LIBROS
Libros/Recuento de letras: Fractura
Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición se volvió mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Guadalupe Nettel (1973) es una autora mexicana de cuentos, novelas y ensayos. Ha recibido entre otras importantes distinciones el Premio Anna Seghers en 2009 -establecido por la escritora alemana para incentivar a los jóvenes literatos latinoamericanos y germanos-, el Premio de Narrativa Breve Ribera del Duero en 2013 -por el libro de cuentos: El matrimonio de los peces rojos-, y en 2014 el Premio Herralde -por la novela Después del invierno-. Este año dio a conocer la colección de cuentos: Los divagantes (Ed. Anagrama. Col. Narrativas hispánicas n.º 719; Barcelona, 2024. 168 págs.).
La obra está integrada por ocho relatos:
“La impronta” es la historia de una joven que accidentalmente descubre hospitalizado a un tío desdeñado. Decide acompañarlo y al poco tiempo los familiares saben de la relación afectiva que han establecido, se hacen presentes e impiden cualquier contacto. En “La cofradía de los huérfanos”, el personaje busca a los familiares de sus compañeros de orfanatorio y se percata de que no todos los encuentros serán afortunados.
“Jugar con fuego” ocurre durante la pandemia y retrata las situaciones emocionales que se dieron durante el confinamiento en una familia. Ante las tensiones, los padres deciden salir al campo con los hijos y son atrapados por un incendio que los cambiará. “La puerta rosada” trata de un suceso fantástico en donde un hombre que se siente insatisfecho de su relación matrimonial prueba unos dulces que cambiarán su destino. Así regresa en el tiempo, pero mantiene sus recuerdos y experiencias que lo inquietan.
“Un bosque bajo la tierra” narra la relación de una familia con la enorme araucaria que se encuentra en el jardín de la casa. El tiempo y una enfermedad empiezan a extinguirla y llevan a la autora a reflexionar sobre la relación que han tenido con ese árbol desde tiempo atrás. “La vida en otro lugar” versa sobre una pareja que elije un departamento en Barcelona. A él no le gusta, deseaba la otra opción que tenían. Es tal su obsesión que cuando puede, va al lugar deseado, se imagina cómo vivirían y descubre que el arrendatario es un conocido. La relación con él desencadenará una serie de sucesos inquietantes en donde empieza a realizar sus afanes.
“Los divagantes” relata la llegada de los exiliados a México huyendo de las dictaturas. Así como la añoranza que tienen de regresar. “Sopor” habla del impacto de la pandemia en las nuevas formas de trabajo y en la vida sentimental de los sujetos por los distanciamientos. También de la rebelión que causa y lleva a crear nuevas convivencias.
En Los divagantes Guadalupe Nettel reflexiona sobre la fractura. Los seres viven en sociedades formadas por instituciones que imponen valores, costumbres, tradiciones y crean cierta regularidad. Sin embargo, la propia existencia tiene desviaciones que rompen la normalidad. Tal fue el caso de la pandemia que modificó las relaciones familiares y laborales, entre otras. También sucede cuando los sujetos, al no poder realizar sus deseos, buscan satisfacerlos de otras maneras o, inconscientemente, realizan actos con los que los sacian.
A pesar de estas variaciones, Guadalupe Nettel indica que la esencia de la familia se mantiene, por los sentimientos que irradia y que constituyen las raíces de la cultura. En el cuento “Un bosque bajo la tierra” lo indica cuando se adentra en las raíces de la araucaria: “…se extendían por los pasillos y los cuartos de la casa, los cuerpos de todos los miembros de mi familia, incluidos los de mis abuelos. Entraban por las plantas de mis pies y subían por mis piernas y mi torso para volver a salir por mis ojos y mi boca. Constituían un intrincado laberinto, invisible pero real, una suerte de bosque subterráneo que nos unía a todos.”
Asimismo, existe una parte instintiva en los sujetos que lleva a la conservación de los espacios y ambientes esenciales. Nettel utiliza el símil de los albatros en el cuento “Los divagantes” para explicar cómo los emigrantes buscan regresar naturalmente a su lugar de origen. Escribe: “…el instinto, esa fuerza apenas comparable con el destino, obliga a los albatros a regresar y establecerse no sólo en su país, sino a pocos metros del lugar de su nacimiento.”
De esta manera, con los sentimientos y los instintos, algunas mujeres y hombres reconstruirán una sociedad más amable. Así lo plantea en el cuento “Sopor” en donde dice: “Hubo (…) quienes… optaron por rebelarse contra el sistema y vivir de una forma menos controlada. Grupos enteros de personas se escaparon al campo y en lo más profundo del bosque levantaron comunidades clandestinas”.
En Los divagantes Guadalupe Nettel inquieta con sus historias desconcertantes y sorprendentes que invitan a reflexionar sobre la fractura y sus consecuencias.