Teatro
Teatro: “Blue room” y el sexo
Blue room es una obra de gran impacto que se lanza a mostrar la sexualidad sin prejuicios y mientras divierte expone e invita a cuestionar las diferentes formas en que se establecen las relaciones entre parejas heterosexuales donde el poder es el elemento determinante.CIUDAD DE MMÉXICO (apro):- Cinco parejas que se relacionan a través del sexo, el deseo correspondido o violento, cómplice o entre desconocidos. Cinco viñetas de parejas que no cuentan una historia, sino una situación, a veces cómica, a veces dramática, pero siempre cargada de erotismo.
Blue room, del británico Davide Here, hace una atrevida fotografía de relaciones sexuales de dominación y de carácter furtivo, en su mayoría, que no llegan a profundizar en el factor emocional,
sino que sólo las muestran, desnudas, utilitarias y reveladoras de nuestra sociedad actual.
La obra, escrita en 1998, está basada en la icónica dramaturgia del escritor austriaco Arthur Schnitzler de La ronda, escrita en 1897 y llevada a escena hasta 20 años después. La pieza causó gran revuelo por su contenido sexual, fue censurada y sus actores llevados a juicio acusados de inmoralidad. Era una crítica a la sociedad clasista de su tiempo que sustentaba la doble moral y los deseos escondidos. El juego dramático de ambas obras ubica la escena antes o después del encuentro sexual, y consiste en que un personaje de la pareja inicial permanece en el cuadro de la siguiente escena con otro personaje, el cual se mantiene en la siguiente escena, y así hasta que la prostituta de la primera escena se encuentra con el aristócrata de la penúltima para cerrar el círculo. Como en el baile de la ronda donde se intercambian parejas.
La puesta en escena que se estrenó en México y está por concluir temporada en el Teatro Virginia Fábregas dirigida por Diego del Río, parte de la adaptación de Anacarsis Ramos, el cual ajusta el carácter de los personajes a la época actual y adereza la obra con un par de comentarios al margen y una reflexión final. La reflexión final rompe con la cuarta pared y la intriga respecto a si es una crítica o la reafirmación de los modos dominantes machistas y clasistas que se desarrollan en la dinámica de las parejas, es necesaria para actualizar la obra y ubicar la perspectiva.
En la atractiva propuesta del director sólo dos actores representan a las cinco parejas. Zuria Vega y Pierre Louis, Naian González y Alfredo Gatica, alternan elenco e interpretan sus personajes con gran solvencia. Son admirables las dinámicas sexuales y la complicidad entre los actores para realizar momentos eróticos y situaciones atrevidas coordinadas también por María Penella. El trazo escénico es impecable y funciona como un mecanismo de relojería, en particular los cambios de escena. Los técnicos realizan una impresionante coreografía cada vez que concluye la escena y preparan la siguiente habitación.
Las transiciones son acompañadas estupendamente por la música en vivo de y con Andrés Penella en el sax. Lo que podría haber sido un momento muerto e inocuo de un tradicional oscuro, nos mantiene atentos y a la expectativa de cómo será el siguiente espacio y cómo los actores desaparecerán y aparecerán en distinta posición y siendo otros personajes.
La magnífica escenografía de Jorge Ballina se basa en el disco giratorio del teatro para crear un carrusel que gira y gira mientras cambia de composición. Todo es azul, y los pocos elementos que existen en el espacio se combinan de diferentes maneras para convertir una cama en un sofá o una barra en un tocador o en un piano; una calle en una cocina, en un camerino o una habitación; como si fuera un juego de Mecano en el que todo se transforma.
Blue room es una obra de gran impacto que se lanza a mostrar la sexualidad sin prejuicios y mientras divierte expone e invita a cuestionar las diferentes formas en que se establecen las relaciones entre parejas heterosexuales donde el poder es el elemento determinante.