The Cartel Project
Fentanilo: la inagotable fuente asiática
En México y el mundo, cualquier persona con internet puede comprar y recibir precursores químicos para producir fentanilo y otras drogas sintéticas, proveniente en gran medida de países asiáticos.En México, cualquier persona dotada de una computadora y de una conexión a Internet puede comprar y recibir, por servicios de paquetería, precursores químicos esenciales para producir fentanilo y otras drogas sintéticas.
Periodistas del consorcio Forbidden Stories realizaron sin ningún obstáculo el proceso de compra de sustancias con tres proveedores establecidos en China, sin que ninguno de ellos pidiera referencias tan básicas como un nombre formal.
Tras una rápida búsqueda en la red social Pinterest con la clave númerica de la sustancia conocida como 4-AP --que según la Agencia Antidrogas estadunidense (DEA) tiene el único propósito de fabricar fentanilo--, salieron los perfiles de decenas de empresas chinas, muchas ubicadas en la provincia de Hebei, dedicadas al envío de químicos en el mundo, entre ellos precursores de opiáceos sintéticos.
En el marco del Proyecto Cartel, una serie de investigaciones internacionales realizadas por 60 periodistas de 25 medios en 18 países –entre ellos Proceso-- y coordinadas por Forbidden Stories, dos periodistas se hicieron pasar por un cliente de México y un intermediario de Suiza, interesados en la adquisición de precursores para producir fentanilo, pero preocupados ante los riesgos de un decomiso.
Una vendedora de la empresa Hebei Shuoxi Biotechnology Co. Ltd, quien se presenta como “Martina”, asevera que “enviamos desde Hong Kong (…) a España, con transporte especial, muy seguro y 100% eficiente” y que “ese producto (el 4-AP) es de los que exportamos en grandes cantidades, es de muy buena calidad”.
Después de un intercambio de correos electrónicos, “Martina” y sus compradores inician una plática por la mensajería de WhatsApp. Para generar una mayor confianza, asegura que “hemos comprado a personal de la aduana mexicana en el que tenemos plena confianza; éste nos ayuda con todos nuestros envíos a México. Así que no tiene por qué preocuparse por la aduana”. Y suelta: “¿Acaso existen cosas en este mundo que el dinero no puede hacer?”.
La mujer también explica que uno de sus “GRANDES (sic)” clientes en México nunca utiliza el “canal” de la empresa, pues “nos indica el avión y nos pide poner los productos en él en las fechas que nos instruye; cuando la mercancía llega a México, utiliza sus propias conexiones para recogerla”.
Varias organizaciones criminales mexicanas dieron un giro al negocio multimillonario de la heroína: le prefieren ahora el fentanilo y otros opiáceos sintéticos, cuya producción y tráfico generan ingresos cada vez mayores.
“Los datos de la DEA siguen indicando que los cárteles de Sinaloa y de Jalisco Nueva Generación son los principales grupos traficantes responsables de introducir fentanilo a Estados Unidos”, dice Michael Miller, el vocero de la DEA, a Forbidden Stories.
El fentanilo y los opiáceos sintéticos presentan muchas ventajas logísticas sobre la heroína, derivada de la goma de opio: el 100% de sus ingredientes provienen de compuestos químicos, se pueden producir enormes cantidades en laboratorios, y estas cantidades rinden mucho más que la heroína, pues se necesita una cantidad de fentanilo 50 veces menor a la heroína para un efecto similar.
Los grupos mexicanos dedicados al tráfico de drogas mantuvieron su control en el gigantesco mercado de los opiáceos en Estados Unidos --en 2016, nueve de cada diez gramos de heroína que se inyectaban o inhalaban los estadunidenses provenían de México--, pero adaptaron su logística para producir y traficar fentanilo.
Miller, el vocero de la DEA, dice que de un kilogramo de fentanilo puro se pueden producir hasta 500 mil píldoras con dos miligramos de la sustancia; cada una de ella se vende por menudeo en Estados Unidos a un precio de entre 5 y 20 dólares.
Si bien existen reportes de importaciones ilegales de fentanilo proveniente de China desde 2006, las autoridades siempre encontraban producto ya terminado, lo cual indica que las organizaciones criminales se dedicaban más bien a comprimir el polvo en pastillas para traficarlas a Estados Unidos.
Sin embargo, en noviembre de 2017, el Ejército y la entonces Procuraduría General de la República (PGR) decomisaron el primer primer laboratorio de fabricación de fentanilo en el país, en el poblado de El Barreal, en las afueras de Culiacán. Ahí, los peritos de la PGR descubrieron que los químicos elaboraban incluso “pre-precursores”, que les servían para producir el opiáceo sintético.
