Marcha Generación Z
Marchas en CDMX: represión, saqueos y retroceso en protocolos de seguridad
Los disturbios del 2 de octubre y 15 de noviembre marcaron un punto de quiebre: agresiones entre policías y manifestantes, saqueos de joyerías y denuncias de infiltrados evidencian un retroceso en la gestión de la seguridad pública en la capital, aseguran organizaciones civiles.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El grado de violencia en las dos más recientes manifestaciones masivas en la Ciudad de México, las del 2 de octubre y del 15 de noviembre, dejó al descubierto, al menos, 15 acciones de mayor dureza, tanto de la policía capitalina como de personas mezcladas entre los manifestantes pacíficos y hasta del “crimen organizado”, que no se habían visto desde el inicio de la gestión de la actual presidenta Claudia Sheinbaum Pardo como jefa de Gobierno capitalina.
De hecho, la organización civil Artículo 19 México alerta que ese nivel de violencia en las marchas al inicio de las gestiones de Clara Brugada en la capital y de Claudia Sheinbaum en la presidencia de la República rememora los tiempos de represión vistos en los sexenios de Miguel Ángel Mancera, exjefe de Gobierno de la CDMX, y del expresidente Enrique Peña Nieto en 2013 y 2014, que derivaron en un protocolo de actuación que parece estar en el olvido y la opacidad.
Peor aún, comerciantes establecidos en el Centro Histórico revelan que los saqueos recientes a sus negocios son obra del “crimen organizado” que aprovecha el discurso oficial de que “no es un gobierno represor” para saquear joyerías y otros establecimientos con total impunidad.
En un análisis realizado en la cobertura de marchas, así como de la observación de fotografías y videos, estas reporteras identificaron, al menos, 15 hechos de violencia reciente que no se habían visto en manifestaciones anteriores, independientemente del motivo que las originó.
Sábado 15 de noviembre
Esta movilización fue convocada en redes sociales por personas identificadas como de la Generación Z contra la violencia en el país, en el contexto del asesinato del presidente municipal de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo, el 31 de octubre. Aquí se enlistan hechos de violencia no antes vistos:
- La marcha fue pacífica desde el Ángel de la Independencia hasta la entrada de la calle 5 de Mayo al circuito del Zócalo. En el trayecto no hubo presencia del Bloque Negro (grupo u organización violenta cuyos integrantes se visten de negro, con pasamontañas para impedir su identificación) ni se cometieron actos vandálicos. Tampoco hubo “acompañamiento” de policías; sólo policías de Tránsito.
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Marcha pacífica. Foto: Montserrat López. - Se colocaron vallas metálicas en 5 de Mayo y el Zócalo que crearon un embudo que derivó en empujones entre manifestantes y se encrisparon los ánimos.
- Apenas entraban los primeros contingentes al Zócalo, frente a Palacio Nacional ya había detonaciones y expulsión de gases que irritaban ojos y garganta. De nuevo, la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) negó que fuera gas lacrimógeno, dijo que era polvo de extintores.
- La mayoría de los “manifestantes” que comenzaron la violencia frente a Palacio Nacional no marcharon con el contingente inicial.
- Esas mismas personas iban preparadas para derribar las vallas metálicas: llevaban pinzas para cortar candados, cuerdas industriales, algunos medios reportaron el uso de una sierra eléctrica, y máscaras antigás.
- Medios de comunicación captaron imágenes de grupos pequeños de hombres vestidos de civil, con el rostro cubierto, que recibían órdenes de formarse en fila y tomar distancia antes de participar en la violencia.
- Las personas violentas zafaron y arrastraron unas ocho vallas que dejaron desprotegido un lado de Palacio Nacional, pero no intentaron entrar. La policía hizo barreras dobles con sus escudos. Las agresiones alcanzaron la sede de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
- Muchos de los “manifestantes” violentos no traían el rostro cubierto ni vestimenta negra, características del Bloque Negro. Algunos usaban sombrero, como en apoyo al Movimiento del Sombrero de Manzo.
- Los uniformados respondieron a las agresiones en el primer momento, aunque el secretario de Seguridad Ciudadana, Pablo Vázquez, dijo que “resistieron” dos horas.
- Las piedras que lanzaban los “manifestantes” por encima de las vallas regresaban con la misma fuerza desde donde estaban los policías. Hubo personas con heridas en cabeza y cara. También lanzaban piedras por abajo causando lesiones en piernas y estómago.
- Proceso captó el intento de linchamiento a un joven a quien manifestantes señalaron como del equipo de seguridad de Sheinbaum.
- Hubo breves momentos de “tregua” entre policías y manifestantes. Por segundos se daban la mano, luego seguía la violencia.
- Todas las calles para salir del Zócalo fueron cerradas por policías. Sólo dejaron salir por las avenidas 20 de Noviembre y Pino Suárez. Ahí ocurrieron agresiones y detenciones de policías contra ciudadanos.
- Videos y fotos mostraron a grupos de cinco o 10 policías que pateaban a gente en el suelo. Algunos fueron detenidos y remitidos al Ministerio Público.
- Medios y redes sociales registraron que esas agresiones se repitieron hasta la zona del Eje Central y Bellas Artes, ya lejos del Zócalo.
- El saldo oficial: 17 mil manifestantes, mil encapuchados, 40 detenidos, un menor incluido; 20 enviados al Ministerio Público y 20 al Juez Cívico. Sólo uno fue identificado como líder de un grupo de choque con antecedentes.
- Cien policías lesionados -60 atendidos en el sitio y 40 hospitalizados-, 800 uniformados en el operativo. La Fiscalía General de Justicia local abrió 18 carpetas de investigación contra uniformados por presunto abuso policial; la SSC suspendió sólo a siete. Se registraron cuatro denuncias ciudadanas por agresiones y 20 civiles “con heridas menores”.
