Teatro
“¡Que arda Tebas!”
¡Que arda Tebas!, que se presenta en el teatro Helénico, no tiene la intención de profundizar, pero sí en hacer –y mostrar– una crítica tanto interna como externa de la vida de los hacedores de teatro.CIUDAD DE MÈXICO (apro).- En el estreno de versión posmoderna de la obra de Edipo Rey de Sófocles, En los camerinos los actores enfrentan las dificultades para salir a escena, los imprevistos, las malas y las buenas noticias, el ser actor o actriz, y la forma en que el director se adapta a las circunstancias.
¡Que arda Tebas! es una comedia escrita por Américo del Río, actor que también interpreta el papel del director, en el que, desde el realismo y con una mirada irónica, aborda temas que conciernen a las dificultades y formas de comportamiento de los hacedores de teatro, en este caso, en una pieza de la cual poco vemos, pero de la que conocemos sus intenciones.
Ésta, dirigida por Juan José Tagle, pretende ser una crítica al sistema, o eso es lo que dice el director, pero que puede cambiar de rumbo cual veleta, según los intereses personales y los prospectos futuros de la obra. Se muestra cómo los ideales y las convicciones pueden olvidarse de inmediato, pero también exhibe la precariedad en la que los participantes de la obra se encuentran, sin ningún respaldo laboral ni oportunidades de trabajo. Dentro de la risa se pone en evidencia el tráfico de influencias, los factores no profesionales que inciden en la selección o no de una pieza, y los métodos no éticos y machistas en los que puede caer un director para conseguir sus fines.
El espacio escénico diseñado por Patricia Gutiérrez, al igual que la iluminación, se conjuga entre los camerinos y el escenario donde se interpreta la obra, aunque la convención que plantea el director no sea tan clara. A veces sucede al fondo del escenario con su respectiva ambientación, pero otras en el espacio de los camerinos en los que presenciamos la otra cara de la moneda de un montaje.
La apertura de la obra sucede en los camerinos y vemos a los actores a medio cuerpo, como si los actores se observaran en el espejo a ellos mismos o a los otros y desde ahí hablaran. Si bien esta apertura hace imaginar el espacio, la expectativa ya fue rota antes, cuando vemos, durante las llamadas, las cuatro sillas de los cuatro actores que conviven en el camerino; las sillas… que ahora se ha vuelto el elemento principal para un sinfín de obras contemporáneas en la Ciudad de México, habiendo encontrado en este objeto y su composición en colectivo una posibilidad escénica de gran versatilidad.
El trabajo actoral de los protagonistas del elenco, Lucero Trejo como la primera actriz y Enrique Arreola como Tiresias y el actor que lo interpreta, son sobresalientes. Sus monólogos, contundentes, generan gran tensión y atracción para la concurrencia. Desgraciadamente, la estructura dramatúrgica es muy irregular; sube y baja, el público va y viene, y el último fragmento se alarga injustificadamente, pues el desenlace de la problemática que enfrenta el montaje de Edipo Rey, su equipo y el futuro que se avecina parecería el final, pero se alarga con monólogos y escenas dialogadas de los personajes en cuestión y la necesidad del autor de incluir un final trágico.
¡Que arda Tebas!, que se presenta en el teatro Helénico, no tiene la intención de profundizar, pero sí en hacer –y mostrar– una crítica tanto interna como externa de la vida de los hacedores de teatro. Provoca la risa y el regocijo de ver lo que no se ve en el escenario, y compartir una función caótica y sin sentido. El tono es festivo y liviano, donde el sentido del humor es lo que amalgama la propuesta.