En ambos casos, los químicos que producen las drogas sintéticas necesitan sustancias que provienen de otros países, principalmente de China, y que son importadas a México en contrabando por los puertos internacionales de la costa Pacífico.
El 27 de agosto de 2019, la Secretaría de Marina (Semar) decomisó un cargamento inédito de 23 toneladas y 368 kilos de precursores químicos de fentanilo en el puerto de Lázaro Cárdenas, en Michoacán. La mercancía ilegal, que venía de China y viajaba en un buque con bandera holandesa, estaba destinada a una empresa basada en Culiacán, llamada Distribuidora Agroindustrial Ocher, S.A. de C.V.
La Semar alertó a la Unidad de Investigación Financiera (UIF), que indagó sobre la empresa sinaloense. La dependencia a cargo de Santiago Nieto Castillo se percató que la empresa era una sociedad de fachada, vinculada con otra empresa sinaloense llamada Mi Pao, S.A. de C.V., la cual también era utilizada para importar precursores químicos.
Su dueño, el ciudadano taiwanés Chiang Li Chun, había sido detenido en mayo de 2019 en Culiacán, acusado de importar precursores químicos en el puerto de Manzanillo, en Colima. De acuerdo con la organización Sayari, Chiang estuvo vinculado con un laboratorio decomisado en Culiacán en abril de ese año, en el cual las autoridades decomisaron más de 40 mil píldoras de fentanilo, y 14 kilos de polvo del opiáceo sintético.
En respuesta a una solicitud de información, la Fiscalía General de la República (FGR) indicó que, entre 2017 y 2020, las autoridades desmantelaron 78 laboratorios de elaboración de droga sintética –sin precisar qué sustancia producían--; de ellos, 67 estaban en Sinaloa. En el mismo periodo, la dependencia abrió 3 mil 998 carpetas de investigación por producción de drogas –2 mil 144 de ellas en 2019--, sin precisar de qué sustancia se trató.
Según Miller, resulta imposible identificar cual de México o de China es “el principal país de origen del fentanilo traficado a Estados Unidos”, pues si bien la mayor parte de las pastillas son de origen mexicano, éstas ya fueron diluidas con otros productos y contienen cantidades muy pequeñas del opiáceo. “Los datos también muestran que los traficantes mexicanos importan fentanilo puro de China, lo diluyen y los trafican a Estados Unidos”.
Redes chinas
En el marco de esta investigación, la organización estadunidense C4ADS, especializada en la recopilación de datos y análisis sobre conflictos globales y temas de seguridad transfronteriza, encontró una red de sociedades de papel de China y Hong Kong dedicadas al tráfico de fentanilo y de drogas químicas catalogadas por la ONU como “Nuevas Sustancias Psicoactivas” (NPS, por sus siglas en inglés), que venden sus productos en la plataforma mercantil china Alibaba.
Todas estas sociedades de papel responden a una compañía madre, llamada Richest Group Limited. Esta empresa manufacturera de productos químicos fue incorporada en Hong Kong en 2011, y tiene su sede en Shangai.
Si bien presume que cuenta con clientes prestigiosos como Samsung y se ostenta como un negocio “limpio”, algunas de sus filiales tienen una estrategia de mercadotecnia más agresiva y descarada: C4ADS descubrió que, en el verano de 2019, promocionaban en Facebook sus envíos de precursores químicos de fentanilo a México y Guatemala.
“Nuevo lote, suficiente mercancía en almacén, no lo deje pasar”, planteaba el perfil de Alia Yang, una mujer que se ostentaba como empleada del grupo chino. La publicación estaba acompañada de dos fotografías y geolocalizada en México.
Aparte, Richest Group está presuntamente vinculado con otras redes de tráfico de fentanilo y de precursores químicos, como la red de empresas encabezada por un ciudadano chino llamado Jiang Zhang, quien opera compañías Hong Kong y es señalado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos en abril de 2018 como un “traficante relevante de narcóticos extranjero”.
En los últimos tres años, las autoridades de Estados Unidos también desmantelaron y sancionaron una red de por lo menos siete empresas de Shangai, en China, conocida como la Organización de Tráfico de Drogas Zheng, en referencia al nombre de su presunto jefe, el ciudadano chino Fujing Zheng, imputado por la corte de Distrito Norte de Ohio por distribuir toneladas de 250 drogas y precursores químicos –principalmente para fentanilo-- en al menos 25 países desde 2008.
En México, esta organización operó a través de una red de empresas fantasmas, según declaró Santiago Nieto Castillo en una entrevista que dio en diciembre de 2019; sin embargo, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) dejó de comunicar sobre este asunto después de las declaraciones de su titular.
