Cultura

Rosa Beltrán: su proyecto universitario y la literatura de mujeres

En una entrevista videograbada a la que respondió con detenimiento, la coordinadora de Difusión Cultural de la UNAM, ratificada en esta nueva administración, explicó las tareas por venir, y como escritora y doctora en literatura abordó con pasión el tema de género.
lunes, 4 de marzo de 2024 · 05:00

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- A dos años de su llegada a la Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la escritora Rosa Beltrán detalla a Proceso su proyecto de trabajo, tras su ratificación para el periodo 2023-2027; además de afirmar —frente al ya emblemático 8 de marzo— el inicio de un cambio que considera más que movimiento, porque “llegamos todas o no llega ninguna”.

Desde su impecable y amplia oficina, situada entre el Museo Universitario Arte Contemporáneo y la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, la doctora en literatura comparada explica sus tres ejes de trabajo, a unos días de haberse anunciado en un comunicado.

Se enuncia: La Cultura de paz, la Sostenibilidad ambiental y la Exploración de nuevos aprendizajes, que cumplen con el Plan de Desarrollo Institucional del recién designado rector Leonardo Lomelí: autonomía universitaria, acercamiento a la comunidad e incremento de la oferta cultural.

Centro Cultural. Continuidad. Foto: Archivo Proceso.

Se lee:

“La juventud es la prioridad en el programa 2023-2027 de Cultura UNAM. Con la certeza de que las personas cuyas edades van de los 15 a los 24 años de edad no constituyen un grupo homogéneo y estático, sino un conjunto de seres cuyos gustos e intereses varían como producto de la mutación cultural, se reforzará la programación de actividades destinadas a atender a diversos públicos juveniles y se abrirán espacios en las diferentes áreas y los recintos de CulturaUNAM, tanto de manera presencial como en línea”.

En ese sentido se destaca el impulso a proyectos como la habilitación de espacios comunitarios o abiertos que conciban “otras formas de sentir y asimilar lo que es cultura, en su más amplia concepción (como bazares, picnics, etc.). Una de las primeras actividades será el Pícnic bajo la sombra para disfrutar el eclipse parcial del 8 de abril próximo”.

También se explica que serán impulsadas barras de programación de estudiantes en Radio y TV UNAM, y se habla de 13 proyectos en concreto para la comunidad universitaria y la sociedad en su conjunto:

El Climatón de la “Revista de la Universidad de México”, la Fiesta del Libro y la Rosa, Pícnic bajo la sombra, el Día Internacional de la Danza, El Aleph, Festival de Arte y Ciencia, el Festival Internacional de Cine UNAM (FICUNAM).

También la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios (Filuni), el Festival Internacional de Teatro Universitario (FITU), el Festival Cultura UNAM, Música contra el olvido, las Jornadas Comunidad, Puntos Cultura UNAM, y las temporadas semestrales de danza, música, exposiciones y teatro.

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Tras su llegada en enero de 2022, en su presentación oficial como coordinadora se destacaron dos puntos de trabajo de inicio: Post-pandemia y Post-patriarcado (https://www.proceso.com.mx/cultura/2022/1/26/el-espiritu-universitario-es-incluyente-rosa-beltran-sobre-pospatriarcado-lenguaje-inclusivo-279859.html), sobre lo cual reflexionó Beltrán a la distancia:

“Era necesario habitar otra vez toda la universidad y en particular el CCU, estaba cerrado, se usaba cubrebocas, la cafetería estaba cerrada (se licitó a siete compañías distintas. El primer reto fue traer a la gente, el arte se difundía a través de las pantallas, y sí, se multiplicaron las visitas, nos hizo ver a través de un diagnóstico cómo se habría precarizado la cultura y a quienes hacen la cultura. Hubo áreas más castigadas, danza, teatro, el teatro era imposible verlo a través de pantallas.

“Los mecanismos híbridos permitieron viajar a través de países y continentes, había que aprovechar esa experiencia, pero también regresar, lo conseguimos en dos años y superamos mis expectativas con creces”.

Evocó que la primera gran actividad en el regreso fue un conversatorio con la escritora y filóloga española Irene Vallejo en marzo de 2022 en la Sala Nezahualcóyotl del CCU, repleta en su totalidad, a propósito de su libro “El infinito en un junco”.

“Y lo digo porque luego se dice que la literatura no mueve gente”, señaló Beltrán, pues al final hubo una larga fila para firmas que sobrepasó las 11 de la noche.

