Sonora
Nueva fuga en Cereso de Hermosillo expone abandono del sistema penitenciario
Es el mismo penal del que se fugó, en mayo pasado, “El Ponchis”, líder criminal de “Los Salazar”, por lo que el hecho pone en entredicho las condiciones de seguridad con las que cuenta el Cereso.HERMOSILLO, Son., (apro) .- Una nueva fuga del Centro de Readaptación Social (Cereso) I, ubicado en Hermosillo, Sonora, se presentó el lunes 25 de agosto. De acuerdo con fuentes cercanas a la investigación iniciada para su recaptura, se trata de la segunda fuga del año protagonizada por un interno de baja peligrosidad.
Es el mismo penal del que se fugó, en mayo pasado, “El Ponchis”, líder criminal de “Los Salazar”, por lo que el hecho pone en entredicho las condiciones de seguridad con las que cuenta el Cereso.
Condiciones que, según el vocero del Comité Ciudadano de Seguridad Pública de Sonora, se desprenden de una serie de carencias estructurales presentes en Sonora y en el resto del país.
“En términos de visibilidad, desafortunadamente, lo que traemos más perdido es lo que está pasando en las cárceles, y solamente nos enteramos cuando hay estos eventos, pero hay situaciones muy graves en las cárceles, como exponen los diferentes informes que se han presentado”, dijo a Proceso Marco Paz Pellat.
Es así que hablar del combate a la inseguridad, de acuerdo con el mencionado vocero, pasa por diferentes estadios como la prevención, la contención, la detención y la readaptación: cada uno bajo diferentes instituciones. En el último caso la situación dista de ser coyuntural y alentadora.
“Número uno: hay sobrepoblación; están más allá de las capacidades que tienen las cárceles en su diseño. Entonces, por lo mismo, el proceso de readaptación se hace en condiciones adversas. No tienen las suficientes celdas, no hay los suficientes talleres, no hay, a veces, la comida básica y los servicios de atención, como de salud, que deberían de tener”.
Agregó: “Por otro lado, también tienen deficiencias en el personal que opera dentro de las dentro de las cárceles: no hay suficientes celadores, hay deficiencias en la infraestructura, muchas celdas no tienen ni las cerraduras básicas. Hay una situación de infraestructura también muy deteriorada”.
Esto último es lo que estaría detrás del problema de inseguridad que se vive en el Cereso 1 de Sonora, pues las carencias infraestructurales pasan por lo “obsoleto” del método de pase de lista que se utiliza para el control de los internos.
“Hemos tenido casos donde detenidos han sido suplidos por otras personas”, dijo el especialista, lo que a su vez expone la falta de control biométrico.
Si a lo anterior, de corte presupuestal, infraestructural y hasta tecnológico, se suma la corrupción presente al interior de este y otros penales –lo que se traduce a que familiares de personas recluidas tengan que gastar grandes sumas de dinero para otorgarles condiciones aceptables al interior–, se asoma una situación de mayor gravedad, cuyas soluciones son complejas y requieren, incluso, un cambio de paradigma en el financiamiento y la operación de los centros de readaptación social.
“Yo te diría que la forma más sencilla de decir lo que está pasando en el sistema penitenciario a nivel nacional y estatal es el caos y el abandono que lejos de readaptar, a veces se convierte en un centro de operaciones renovadas de los grupos criminales”, advirtió Paz Pellat.