CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Este 27 de septiembre de 2024, marca el último viernes del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, antes del cambio de poder, programado para el próximo martes primero de octubre. La última semana de esta administración, cerró a la baja.

La divisa local cerró este viernes en 19.6902, lo que significa una depreciación 6.77 centavos, equivalente al 0.35%, con respecto al cierre de ayer, cuando quedó en 19.6225, de acuerdo con el Banco Central, después de que este anunció su recorte de 25 puntos base a la tasa de interés interbancario, al dejarla en 10.50%.

La moneda mexicana también perdió terreno a tasa semanal. El viernes pasado tuvo un cierre de 19.4082 unidades por dólar, esto representa una pérdida de 28.20, lo que equivale a 1.45%.

Por otro lado, el último viernes de la administración de Enrique Peña Nieto, el peso se ubicó en 19.6829 unidades, lo que representa una pérdida de 0.073 centavos, equivalente al 0.037%, en comparación con este último viernes del sexenio morenista de López Obrador.

En esta administración, lo único estable de la moneda nacional fue su volatilidad, que llegó a superar la barrera de las 25 unidades por dólar en 2020, al principio de la pandemia. Si bien, el peso perdió y ganó terreno desde entonces, no volvió a depreciarse a ese grado y durante 2024, incluso logró colocarse en las 16 unidades.

Pero el fortalecimiento del peso en los meses previos a las elecciones, no fue suficiente para que evitara perder terreno ante la incertidumbre que generó el anunció del presidente López Obrador en julio pasado, sobre su “Plan C”, en particular las enmiendas referentes al Poder Judicial y la desaparición de organismos constitucionales autónomos, lo cual incluso preocupó a las cúpulas empresariales estadunidenses, quienes pidieron la intervención de sus embajadores en México.

Además, el peso ha sido impactado de forma negativa por factores externos como los datos de la economía estadunidense que indican una recesión en ese país, así como las próximas elecciones presidenciales y el fortalecimiento del yen japonés, después de una terrible caída, que sufrió cuando su Banco Central incrementó sus tasas de interés.