Qatar 2022

Detrás de la sede árabe, un juego de espías y extorsión

A unos días de que comience el Mundial, el emir de Qatar denunció que una campaña de Occidente busca ensuciar la imagen de la nación árabe. Pero en realidad se trata de investigaciones de periodistas que revelaron el uso de una red mundial de espionaje para evitar que le quitaran la sede mundialista
viernes, 18 de noviembre de 2022 · 18:30

A unos días de que comience el Mundial, el emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, denunció que una campaña de Occidente busca ensuciar la imagen de la nación árabe. Pero en realidad se trata de investigaciones de periodistas suizos, británicos y estadunidenses que revelaron el uso de una red mundial de espionaje –ordenada desde Doha– para evitar que le quitaran la sede mundialista por las violaciones a los derechos de migrantes y mujeres. La red también buscó lavar la imagen de la nación árabe mediante el uso de información comprometedora de los opositores de Qatar para chantajearlos. 

París (Proceso).– El emir Tamim bin Hamad Al Thani ya está perdiendo la paciencia. Desde su designación como sede del Mundial no aguanta más las críticas contra Qatar sobre corrupción, esclavitud de trabajadores extranjeros y violación de derechos de la mujer y de las minorías sexuales.

El 25 de octubre último el monarca salió de su altanero silencio al inaugurar la sesión anual del Consejo de la Shura (cuerpo legislativo con poderes limitados dentro de la monarquía qatarí).

“Desde que obtuvimos el honor de albergar el Mundial, Qatar se ha visto sometido a una campaña sin precedente, a la que ningún país anfitrión se ha enfrentado jamás”, denunció al principio de su discurso.

Y siguió diciendo, enigmático: “Pronto nos quedó claro que la campaña tiende a continuar y expandirse para incluir invenciones y dobles raseros, tan feroces, que lamentablemente han llevado a muchas personas a cuestionar las verdaderas razones y motivos detrás de esta campaña”.

Mucho más explícito, el jeque Mohammed bin Abdulrahman al Thani, ministro qatarí de Relaciones Exteriores, dijo en entrevista con el vespertino Le Monde el viernes 4: “Las razones aducidas para boicotear el Mundial no tienen sentido. Hay mucha hipocresía en esos ataques, que ignoran todo lo que hemos conseguido (en materia de derechos humanos y laborales)”.

Insistió en que “hace unos días leí que Qatar no está listo intelectual y culturalmente para organizar el Mundial. ¿Acaso semejante racismo es aceptable en la Europa del siglo XXI? El futbol pertenece a todo el mundo. No es un club reservado para las élites; 450 millones de árabes están encantados de que por fin la Copa del Mundo se celebre en su región”.

Las acusaciones veladas o directas de los dirigentes qataríes no impresionaron en lo más mínimo a los reporteros suizos y británicos que publicaron sucesivamente, el miércoles 2 y el sábado 5, investigaciones demoledoras sobre operaciones de espionaje de gran envergadura que, aseguran, fueron orquestadas por Qatar a lo largo de una década.

Firmado por Leo Eiholzer y Andreas Schmid, dos reporteros de la SRF (Schweitzer Radio und Fernsehen), importante cadena radial y televisiva de la Suiza germánica, el reportaje titulado “Proyecto sin piedad, cómo Qatar espió al mundo del futbol en Suiza” cuenta con 20 páginas y detalla las estrategias de Doha para prevenir cualquier marcha atrás de parte de la FIFA después de la controvertida atribución del Mundial a Qatar. 

Describe también el empeño de las autoridades qataríes en amordazar a los críticos del emirato y pulir su imagen.

“Los documentos demuestran que el país del desierto pretende asegurarse que no escape a su atención el mínimo elemento que pudiera poner en peligro la celebración del Mundial 2022 en Qatar. Su meta es tener un control absoluto sobre todo”, denuncian Eiholzer y Schmid.

“Para lograrlo –continúan–, Qatar contrató a Global Risk Advisors (GRA), una empresa privada estadunidense integrada por exmiembros de servicios de inteligencia de Estados Unidos, y cuyo fundador, Kevin Chalker, es un exagente de la Agencia Central de Inteligencia.