Y reflexionó sobre el pospatriarcado:

“Obviamente seguimos en ello, porque no hemos llegado a esa palabra, el pospatriarcado es una provocación tomada del libro de Judith Butler (filósofa posestructuralista y feminista) que habla de la posibilidad de pensar al mundo desde el otro lado de la cultura, desde ahí hacer el cuestionamiento de la tradición post-patriarcal en todas las áreas y visibilizar el trabajo de las mujeres.

“El MUAC, por ejemplo, es el museo con más obras de mujeres, aun así sólo alcanza el 18%; esos números tan bajos suceden en todo el mundo, hay un esfuerzo colectivo”.

También mencionó la colección “Vindictas”, que rescata obras de autoras en diversas disciplinas, como un “trabajo continuo” que este año cumple un lustro, y recién se recordó como proyecto en el marco de la actual Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.

La Fiesta del Libro y la Rosa. Foto: Archivo Proceso.

—¿Por qué le tomó dos años presentar su proyecto de trabajo?

—Lo presenté de distintas maneras, apenas entré hubo una importante rueda de prensa y se difundió por los mecanismos internos de la universidad, se replicó en otras áreas y facultades, la idea del post-patriarcado se ha tomado incluso en la Facultad de Arquitectura, fue inminente que fuera así, fue presentado de manera amplia.

Sobre los ejes de trabajo de la coordinación enfocado a la juventud, reflexionó:

“Son varios proyectos, hay un laboratorio que se llama Piso 16 que se dedica a becar a futuros gestores del arte, jóvenes que egresan y no saben cómo insertarse en el mercado, galerías, museos, academia, es muy interesante y ya tiene un número de años funcionando con éxito.

“También la universidad como formadora tiene la DAJU (Compañía Juvenil de Danza Contemporánea de la UNAM) y AMA (Academia de Música Antigua) uno de los tres grandes proyectos que tiene que ver con música. También tenemos un proyecto nuevo, Vive el CCU, donde nos propusimos traer a jóvenes de campus más alejados, esto complementa lo que se hace en distintas dependencias a otros campus. Teníamos Puntos Cultura para estudiantes con un ‘pasaporte’ de 500 puntos para el CCU y sedes foráneas, en donde lo único a cambio es la retroalimentación”.

—Al ser un área sensible ¿cómo reacciona la Coordinación ante los diversos casos de acoso en facultades?

—Es uno de los grandes ejes también a considerar: tenemos una Unidad de Género, además de Patricia Valencia, abogada de la Coordinación de Difusión Cultural, y nos enfrentamos continuamente a este tipos de casos. Te diría que por razones obvias: soy mujer. He vivido eso a lo largo de mi vida y no quiero que suceda más.

“Mencionaste facultades, prepas e institutos, está muy presente la concientización en los proyectos que tenemos, y por otro en el programa Espora, donde tenemos gente trabajando en el área de psicología, para atender estos casos y dar acompañamiento en la Unidad de Género”.

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En referencia al eje de Sostenibilidad Ambiental, se le cuestiona si el reciente premio italiano Carlo Scarpa a la Reserva del Pedregal de San Ángel y el Espacio Escultórico, influirá en mayor atención a éste, en especial por el deterioro de las obras en el Paseo de las Esculturas, contiguas al mismo CCU.

La autora de “Radicales Libres” (2021) expresa:

“Los premios también sirven para llamar la atención sobre lo que existe, el patrimonio, pero también cómo preservarlo. Hablas de deterioro... también poner rejas quizá sea una forma de poner limitación para llegar a las esculturas y el Espacio Escultórico. Pero también de protegerlo, con horarios de visitas y estar al tanto y qué programas se tendrían que hacer para extender el recorrido.

“Estoy segura de que Patrimonio y Obras de la UNAM tendrá programas especiales después de este premio; no sólo rehabilitación, se necesita hacer de los espacios más que museos al aire libre. Lo que a mí me compete es el CCU más los recintos que se ocupan de Cultura, pero entendiendo la cultura en un sentido amplio, se abarca esta zona que es importante atender”.

—Vindictas de la UNAM cumple un lustro de rescate de autoras. Se habla de una enorme presencia de mujeres en la literatura. ¿En qué momento estamos?, ¿qué piensa como coordinadora, pero también como escritora?

—Estamos en un momento apasionante, vivimos un giro cultural que tiene que ver con la comprensión del trabajo de mujeres, no sólo del área de literatura que conozco. Es fascinante ver la producción de muchas escritoras importantes en el mundo, autoras importantísimas, españolas, argentinas, chilenas, colombianas, mexicanas, que están escribiendo desde otro lugar y con otra voz.

