Cultura
“Itu ninu (Cumbres de maíz)”, ciencia ficción en mixteco e inglés sobre migrantes y cambio climático
La realizadora mexicana-holandesa Itandehui Jansen reúne ambas temáticas de manera original a través de una poderosa historia, en lo que denomina “migrantes climáticos”. Al mismo tiempo, reivindica su lengua materna desde el barrio londinense donde radica, amenazado ecológicamente.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- La hostilidad a los migrantes, el totalitarismo, la crisis climática y la desaparición de las lenguas nativas son los temas del largometraje en mixteco e inglés Itu ninu (Cumbres de maíz), dirigido por la oaxaqueña Itandehui Jansen y filmado en Edimburgo y Escocia.
La cineasta, editora y cinefotógrafa, nacida en Oaxaca de madre mixteca y padre holandés, en entrevista telefónica desde Reino Unido donde radica, señala:
“La historia nace de una preocupación profunda por el efecto del cambio climático sobre el paisaje. El barrio donde actualmente estoy viviendo está previsto que quedará inundado dentro de treinta años si no se detiene el calentamiento global. Esto se unió con la preocupación por la disminución de hablantes del mixteco, el idioma de mi madre. La película, por lo tanto, aborda un sentido de pérdida, tanto con respecto al entorno natural, como con respecto a la herencia cultural de comunidades indígenas”.
Itu ninu... (México/Reino Unido, 2023) se proyecta en los cines del circuito cultural e independientes, como la Cineteca Nacional. Los protagonistas son Alejandra Herrera y Armando Bautista, quien también es el guionista y productor. Y Nadia Ñuu Savi en la voz en off.
Se trata de una cinta de ciencia ficción de 72 minutos, situada en el año 2084: Ángel es un migrante climático en una ciudad bajo constante vigilancia por los gobernantes. En medio de una existencia sombría y opresiva, Ángel se gana la vida cultivando plantas y preservando la sabiduría de las semillas, un conocimiento que comienza a desvanecerse en ese entorno.
Dentro de ese paisaje desolado se cruza con Sofía, otra migrante climática que trabaja en una planta de reciclaje. El destino entrelaza sus vidas cuando el encuentro fortuito revela una conexión inesperada: un lenguaje compartido. Los dos llevan una pulsera para ser vigilados.
Ángel se acerca a Sofía. Consciente de la omnipresente vigilancia digital, Ángel decide comunicarse con ella a través de cartas escritas con pluma y papel, fomentando un vínculo íntimo y clandestino. A medida que se desarrolla su correspondencia secreta, empieza a florecer una amistad, lo que hace crecer su deseo de liberarse del control excesivo.
Ambos abandonaron sus comunidades ancestrales debido a sequías devastadoras. Su correspondencia se presenta a través de voz en off en mixteco. Jansen se inspiró en narrativas empleadas por los cineastas Jean-Luc Godard en Dos o tres cosas que yo sé de ella (1967) y Mark Cousins en Stockholm, my love (Estocolmo, mi amor, 2016).
Egresada de dirección cinematográfica por la Academia de Cine de los Países Bajos en Amsterdam, rememora que la idea de Itu ninu... surgió en 2020, durante la pandemia y el confinamiento:
“Originalmente iba a tratar de un solo personaje migrante que cultiva semillas. Ángel, como un migrante encerrado en un espacio distópico y el cambio climático, no iba a poder salir de la casa, pero poco a poco mientras pasó la pandemia y hubo oportunidad de trabajar con más personas, me acordé de Alejandra Herrera, con quien trabajé en mi película Tiempo de lluvia y tuvimos una colaboración muy linda. Entonces le pregunté si quería participar y se convirtió en una historia de conexión y de amor entre estos dos personajes”.
—¿Por qué el personaje Ángel es un sembrador?
—Él asume el papel de un sembrador, simbolizando el conocimiento sobre el mundo de las plantas y sus ciclos de vida. Este hilo temático se entrelaza con imágenes recurrentes de primeros planos de semillas y plantas. Esta película invita al público a revaluar nuestra relación con el mundo que habitamos, y provoca la contemplación de las conexiones entre la humanidad, la naturaleza y la necesidad urgente de una convivencia sostenible.
