Cultura
Pilar Quintana, la novelista de “La perra”, y su reedición
De paso por México para asistir a la Cátedra Julio Cortázar de la Universidad de Guadalajara, la colombiana reedita en Alfaguara, tras varios premios internacionales, esta novela (2018). Aborda en ella “los anhelos incumplidos, los sueños no consumados”.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Justo cuando los animales de compañía se han convertido, en algunos casos, en elementos fundamentales en la convivencia de solteros, parejas y familias con estatus de “perrhijos”, la novela La perra de Pilar Quintana roza el concepto para darle una vuelta de tuerca al tema y cuestionar las relaciones humanas.
“Yo que fui una niña que creció en un momento en donde los perros vivían de la puerta hacia el patio de la casa; si me hubieran dicho que en el futuro se les festejaría un cumpleaños me hubiera echado a reír, era inconcebible”, dice Quintana (Cali, Colombia, 1972) a Proceso.
La autora se encontró brevemente en nuestro país para formar parte de un diálogo convocado por la Universidad de Guadalajara, a propósito de las tres décadas de la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar, relató vía telefónica. Y situó su novela corta en algún lugar lejano, inspirándose en una zona con “aires” muy similares a los que vivió en su niñez, lo cual le ayudó a profundizar en la historia.
En este caso, a partir de temas como la pareja, la desigualdad, los deseos maternos, el machismo, factores asociados a la salud mental.
El volumen, que data de 2018, se acaba de reeditar en Alfaguara con una nueva portada a cargo de Santiago Guevara, reveladora de una sensación de tensión e incertidumbre, elementos que se descubren a lo largo de la obra. Todo ello en el marco de un “segundo aire” por parte de la editorial debido al éxito del libro, entre ellos los premios Biblioteca de Narrativa Colombiana, el English PEN Translates Award y el LiBeraturpreis en Alemania.
Se lee en la contraportada de La perra:
“En un pequeño pueblo del Pacífico donde confluyen la belleza y la violencia de la región y conviven, separados, la riqueza y la pobreza, los blancos y los negros, tiene lugar la historia de Damaris.
“Damaris, una negra del Pacífico ya en la madurez, lleva muchos años viviendo con Rogelio. Su turbulenta relación ha estado marcada por la búsqueda infructuosa de un hijo: prueban de todo, y aun así Damaris no consigue quedar embarazada. Perdida toda esperanza, Damaris encuentra una nueva ilusión cuando se le presenta la oportunidad de adoptar una perra. Esta nueva e intensa relación con el animal será para Damaris la experiencia que la obligará a reflexionar sobre el instinto y la maternidad”.
Cuestionada sobre cómo ve la historia a la distancia tras su reedición, en la cual Quintana dijo haber estado muy involucrada y sentirse orgullosa, comentó:
“Me produce asombro. Yo escribí la novela a partir de elementos en los que pensé: ‘si la historia le gustaba a mis cuatro mejores amigos y a mis padres, ya triunfé’, pero resulta que ha tenido una larga vida, traducido a múltiples idiomas y en conexión con mucha gente. La encuentro muy terminada en relación a la nueva portada.
“La perra forma parte de un universo narrativo muy mío, no me es ajeno, esos personajes están ahí para mí, no hay nada que quisiera cambiarle a la distancia”.
--¿Cómo describe ese universo narrativo?
--Como una literatura intimista, no trata de explicar la historia de Colombia, ni el conflicto colombiano, son los miedos bajo los que vivimos todos, los anhelos incumplidos, los sueños no consumados. Parece que la trama transcurre en un lugar muy lejano, incluso para los colombianos, lejos de la cultura hegemónica, en una zona olvidada y a la que es difícil llegar, pues sólo se llega en lancha, tiene esa particularidad, pero a la vez está esa cercanía con elementos y sentimientos.
“Me comentaron que una editora europea dijo que le encantó por el ‘terror sudamericano’. Fue una etiqueta que no me molestó, me dije: ‘ah, así nos ven’, y puedo entenderlo porque hablo de una selva oscura, un mar que escupe gente, unos animales que te chupan, una naturaleza al acecho, y un personaje que descubre a la bestia dentro de ella. Jamás diría que es un ‘terror sudamericano’, pero se me hizo curioso cómo la pueden percibir asociada al terror”.
--Parece que sucede en un lugar lejano, como bien dice, y se lee en ocasiones con distancia, pero a la vez está la cercanía a sentimientos como la soledad, la duda o la pérdida, que no son ajenos a nadie en este mundo.
--Sí, me hacen mucho la pregunta sobre el cambio que se vive ahora, pero ¿en qué medida y para quiénes? Si hablas con una niña del interior de Colombia, seguro es diferente a la vida que tuvo mi mamá, pero para una mujer del pueblo de una zona aislada, sin acceso a internet, puede sentirse tan oprimida como le pudo tocar a mi abuela, y eso está sucediendo ahora mismo.
“Sí, las cosas han cambiado para algunos, pero siempre hay que alejarse del centro para ver si han cambiado para la mayoría. En cambio, hay sentimientos que como dices son compartidos, parece que lo que le sucede a Damaris no es lo que te sucede a ti, hasta que quizá hay algo de ella que no te es ajeno”.
La autora afirmó que en estos días se encuentra leyendo 1984 de George Orwell --“lo tenía pendiente”-- y que desde hace cuatro años, además de escribir y hacer promoción de sus libros, está trabajando como editora de un proyecto del Ministerio de Cultura Colombiano titulado Biblioteca de Escritoras Colombianas, en un rescate de autoras.
Además de que su fascinación con México crece cada vez que lo visita:
“México es de todo mi gusto, siempre he pensado que México y Colombia tienen una muy estrecha conexión. Está la música, la televisión, el cine, ¡vamos!, los colombianos tenemos un 40% de mexicaneidad en nuestro acervo cultural, no hay otra”.
Finalmente, y dado que recientemente se dio a conocer que los derechos de La perra se compraron para un material audiovisual (quizá una serie en desarrollo en alguna plataforma de streaming), comentó su sentir respecto a la literatura llevada a las pantallas, sean de televisión o celulares:
“Yo he sido guionista, me formé como libretista de televisión en Colombia en una época muy distinta en donde sólo había dos canales a nivel nacional y no había más, ni celulares ni nada. Escribí una serie juvenil, y me parece que para un guionista es atractivo hacer un trabajo a partir de obras literarias, te encuentras con una historia que a alguien más le tomó mucho tiempo pensarla.
“Entiendo la idea de llevar la literatura a las pantallas, aunque eso sí, siempre, siempre hay que ir a la fuente original”.