Esta investigación internacional determinó que el 28 de diciembre de 2018 la empresa sinaloense Mi Pao, señalada anteriormente, importó mil 250 litros de un precursor químico de fentanilo, de una empresa china llamada Yancheng Longshen Chemical, que forma parte de la red Zheng. Esta empresa también mandó cargamentos de químicos a otra empresa mexicana, llamada Signa, S.A. de C.V., que recibió mercancía de otras dos compañías de la red Zheng, llamadas Cambridge Chemicals LTD y 1 Chem LTD.
Aparte, C4ADS descubrió que una empresa china, llamada Fooding Group Limited, estuvo implicada en el envío de precursores de fentanilo en septiembre de 2018, los cuales fueron decomisados en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Esta empresa tiene dos sucursales en Guadalajara, ambas dirigidas por ciudadanos chinos llamados Li Feng --el representante legal de la empresa madre en China-- y Chen Aijun.
El cargamento de precursores estaba destinado a un hombre llamado José Luis Najera Castellanos, quien ha realizado 105 importaciones de diversos productos de Asia –principalmente de China-- en los últimos seis años.
En el marco de esta investigación, un periodista se comunicó con Fooding Group y se hizo pasar por un potencial comprador de 4-AP para México. En un correo electrónico, dijo que había estado en contacto con Najera, y que se enteró del decomiso ocurrido en el AICM en septiembre de 2018.
La respuesta confirmó la pérdida y el nombre del cliente: “El director de ventas para ese país ya no trabaja en nuestra empresa. Al parecer (el decomiso) se debió a que el cliente no pidió claramente los documentos de aval, y entonces se enfrentó al problema. Los productos fueron abandonados, desafortunadamente”.
En un correo posterior, el mismo ejecutivo planteó: “Conocemos bien las regulaciones en aduanas, por favor ya no se preocupe por los problemas de transporte. Podemos enviar 125541-22-2 o 99918431 o sus derivados. (¿Me puede indicar la cantidad?)”.
Un periodista del consorcio contactó a Kevin Dai, director de Richest Group, quien en entrevista negó que el grupo estuviera vinculado con la producción de fentanilo. “Nuestra empresa no ha producido ni producirá fentanilo o sustancias relacionadas con su fabricación, respetamos la reglamentación”, declaró.
Un alto funcionario de la Cancillería, por su parte, dice que el gobierno tiene identificadas las rutas de los precursores químicos desde China o de la India, no solo para la producción de fentanilo, sino para otras drogas sintéticas. “Wuhan, la ciudad donde surgió el covid, es de los principales puertos de de donde sale la materia prima para hacer el fentanilo”, dice.
Nuevo Eldorado indio
El gobierno de Estados Unidos ya está mirando con preocupación a la India, el otro gigante asiático que cuenta con una industria farmacéutica enorme y poco regulada, que en 2018 exportó por más de 17 mil millones de dólares de productos farmacéuticos, en su mayor parte genéricos.
Desde junio de 2017, varias oficinas de la DEA, incluyendo las que operan en la Ciudad de México y en Pekín, empezaron a investigar sobre una red de tráfico de fentanilo en la India, vinculada a redes de empresas de China.
El 7 de agosto de 2018, las Aduanas de México incautaron –a petición de la DEA-- el primer cargamento proveniente directamente de la India: 2.4 kilos de fentanilo escondidos en ocho botellas de polvo negro, etiquetadas como “carbón activado”, que habían llegado de un vuelo proveniente de la India. Anteriormente, por lo menos seis kilos ya habían ingresado a México por correo, también escondidos en botellas de “carbón activado”.
El 26 de septiembre de 2018, la policía financiera de la India realizó un operativo en un laboratorio ubicado en la ciudad de Indore, con información de la DEA, el cual desembocó en el decomiso de 10.9 kilos de fentanilo y la detención de tres hombres: un químico –Mohammad Sadiq--, un hombre de negocios del sector farmacéutico –Manu Gupta-- y un ciudadano mexicano de 43 años, llamado Jorge Renan Solis Fernández, quien había llegado a esa ciudad apenas dos días antes.
Según un informe confidencial de la DEA consultado en el marco de esta investigación, Gupta, Solis y Sadiq fueron detenidos en una fábrica de productos farmacéuticos donde el empresario rentaba un espacio; en las envolturas de plástico transparente que cubría el fentanilo decomisado aparecía una advertencia, escrita a mano: “Pesticia, veneno”.
En México, Solis –un hombre que nació en la Ciudad de México pero vivía en Zapopan-- controla por lo menos cinco empresas en Jalisco, cuyos objetos sociales incluyen la importación de diversos materiales.
