Teatro

Virginia Woolf, a escena

Uno de los hilos conductores de Virginia, la muerte de la polilla es una conferencia radiofónica acerca de las palabras, que dictó en la BBC de Londres.
martes, 22 de marzo de 2022 · 21:35

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La escritora, novelista, ensayista y mujer de conocimiento Virginia Woolf se muestra en todo su esplendor con diversas facetas de su realidad, traspasando la linealidad del tiempo, el espacio y los planos materiales. En Virginia, la muerte de la polilla, escrita y dirigida por Aline Menasse, vemos una Virginia compleja, adentrándonos en su mente y su espíritu para ver pasar momentos biográficos, tiempos reflexivos, personajes de su propia ficción, historias familiares y el enfrentamiento con su enfermedad mental.

La obra, que se presenta en el teatro El Galeón, logra transmitirnos, desde la multilateralidad, la superficie y el contenido de su vida como creadora. Rebasa el ámbito doméstico y mezcla todo en un una especie de devenir de la mente, de la experiencia simultánea, como la vivimos en la realidad.

Uno de los hilos conductores de Virginia, la muerte de la polilla es una conferencia radiofónica acerca de las palabras, que dictó en la BBC de Londres, y de ahí, salta de un lado a otro para recordar y revivir momentos de su vida y convivir con personajes de sus libros: Mrs. Dallowey –con su atuendo característico–, el icónico Orlando y Miss Ramsay –que mucho tiene que ver con el reflejo de su madre en la que puede desdoblarse o ficcionarse.

Vemos fragmentos de su infancia, como la relación con su hermano Tobi o Vanessa, y la constancia de haber sido violada por su hermano, que ella apenas lo sugiere en sus diarios, herida que le hizo mucho daño y la dejó marcada. Huellas de su pasado que tal vez revive en su presente, mientras sucede su conferencia radial. Momentos alegres y tristes, profundos y divertidos, conflictivos y plenos, para dejarnos ver a una Virginia Woolf más allá de los estereotipos patriarcales que se le han asignado.

Virginia y la muerte de la polilla es una gran obra porque refleja a una mujer pensante, una mujer que siente, una mujer que crea y vive con intensidad. Esa intelectual que marcó a su época y cuya obra rompió con las estructuras literarias de su tiempo y se colocó en la vanguardia.

La obra es protagonizada estupendamente por María Inés Pintado, quien logra transmitir todas estas facetas del personaje; se sumerge en ella, y desde ese lago de sabiduría y dolor vivimos a Virginia Woolf. En este camino del conocimiento su pareja Leonard Woolf, justamente bien interpretado por José Carriedo, quien también toma el papel de otros personajes masculinos, es un compañero polémico, sí, pero la autora lo aborda intentando la verosimilitud, entendiendo la dualidad a la que se enfrenta respecto a Virginia: la de dejarla fluir en libertad o contenerla previniendo sus arrebatos mentales.

Elsie Flores interpreta con solvencia a los personajes femeninos de la ficción y con los que se relacionó, como su hermana y su madre. El vestuario de Estela Fagoaga y la peluquería de Cinthia Muñoz nos ubican perfectamente en el tiempo, y las pelucas logran ser lo más naturales posibles. La música original de Julián González Frank acompaña con fluidez las escenas al igual que la iluminación de Édgar Mora.

El espacio escénico está diseñado por Miguel Moreno y Auda Caraza, sorprendiéndonos con círculos de luz como el agua, que suben estratégicamente para hacernos sentir cómo Virginia baja al fondo del lago. El espacio contiene diferentes elementos que contribuyen a la historia sin ser necesariamente una habitación, un estudio o una estancia. Todo junto, ahí, convive, como en nuestro existir.

Virginia y la muerte de la polilla de Aline Menasse es una propuesta escénica laberíntica, en la que transitamos por la mente y la presencia de una gran mujer que ha marcado a la historia de la literatura y la del feminismo.

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