Jueves 2 de octubre
La marcha realizada el 2 de octubre, en conmemoración de los 57 años de la represión estudiantil de 1968 en Tlatelolco y en la que casi cada año se registra la presencia violenta del Bloque Negro, esta vez fue a más:
- Siete joyerías ubicadas en el circuito del Zócalo, principalmente entre las calles 16 de Septiembre y Madero, fueron saqueadas. También hubo ataques a farmacias, tiendas de abarrotes y de autoservicio.
- Comerciantes establecidos anunciaron que iban a interponer, al menos, 15 denuncias ante el Ministerio Público por esos hechos.
- El saldo oficial: 10 mil asistentes, mil 500 policías en el operativo, más de 300 “encapuchados”; 94 policías y 29 civiles lesionados; sólo un detenido. Tres de los uniformados tuvieron quemaduras graves.
“Crimen organizado” disfrazado de manifestante
Tras la violencia en la marcha del 15N, la Cámara de Comercio de la CDMX (Canaco) aseguró que hubo “delincuentes disfrazados de manifestantes”. Calculó que los daños materiales superaban los cuatro millones 350 mil pesos.
El miércoles 19 de noviembre, Gerardo Cleto López Becerra, presidente del Consejo para el Desarrollo del Comercio en Pequeño y la Empresa Familiar SC (ConComercioPequeño), y comerciantes afectados fueron directos: en los saqueos también participa “el crimen organizado”.
En conferencia aseguraron tener videograbaciones que demuestran que, antes del 15N, personas marcaron los inmuebles donde hay joyerías en el Zócalo y calles aledañas para atacarlas después. Sin embargo, a diferencia del 2 de octubre, los comerciantes pidieron la intervención de la policía y pudieron evitar el saqueo por segunda vez.
“Fuimos testigos de que no tiene nada que ver la Generación Z y esa marcha, pero tristemente se les pegan para aprovecharse del momento y hacer lo del vandalismo y los robos. Nos llama mucho la atención que en las primeras marchas saqueaban un supercito 15 o 20 personas. Hoy no vienen menos de 100 para hacer actos de rapiña”, denunciaron.
Represión como Mancera y Peña: Art. 19
Leopoldo Maldonado, director regional para México y Centroamérica de Artículo 19, también observa un incremento en la violencia en las dos más recientes manifestaciones masivas en la CDMX.
En entrevista con Proceso, recuerda que, tras la represión “brutal” de una marcha por el caso Ayotzinapa en noviembre de 2014, que derivó en la renuncia de Jesús Rodríguez Almeida a la entonces Secretaría de Seguridad Pública, el gobierno tuvo acercamientos con organizaciones civiles y colectivos para elaborar un protocolo de atención en las manifestaciones.
Sin embargo, a su llegada a la jefatura de Gobierno, Sheinbaum “lo modificó y sí, tuvo algunos incidentes en las marchas feministas al principio, pero no habíamos visto algo así como lo de ahora. Si acaso unos incidentes al principio de su gobierno 2019-2020. Luego tuvimos otra etapa de paz como la que ocurrió más o menos entre 2014 y 2019”.
El abogado asegura que la violencia reciente da cuenta “de la necesidad de que los protocolos se mantengan actualizados y que las policías se mantengan capacitadas”. Empero, dice, hay un retroceso, pues “no ha sido una prioridad para sucesivos gobiernos y, al contrario, da cuenta de algo muy preocupante: que cuando se desata la violencia —yo aquí citaría muy claramente el tuit de Ernesto López Portillo— la policía actúa como horda uniformada, no para contener sino para reprimir”.
Maldonado ve a una policía “poco entrenada, poco capacitada, con protocolos de muy buenos estándares, pero que en los hechos es letra muerta y, peor, sin mecanismos de supervisión y rendición de cuentas”.
Advierte que se deben analizar a fondo las imputaciones contra los detenidos, pues si se confirma que fueron detenidos de manera ilegal “nos remitiría a la película que ya vimos en 2013 y 2014 de la violencia policial y de las detenciones arbitrarias. Pareciera que 12 años después de marchas muy tensas, con mucha violencia y mucha represión, no se ha aprendido nada ni se ha mejorado absolutamente nada”.
Sobre los grupos violentos, Leopoldo Maldonado critica que “ni hace 13 años ni ahora se tenga la capacidad o la voluntad de esclarecer quiénes conforman estos grupos y si son grupos anarquistas que reivindican la acción directa o son grupos con otros intereses. Eso siempre ha quedado en el aire”.
Respecto a la violencia en el 15N, el director de Artículo 19 enfatiza un factor elemental: “Desde la propia presidencia de la República y, en general, desde el oficialismo se encargaron de descalificar la marcha, de enrarecer el flujo de información. No generaron las condiciones propicias al escalar la tensión frente a los grupos manifestantes, que su mayoría fueron pacíficos”.
Y sobre las agresiones a la prensa, asegura que la policía de la CDMX insiste en el patrón de no dejar que sean grabados, aunque lo que pasa en las manifestaciones es un hecho de interés público; además los despojan de equipo de trabajo y los agreden físicamente.
En el 15N, Artículo 19 documentó seis agresiones a periodistas en la CDMX, seis en Michoacán y uno en Jalisco. “Eso da cuenta de no se está preparando a las policías para estos contextos y eso puede tener como causa estructural claramente la apuesta por una estrategia de seguridad militarizada que, a largo plazo, seguirá dando pie a estas violaciones a derechos humanos de manifestantes y de prensa”, advierte.