“Y me detengo para hablar de modo personal, pues este tema me atañe e importa: hasta hace unos años se hablaba de ‘literatura femenina’ y esto tiene una connotación patriarcal. Si decimos ‘escritura de mujeres’ llevamos la discusión a otro lado. El hecho de que muchas mujeres ganen premios internacionales habla no sólo de calidad, sino de un momento histórico donde están preparadas para escribir desde la tradición, pero también contra la tradición. Para mí es apasionante ver esa explosión en novela, crónica, cuento, áreas de periodismo, me interesa ver cómo se han fundido”.

Festival de Arte y Ciencia. Foto: Archivo Proceso.

Y en seguida menciona en la crónica y periodismo a Alma Guillermoprieto (“La cabeza de mi padre”, 2022 ) y Leyla Guerriero (“Teoría de la gravedad”, 2019), quienes para ella no sólo escriben en primera persona, sino con la crítica a las formas de legitimación. Y continúa con una experiencia reciente de sus alumnos:

—Regresé a dar clases a la Facultad de Filosofía y Letras, y una de las respuestas que me dieron los alumnos del porqué estaban ahí —ante una clase atiborrada—, fue: ‘Porque en toda la carrera no leímos prácticamente mujeres, y nos interesa leerlas y leerlas de otras formas’. Y esto está cambiando.

—¿Va más allá de un 8 de marzo?

—Sin duda, pero también es importantísimo que exista, y que haya existido y exista el MeToo, claro, porque o llegamos todas o no llega ninguna. Se trata de un cambio de mentalidad, de que entendamos que juntos lo vamos a hacer mucho mejor, de ver que no sólo por razones económicas —aunque también—: el hecho no sólo porque hayan ingresado mayoritariamente al área laboral por necesidad, ha implicado que las formas de crianza de los hijos, de entender el trabajo doméstico, de apoyarse entre ambos (ahora hablamos de equipos, ya no nada más de deberes conyugales), habla de que si trabajamos así, vamos a vivir mejor todos, todas.

—Tomando esto en cuenta, ¿hay algo que le preocupe de la UNAM?

—Sí, la UNAM ha sido pionera en muchas cosas, el arte más vanguardista ocurre aquí. Pero también el pensamiento vanguardista, porque somos críticos y autónomos, y eso hizo que la UNAM, de manera muy temprana, tuviera que pensar el asunto de las mujeres muy especialmente y no sólo a través de la retórica. Esto no nació ahora, desde la gestión del rector Graue se hizo una Coordinación de Género, se es sensible, y tiene que ocurrir en las escuelas, en las facultades. También a nivel del arte tenemos que repensarnos, y esto está cambiando la mentalidad de todos. Incluso a nivel de expresiones, simplemente, tratos específicos, censura, displicencia, pero también abuso psicológico y posiciones machistas autoritarias por parte de los profesores y directores de tesis, y de los propios artistas que pensaron que esto no tendría mayor trascendencia. Es el principio apenas, pero por supuesto, estos criterios están cambiando.

—¿Críticas? Porque la UNAM las ha recibido...

—Sí, por supuesto, la primera tiene que ver con la ceguera. Paul Demain habla del “punto de ceguera” que tenemos todos. Yo también estoy necesariamente inscrita en un ámbito, puede ser que haya cosas que no vea porque pertenezco a un momento histórico. Y que en mi caso particular ciertas formas de abuso no lo fueran, pero siendo autocrítica —supongo que algunas se me pueden ir—, he aprendido a lo largo de los años, y porque tengo una hija, pienso que no, que hay que ser intolerante, y que o llegamos todas o no llegamos ninguna como dije antes, y que hay que escuchar, que acompañar y darle el voto de confianza a quien viene y te habla de una de estas formas de abuso.

Y remata sobre el tema de género con la defensa del lenguaje inclusivo, aquel que utilizó también en su presentación a los medios en 2022 durante una entrevista virtual, en donde a pregunta expresa de Proceso sobre el tema dijo que “la lengua misma dirá si esto responde a la efervescencia de un momento”:

“Se desdeña el lenguaje incluyente. Yo pertenezco a la Academia Mexicana de la Lengua, soy sensible a esa crítica, pero también entiendo que hay momentos y lugares donde utilizarlo es hablar de un principio, de un lugar donde te posicionas adrede, aunque suene redundante, cuando dices ‘los, las y les’, o cuando dices ‘nosotros y nosotras’. Entiendo las razones históricas de la simplificación del lenguaje, la economía del lenguaje, y yo misma tengo compañeros escritores a los quiero enormemente y que se pueden reír de esta forma redundante de hablar, pero también es tomar una posición política cuando estás en ciertos foros”.

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