“Suiza era el lugar clave de esa operación de espionaje, puesto que la sede de la FIFA se encuentra en Zurich. Chalker negó todos nuestros alegatos. Qatar no respondió a nuestras preguntas pero, unos días después de que la SRF contactó a uno de sus representantes, el emir denunció una campaña contra su país en un discurso público (en la cumbre anual de la Shura)”, expusieron los periodistas.

De acuerdo con la SRF, Qatar invirtió 387 millones de dólares en esas operaciones de espionaje, y Global Risk Advisors movilizó hasta 66 agentes para realizarlas.

Los reporteros suizos publican partes del “plan de acción” que la empresa estadunidense entregó a sus “clientes” qataríes bajo el título de “Proyecto sin piedad”.

“Vigilancia” extrema 

El primer blanco de los espías es Peter Hartigay, quien empieza a recibir correos electrónicos sospechosos a partir del 5 de enero de 2012. Asesor de Joseph Blatter cuando éste se desempeñaba como presidente de la FIFA, y luego de Frank Lowy, expresidente de la Federación Australiana de Futbol, Hartigay –de nacionalidad suiza– cuenta con una amplísima red de contactos en el ámbito futbolístico internacional.

Después de haber detectado repetidos intentos de vulnerar su computadora con software de espionaje, Hartigay presentó una demanda ante la justicia suiza, cuyos investigadores no tardaron en identificar una empresa de informática de la India, Appin­ Security, oficialmente especializada en servicios jurídicos y de protección contra piratería electrónica. 

En realidad, explica la SRF, Appin Security brinda servicios de “hacking de alquiler” a sus clientes. Según se desprende de informes confidenciales en poder de Leo Eiholzer y Andreas Schmid, los hackers indios contratados por Global Risk Advisors buscaron piratear la base de datos de Hartigay para comprometer a Frank Lowy, opositor a la celebración del Mundial en Qatar. Rastrearon, entre otros documentos, información embarazosa sobre el papel de ese último y de Hargitay en la atribución del Mundial a Rusia en 2018, que tuvo lugar el 2 de diciembre de 2010, al mismo tiempo que la designación de Qatar para la Copa de 2022.

Entre las revelaciones explosivas de los periodistas suizos destaca también el rol esencial del qatarí Hassan al Tawadi, actual secretario general del Comité Supremo para la Organización y el Legado de la Copa del Mundo de Futbol, en las operaciones de espionaje de Proyecto sin Piedad.

Blatter. Juego sucio. Foto: AP

Según la SRF, antes de asumir junto con altos mandos de la FIFA la responsabilidad de la organización del Mundial, Hassam al Tawadi ya tenía estrechos contactos con el máximo organismo del futbol mundial, lo que significa que durante años colaboró con la cúpula de la FIFA al tiempo que supervisó los operativos de espionaje contra sus integrantes.

Más grave aún, Eiholzer y Schmid aseguran que la misma FIFA estaba al tanto de ese espionaje y que no hizo nada para defenderse.

Entrevistado al respecto, después de la publicación de la investigación de la SRF, Joseph Blatter, que fue espiado al mismo tiempo que las demás altas autoridades de la FIFA, comentó escuetamente: “Me asombró enterarme de ese caso de espionaje en el seno de la federación. Me inquieta”.

Muchísimo más fuerte fue la reacción de Theo Zwanziger, presidente de la Federación Alemana de Futbol de 2006 a 2012 y miembro eminente del Comité Ejecutivo de la FIFA hasta 2015.

Sumamente hostil a la celebración de la Copa del Mundo en el emirato del Golfo Pérsico –Zwanziger calificó a Qatar de “cáncer del futbol mundial”–, el influyente dirigente deportivo alemán fue objeto de un plan específico de espionaje –el Project Riverbed– que costó 10 millones de dólares a Qatar, aseguran los periodistas suizos. Neutralizarlo era esencial, expusieron los periodistas.

