Teatro
“Orgullo”, dos historias dos tiempos
The Pride se estrenó en 2008 en el Royal Court de Londres para luego presentarse en Off Broadway, en Londres nuevamente y en España; y ahora se escenifica, bajo la dirección y traducción de Angélica Rogel y la producción de Woo Films y Óscar Uriel, en el Foro Lucerna.CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Dos hombres viven de manera diferente su homosexualidad en dos épocas diferentes. En 1958 la represión, la negación y los conflictos que conllevan marcan el matrimonio de Philip y Sylvia; en 2008, la problemática de la adicción al sexo con extraños y el egocentrismo de uno de los personajes y la dificultad de conciliar formas de convivencia.
La obra teatral Orgullo –del dramaturgo Alexi Kaye Campbell, de origen griego establecido en Londres– encuentra una forma particular de hablar de estos dos momentos: los personajes llevan el mismo nombre y los interpreta el mismo actor, contrastando así las particularidades. El Philip de 1958 está atormentado por el deseo que siente por Oliver, es amigo de su esposa Sylvia con el que trabaja como ilustradora. Sylvia en 2008 es también amiga de Oliver al cual, por su obsesión al sexo, ha dejado a Philip, su pareja.
The Pride se estrenó en 2008 en el Royal Court de Londres para luego presentarse en Off Broadway, en Londres nuevamente y en España; y ahora se escenifica, bajo la dirección y traducción de Angélica Rogel y la producción de Woo Films y Óscar Uriel, en el Foro Lucerna, cerrando temporada este 20 de enero.
Orgullo cuenta con actuaciones sobresalientes en las que la directora ha logrado guiar para construir distintos personajes, marcándolos en su corporalidad y sus emociones. Resalta la interpretación de Adriana Llabrés al profundizar y complejizar los sentimientos y pensamientos de su personaje. Además de que sus movimientos sean específicos en esa mujer casada, dolorida por lo que vive pero que no permite dar voz, la expresión de su emocionalidad tiene múltiples matices. En 2008 es una mujer más liberada y llena de energía, que convive con su amigo Oliver, quien sólo piensa en él y que invisibiliza, al igual que el autor, su universo y su propia individualidad. Ella con apenas conciencia de su situación apoya a su amigo, y la actriz muestra estas capas de vida y admirablemente las complejiza. Es admirable el manejo del subtexto, sobre todo en la relación con el esposo, donde en un principio parece que todo está bien, y que en un segundo momento la actriz es capaz de proyectar el duelo que padece ante la verdad que descubre de lo sucedido entre su amigo y su marido.
Ignacio Tahhan interpreta al Philip casado y en conflicto. Es notable la naturalidad en sus interpretaciones y la ambigüedad de sus sentimientos. La contención y la explosión de la situación que lo lleva al límite es trabajada desde la verosimilitud. Mauro Sánchez Navarro, intérprete del joven Oliver en sus dos acepciones, tiende a esquematizar un tanto los dos extremos de las personalidades, pero aun así sus personajes están construidos con solidez. Es extrema la rigidez del Oliver que visita al matrimonio para compartir una cena y establecer contacto con Philip hasta llevarlo a padecer su violencia. En el papel del homosexual adicto al sexo con extraños se expresa con soltura y viveza. Mauricio Isaac destaca por su capacidad de hacer reír al público en los personajes que interpreta, aunque no tanto cuando le toca la seriedad.
La escenografía de Adrián Martínez Frausto cumple con las condiciones de una sala con muebles de terciopelo, y resalta en su propuesta de espejos en los que por instantes pueden transparentarse para mostrar lo que hay detrás, y en otros momentos reflejar los rostros de los personajes que se encuentran de espaldas al público. Muy adecuado y con una riqueza en la gama de colores, el vestuario diseñado por Jerildy Bosch, al igual que la música de Iker Madrid y la iluminación de Matías Gorlero.
Orgullo es una propuesta escénica de gran calidad tanto en su forma como en su contenido y ha logrado una gran aceptación del público.