De acuerdo con la DEA, el mexicano es un “integrante probado del Cártel de Sinaloa, quien consigue precursores químicos usados para producir drogas ilícitas en México y posteriormente distribuirlas en Estados Unidos”; el hombre había viajado a la India para “revisar la operación y traer materiales especiales con el objetivo de indicar a los integrantes del grupo criminal cómo empacar el fentanilo para evitar que la policía lo detecte”; en ese caso: en el doble fondo de un maletín.
Un análisis de las bases de datos internacionales de aduanas muestra que, en 2014, una de estas empresas, llamada Petra Procesadora de Piedras, recibió en el puerto de Manzanillo un cargamento de 8.8 toneladas de un producto químico –aldehído benzoico-- que le envió una empresa de Gupta, llamada Mondiale Mercantile Pvt Ltd.
La DEA indicó que Solis y Gupta se conocieron hace una década a través de la plataforma mercantil china alibaba.com, y tuvieron encuentros en China y en Hong Kong. De hecho, las autoridades de la India sostienen que ambos planeaban usar las líneas aéreas comerciales para traficar fentanilo y enviar cocaína de regreso.
Manu Gupta es dueño de una subsidiaria de la empresa venezolana Meditron, y según el informe de la DEA, el hombre es “presunto socio de un conocido miembro del Cartel de Sinaloa”. En el marco de esta investigación periodística, Forbidden Stories encontró fotografías de un encuentro entre Gupta, un empresario de Culiacán y dos socios mexicanos, quienes estaban de viaje entre Shanghái, Hong Kong, Japón y la India a principios de 2016.
El hombre de Culiacán trabajaba para la empresa Corporativo Escomexa, S.A. de C.V., creada en 2009 en Guadalajara, que importó material de China, entre ello una compresora de píldoras. Según C4ADS, una amplia red de empresas todavía activas gravita alrededor de esta sociedad, entre ellas una empresa llamada Corporativo y Enlace Ram, que en 2016 importó 5 toneladas de productos químicos de Mondiale Mercantile.
Y no solo esto: en diciembre de 2015, uno de los contadores de Escomexa, llamado Eduardo Jorge Sandoval Rincón, fue detenido en Japón por ingresar al país con mil botellas de presunto tequila, que contenían en realidad 160 kilos de drogas licuadas. Sandoval aseveró que desconocía la naturaleza del cargamento.
Preguntada sobre la identidad del “conocido miembro del Cartel de Sinaloa” --particularmente si se trataba del empresario de Culiacán quien se había reunido con Gupta en 2016-- la DEA se negó en contestar: “por lo general, no confirmamos ni negamos que una persona o entidad sea o haya sido objeto de nuestras investigaciones”, dijo.
Hasta hace poco, la empresa de Gupta también aparecía como sucursal de Richest Group, la red de compañías de China mencionadas anteriormente, en el organigrama publicado en su sitio de internet. Según la DEA, Solis y Gupta trabajaron “de la mano” con personas en China e India para producir fentanilo. “Entre febrero y marzo de 2018, Gupta y su socio chino trasladaron su producción a India”, planteó la DEA.
El juicio de Gupta, Solis y Sadiq sigue actualmente su curso; interrogado por la policía, Solis indicó que trabajaba para dos mexicanos, a los que identifica como “Abraham González” y “Alfredo Magallón”, y que cobraba una comisión de dos mil dólares por kilo de fentanilo traficado.
Su esposa lleva dos años clamando la inocencia de su esposo; afirma que fue torturado y obligado a firmar una declaración en inglés e hindi, sin traductor. Afirma que Solis se fue a la India en búsqueda de “nuevas oportunidades de negocio” y que fue detenido 20 minutos después de iniciar una reunión con “su proveedor”.
Preguntado sobre la relación de Richest Group y la empresa de Gupta, Kevin Dai –dueño de la primera empresa-- negó haber trabajado con el empresario de la India, pero reconoció que tuvieron comunicación. “Dijeron que podían ayudarnos a incursionar en el mercado de India y nos propusieron trabajar con ellos. Así que pusimos las fotos en nuestro sitio web para mostrar que somos una gran empresa”. Horas después de la entrevista, la empresa de Gupta desapareció del organigrama.
La DEA señaló que el operativo en Indore – “el primer desmantelamiento de un laboratorio ilícito de fentanilo” en esa ciudad--, muestra que la India “podría estar desplazando ya a China en la producción ilícita de fentanilo, y está destinado a sustituirlo en el futuro”, y abundó: “a medida que China incrementa sus regulaciones sobre precursores químicos, es probable que los grupos criminales brinquen hacia empresas farmacéuticas y químicas de la India, debido a la ausencia de controles y la escasa vigilancia de la policía”.
Bart Libau, Sandhya Ravishankar (The Lede), Francois Ruchti (RTS), Michael Standaert (SCMP), Audrey Travère (Forbidden Stories) participaron en esta investigación colaborativa.