Los hackers indios subcontratados por Global Risk Advisors vigilaron de cerca a toda su familia, interviniendo celulares y computadoras, y buscaron presionar de distintas maneras a sus contactos en el mundo para hacerlo cambiar de parecer sobre Qatar.

Lograron muy parcialmente su objetivo, señalan Eiholzer y Schmid, quienes hablaron con Zwasiger en el contexto de su investigación. Éste último reconoció que los integrantes del grupo de trabajo que dirigía insistían en la necesidad de criticar menos a Qatar y enfatizar más en sus “esfuerzos”. 

“Es un escándalo. Los responsables de la FIFA tendrán que intervenir. Y el primero en reaccionar debe ser el presidente Gianni Infantino. Pero obviamente no lo hará porque es un vasallo de Qatar”, dijo en clara alusión al hecho de que Infantino lleva un año radicando en Qatar con su familia, so pretexto de supervisar los preparativos del Mundial. 

Ya se le ve muy poco en Zurich, pero aparece a menudo al lado del emir Tamim bin Hamad al Thani, ambos hombres muy sonrientes en ceremonias públicas o asistiendo a carreras de la Formula 1, denuncia la prensa helvética.

De acuerdo con los documentos a los que tuvieron acceso los periodistas suizos, puede afirmarse que antes de llegar al trono en 2013, y después de asumir el poder, el emir encargó personalmente el hackeo de las conversaciones telefónicas y de los mensajes de texto a miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA.

Entre varios otros blancos de Global Risk Advisors destaca la Confederación Sindical Internacional (CSI), fundada en 2006, que representa a 200 millones de trabajadores afiliados a 332 organizaciones en 163 países.

La CSI lleva años denunciando las terribles condiciones de trabajo impuestas a centenares de miles de obreros extranjeros reclutados para construir la infraestructura del Mundial.

“Al final de 2015 la CSI fue víctima de un cibertataque en el cual los hackers piratearon el correo electrónico de la vocera de la Confederación. Poco tiempo después unas versiones alteradas de los correos internos de la organización fueron filtrados a la prensa. El ataque llevaba las huellas de Global Risk Advisors”, aseveran Leo Eiholzer y Andreas Schmid.

Los periodistas consiguieron documentos en los cuales GRA asegura a sus “clientes” que la Confederación Sindical es tan peligrosa para Qatar como algunos miembros del consejo ejecutivo de la FIFA o integrantes del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes, integrada por Baréin, Kuwait, Omán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.

“Los espías de Global Risk Advisors elaboraron un panorama detallado de las relaciones de cada Estado miembro de esa organización regional árabe con la FIFA.”

Chalker. Espionaje al servicio de Doha. Foto: www.zoominfo.com

Pinza periodística

Una semana antes de la publicación de “Proyecto sin piedad, cómo Qatar espió al mundo del futbol en Suiza”, la agencia noticiosa AP publicó su propia investigación sobre Global Risk Advisors, en la cual revela que Kevin Chalker es actualmente investigado por el FBI. 

La Oficina Federal de Investigación sospecha que el fundador de GRA empleó métodos ilegales para fortalecer la influencia de Qatar en Estados Unidos.

La investigación del Sunday Times y de The Bureau of Investigative Journalism (TBIJ), asociación de reporteros independientes con sede en Londres, publicada el sábado 5, describe a su vez “cómo Qatar pirateó el Mundial de Futbol”.

Al igual que los periodistas suizos, los británicos aseguran que el emirato encargó una operación mundial de espionaje a una empresa india especializada en técnica de phishing, práctica que consiste en engañar a alguien para que teclee su contraseña en una web fraudulenta.

No mencionan a Appin Security, compañía señalada por sus colegas suizos, sino a WhiteInt Consulting, una de las empresas creadas por Aditya Jain, un experto en informática de la India presentado como el cerebro de las operaciones de espionaje. 