Sobre cómo son vigilados digitalmente los dos personajes, específica que leyó un artículo en un periódico en Reino Unido, acerca de una medida del gobierno” de seguir con una pulsera los movimientos de personas que piden asilo, por ejemplo, refugiados de guerra, y me pareció muy distópico”. Sigue:
“Entonces, por un lado el aislamiento de la pandemia se combinó con esta idea distópica de este control de los migrantes en el Reino Unido, y lo exageramos un poco (aunque honestamente siento que la realidad sobrepasó la película) con la idea de que se desgravarían todas las pláticas de los protagonistas e igual un poco por la idea de que nuestros celulares son un instrumento para vigilarnos. Checan nuestros medios sociales, están al tanto de lo que posteamos y hacemos, y de repente uno tiene un montón de comerciales que no quiere”.
Preocupación del futuro
Jansen declara que el filme “es una reflexión proyectada al futuro de cuestiones que en realidad nos preocupan en el presente”. Y narra:
“Optamos por filmar en locaciones en Edimburgo aprovechando la belleza de la luz natural y retratando justo esos paisajes que peligran por el calentamiento global. Optando por un enfoque minimalista, artesanal y sostenible, la estética de la película surgió de manera orgánica. Mientras filmamos en 2022, poco después del covid y después de haber tenido el primer periodo de Donald Trump, pues también aquí en el Reino Unido había un gobierno con una actitud muy hostil hacia la migración. Entonces, todas esas cosas influenciaron la historia, y con este segundo periodo de Trump, obviamente la oposición a los migrantes incrementó de una manera que la película se queda pequeña. Ya sobrepasó todas nuestras ideas en lo distópico que puede estar el mundo”.
Explica que en realidad no hubo un guion:
“Yo tenía esta idea de que quería hacer una película con una huella de carbono pequeño. Quería limitar nuestro impacto medioambiental porque pensábamos que si íbamos a realizar una película que hablaba del medio ambiente, debíamos tratar de ser congruentes y limitar nuestro impacto ecológico.
“La producción de cine tiene impacto medioambiental de varias maneras: una es el comedor, por ejemplo, los platos y los cubiertos desechables que entran en eso. El transporte, igual, muchas veces hay muchos traslados muy grandes que se hacen. Se usa mucho equipo, mucha electricidad y hay construcción de sets, en el sentido de que cada vez construyes un ambiente, y para ello se requieren recursos como madera, plástico, pintura, todas estas cosas. Por lo tanto, queríamos hacer la película de manera casi un poco documental para evitar construir sets, para evitar traslados muy grandes. Así que Armando y yo estuvimos durante casi un año buscando locaciones alrededor de donde vivimos para crear la historia”.
Así, Jansen y Bautista García pensaron en escenas, charlas y encuentros que los personajes podrían tener. Ella acentúa:
“Pero sin escribir el guion, porque yo siempre sentí que al escribir íbamos a tener esta necesidad de crear las cosas, un set o buscar utilería o cosas por el estilo. Quería mantenerlo muy documental y en ese sentido no escribimos, sino más bien creamos un mundo y dos personajes, y pensamos sobre qué iban a charlar, y los espacios que iban a ver. Ya una vez que edité la cinta, Armando escribió todas las cartas en mixteco.
“La única pregunta que mantuvimos sin resolver durante mucho tiempo es si Alejandra también daría voz al personaje, porque yo estaba consciente de que ella posee conexiones con la comunidad mixteca, creo que su papá tiene descendencia mixteca, pero ella no habla mixteco como yo. Creció fuera de la mixteca. Quería tomarme el tiempo para decidir eso. Al final resolvimos mejor buscar a alguien que fuera hablante nativo del mixteco y trabajamos con Nadia para la voz”.
Al final, enuncia:
“Estamos muy contentos, muy felices porque es un largometraje muy casero. Lo grabamos tres personas, Armando, Alejandra y yo. Estamos muy emocionados que pueda llegar a un público más amplio. Y es en torno a lo que nos preocupa en lo personal: las consecuencias del cambio climático y la migración”.
La realizadora participó en diferentes programas internacionales de formación de cine, como el Berlinale Talents, el Binger Film Lab y el Torino Film Lab. Sus proyectos se han proyectado en festivales internacionales como el Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam y el Festival Internacional de Cine de Morelia. Sus filmes han recibido varios premios internacionales.
Bautista García estudió un máster en filosofía en la Universidad Autónoma de Barcelona con una beca de la Fundación Ford. Recibió diferentes becas del ya extinto Consejo Nacional para las Artes y la Cultura de México para escribir obras de teatro, cuentos infantiles y guiones cinematográficos. Participó en diferentes programas de talento como el Script Station del Berlinale Talents. Produjo diferentes cortometrajes, entre otros El último consejo y Alma & Esperanza y el largometraje Tiempo de lluvia.