar en relación con las máquinas, y además ya he disfrutado de algunas de las posibilidades de esta nueva era tecnológica.
“Yo que soy de antes del internet, antes iba primero a sacar una copia de mi material, la metía en un sobre e iba al correo para enviarlo. Llega el internet y en el mismo momento se escanea y se manda por e-mail. A veces la gente que ya nació con eso no se da cuenta de la maravilla tecnológica que ya es eso. Con toda la aparición de la red social es verdaderamente alucinante porque se tiene contacto y retroalimentación con los lectores o receptores del trabajo. Yo vengo de la época donde si a alguien se le ocurría de pronto escribir una carta al periódico o la revista, haciendo mención a alguno de nuestros trabajos, era de ¡qué padre!, alguien opinó y mandó su opinión.
Hoy, a través de la red social, está uno a diario en contacto permanente con la gente opinando y conversando alrededor de la chamba de uno, lo cual es una retroalimentación fabulosa que nunca hubiéramos soñado. Con lo digital estoy encantado y me llego a dar unas divertidas tremendas, uso lo más básico y se me hace súper efectivo, super chingón. Y luego descubrí estas aplicaciones para dibujar en pantalla, que también las uso de manera muy primaria, pero tiene mil posibilidades. Creo que salen cosas muy sabrosas.
–¿Qué importancia le están dando ahora a la caricatura, a la historieta los medios informativos?
–Es buena pregunta, y no lo sé. Con la llegada del internet cambió el paradigma de los medios porque me quedé prácticamente sin chamba. A la llegada del internet, los medios en los que tradicionalmente publicábamos, los periódicos y las revistas, inició una especie de apocalipsis, muchos de plano tronaron, otra gran parte tuvieron que reducir su personal, y varios salimos lastimados. Yo duré más de lo que hubiera pensado, pero al primer año de la pandemia me dieron las gracias en Milenio. Entonces por eso yo he tenido que diversificarme y hacer también radio y tele, y cada que se puede incursiono en las galerías, lo cual igual está muy interesante.
–¿Extraña la historieta?
–No, no, no. Me da muchísimo gusto estar viendo lo que hice en ese formato, pero me doy cuenta que mi campo, donde me siento más en mi casa, es la imagen sola.
Se le mencionan los dibujos referentes a la luna, y narra:
“Todas esas historias de la luna es el material más reciente, debe ser de principios del 2000. A veces pareciera que ya se hizo todo lo que se tenía que hacer de algunos temas, pero son tan poderosos que les sigue uno sacando jugo, por ejemplo, la luna. Pareciera que ya no hay nada más que se pueda hacer con la luna, pero es un tema muy rico”.