Los reporteros británicos aseguran haber engañado a Jain, haciéndose pasar por investigadores privados deseosos de contratarlo y que, una vez en confianza, éste les confirmó que había hackeado a “individuos de alto nivel en relación con la FIFA a solicitud de Jonas Rey”. Rey, radicado en Suiza, era el contacto entre los hackers de la India y Qatar, según el Sunday Times.

La investigación británica, al igual que la suiza, insiste en que la meta perseguida era espiar a dirigentes políticos y deportivos, periodistas de investigación y abogados considerados hostiles al emirato del Golfo Pérsico.

La lista de las víctimas de los piratas cibernéticos es bastante larga. Abarca, entre otros personajes importantes, a Ignazio Cassis, presidente de Suiza; Philip Hammond, exministro de Finanzas de Gran Bretaña; Pervez Musharraf, expresidente de Pakistán.

Aparecen también los nombres de Chris Mason, jefe de la redacción política de la BBC; Jonathan Calvert, responsable del departamento de investigación del Sunday Times­ y coautor de The Ugly Game: the Qatari Plot to Buy the World Cup (El juego repugnante: el complot qatarí para comprar la Copa del Mundo). 

Calvert reveló en 2019 la existencia de un contrato firmado en 2010 entre Al-Jazeera y la FIFA, contrato que selló la venta de los derechos televisivos de los Mundiales de 2018 y 2022 a la cadena qatarí por 300 millones de dólares y el pago de un bono extra de 100 mil dólares si Qatar lograba ser sede del torneo.

De igual manera figura entre los blancos de los piratas indios Yann Philippin, periodista de Mediapart, diario digital francés de referencia que lleva años cubriendo las investigaciones judiciales galas del llamado Qatargate. 

Philippin sufrió varios cibertaques en enero de 2020 y presentó una demanda judicial a principios de 2021, que fue archivada por la justicia gala por falta de pruebas.

“Jugador” clave

El nombre de Michel Platini, ardiente defensor de la candidatura de Qatar, llama la atención en esa lista de “objetivos” de los hackers. El hecho, sin embargo, no es tan asombroso como puede parecer a primera vista.

Excapitán de la selección francesa (1979-1987), expresidente de la UEFA (2007-2015) y excandidato a la presidencia de la FIFA, suspendido de sus funciones en 2015 por corrupción, Platini es un personaje clave en la designación de Qatar como sede del Mundial 2022.

Según denuncias periodísticas, en particular de Le Monde y Mediapart, esa designación se decidió en realidad el 23 de noviembre de 2010 en el Palacio del Eliseo, durante una comida en petit comité organizada por el entonces presidente Nicolas Sarkozy, a la que fueron invitados Tamim bin Hamad al Thani, en ese entonces príncipe heredero de Qatar, y Platini.

El acuerdo entre los tres hombres, aseguran ambos medios, fue sencillo: Platini se comprometió a votar, en nombre de la UEFA, en favor de Qatar; Sarkozy obtuvo que Qatar comprara el equipo de futbol París Saint Germain en plena decadencia en ese entonces, así como aviones de combate, y Qatar ganó su tan deseada sede mundialista.

La justicia francesa, que investiga ese acuerdo secreto desde 2016, convocó a Platini el 18 junio de 2019 y fue precisamente en esas fechas cuando el exhombre fuerte del futbol mundial sufrió cibertaques.

Según deducen los investigadores del Sunday Times y de TBIJ, los “clientes” qataríes de Aditya Jain y Jonas Rey ansiaban saber cómo “su gran aliado” se aprestaba a enfrentar los interrogatorios judiciales.

Voceros del gobierno qatarí descalificaron las acusaciones británicas. Jonas Rey niega haber coordinado operaciones de espionaje informático y acusa al Sunday Times de haber falsificados informaciones para desacreditarlo. En tanto, Gianni Infantino sigue callado. 

El domingo 20 el partido Qatar contra Ecuador abrirá la Copa del Mundo 2022 en el deslumbrante estadio Al Bait, cuyo diseño replica las “bayt al sh’ar”, las jaimas (carpas) que los nómadas de Qatar han usado a lo largo de su historia.  

Reportaje publicado en el número 2402 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 13 de noviembre de 2022. 

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