Teatro

"Damiana y Carola", "thriller" filial

"Damiana y Carola", que se presenta en el Foro la Gruta, es una propuesta provocativa y con resoluciones escénicas atractivas que nos sumerge en la realidad oscura del amor filial y el crimen que les acompaña.
martes, 12 de abril de 2022 · 17:56

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Damiana y Carola son dos hermanas que se aman y planean asesinar a sus padres, quedarse con todo y lograr la felicidad que no han podido alcanzar. Sergio López Vigueras, autor, director e iluminador de la obra, guía a sus personajes por caminos truculentos donde los juegos de poder se van modificando entre estas dos hermanas y un tercero que contratan para ejecutar su plan.

Las apariencias engañan, y si bien en un principio parecían claros los roles de poder, las protagonistas van develando sus fortalezas y debilidades, y quien parecía ejercer el dominio se ve víctima de la violencia soterrada de la otra.

El autor de Damiana y Carola presenta a sus personajes sin prejuicios en los temas del amor filial y la idealización de la familia. Muestra el incesto y la avaricia, el ímpetu y la traición. No juzga ni categoriza, simplemente describe los actos y los pensamientos de los personajes para que el público los reciba. Y el público no empatiza con los personajes ni lamenta el crimen, pero sí se mantiene en tensión y se sorprende del giro final que pone en entredicho los principios de amor y lealtad entre las hermanas.

La propuesta nos remite a la icónica obra de teatro del cubano José Triana La noche de los asesinos, que desde 1964 resonó en los escenarios: tres hermanxs que juegan a matar a sus padres una y otra vez; un juego que confunde ficción y realidad para cuestionar socialmente a la autoridad y que implica indagar en el inconsciente de los personajes que padecen la opresión paterna y buscan su independencia. En Damiana y Carola, las dos hermanas planean en la realidad matar a sus padres sin ningún pudor. Niñas ricas que ven por sí mismas y fantasean con lo que obtendrán al cumplir su objetivo. Su crueldad está a la vista: ese amor-odio disfrazado de complicidad. No hay límites morales, sólo intereses personales que mueven a los personajes.

Damiana y Carola es protagonizada por Verónica Bravo y Michelle Betancourt, respectivamente. Logran proyectar al público sentimientos e imágenes con gran verosimilitud. Podemos observar sus trayectos emocionales gracias al trabajo a profundidad del personaje sin valerse tanto de las acciones físicas. Federico Zapata, quien interpreta con solvencia al personaje de El Chacal, es el tercero en discordia y se convierte en víctima de los acontecimientos.

El autor utiliza el recurso dramatúrgico de la narración y el diálogo. En esta narración los personajes describen, con un mínimo de movimientos, lo que hacen y lo que piensan. Al igual que en su obra premiada La bala, también tiene el obstáculo del exceso narrativo por encima del diálogo que tan bien elabora. Esta detención de la acción se acrecienta un tanto más con las transiciones resueltas en oscuro más que en un juego escénico continuo. Aun así, el thriller mantiene el interés del público, que permanece expectante en el desarrollo de la trama.

La dirección e iluminación de Damiana y Carola propuesta por López Vigueras se potencia con la escenográfica de Abigaíl Cinco, que impresiona por la sencillez y belleza del dispositivo escénico, el cual es versátil, funcional y con diversos significados. Un jardín –una metáfora– con un espejo de agua oscuro y plataformas triangulares que permiten a los personajes estar en diferentes niveles, con las que el director realiza imágenes de gran fuerza, al igual que con el plástico-membrana transparente que se recorre hacia el frente conforme avanza la obra, generando destellos diversos de luz, deformando la imagen y encerrando progresivamente a los personajes.

Damiana y Carola, que se presenta en el Foro la Gruta, es una propuesta provocativa y con resoluciones escénicas atractivas que nos sumerge en la realidad oscura del amor filial y el crimen que les acompaña. 

Texto publicado en la edición 2371 de la revista Proceso, cuya edición puede adquirir en este enlace.

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