Mondiacult

Mondiacult, “luz en la penumbra”: Juan José Bremer

Para el representante del país ante la UNESCO, ya era hora de que la comunidad internacional reflexionara colectivamente sobre lo ocurrido en las cuatro últimas décadas. Habla sobre Mondiacult, la reunión de gobernantes de Cultura de 160 naciones que México organiza esta semana.
domingo, 2 de octubre de 2022 · 14:36

Para el representante del país ante la UNESCO, ya era hora de que la comunidad internacional reflexionara colectivamente sobre lo ocurrido en las cuatro últimas décadas. Habla sobre Mondiacult, la reunión de gobernantes de Cultura de 160 naciones que México organiza esta semana. Por lo alto, el exdirector de Bellas Artes coloca la revalorización de la cultura como bien público mundial, y es que en la primera reunión, en 1982 en México, cuajó la idea de las políticas culturales con dimensión social. Ahora el consenso no será fácil por la polarización. “No se debe sacrificar a la cultura”, dice, y para él la educación artística infantil “es el beso a la bella durmiente”.

PARÍS (Proceso).–Juan José Bremer, representante permanente de México ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), enfatiza en víspera de la Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales y Desarollo Sostenible que la capital azteca se apresta a albergar del 28 al 30 de este mes:

“No podemos darnos el lujo de que la polarización irrumpa en una reunión tan importante como Mondiacult 2022. La tensión y la confrontación geopolítica que hoy se viven no deben paralizar a la UNESCO.”

Ya confirmada la participación física de las más altas autoridades culturales de 160 de los 193 países miembros, y de un centenar de representantes de organizaciones no gubernamentales, el embajador Bremer se nota entusiasta pero algo preocupado.

–¿Se ha logrado mantener fuera de Mondiacult el conflicto entre Rusia y Ucrania?

–Hasta el día de hoy y a estas horas, sí –contesta, prudente.

–¿Ambos países confirmaron su participación?

–Hasta hoy y a estas horas está confirmada la presencia de altas autoridades del Ministerio de la Cultura de la Federación de Rusia en nuestro país. Por su lado Oleksandr Tkachenko, ministro ucraniano de la Cultura, participará en la cumbre por videoconferencia.

–Desde la anexión de Crimea por Rusia en 2014 y, más aún, desde la invasión rusa a Ucrania el pasado 24 de febrero, se han multiplicado sanciones de toda índole contra Moscú. ¿Hubo presiones para impedir la presencia de la delegación rusa en Mondiacult o marginarla?

–Que yo sepa, no. De todos modos, tanto para México, país huésped, como para el Secretariado de la UNESCO, con el cual trabajamos en estrecha colaboración, la regla es sencilla e inalterable: todo miembro de la organización tiene derecho a participar en Mondiacult. Y es con ese espíritu que hemos desarollado nuestra densa labor preparatoria de la cumbre desde diciembre de 2019 hasta ahora. Es decir, antes de la guerra y después de su inicio.

–¿Ninguna presión entonces?

–A mi nivel, no. Ni a nivel de mis colabo­radores de la representación de México. Creo que las partes en conflicto han entendido que México y el Secretariado de la UNESCO no sólo no excluyen a nadie, sino que llevan meses desplegando sus máximos esfuerzos para que Mondiacult logre consensos y desemboque en una declaración final sustancial. En el momento que vivimos, lograr consenso es fundamental.

–Concretamente, ¿qué impacto puede tener una declaración final consensuado sobre políticas culturales en este periodo de graves tensiones internacionales?

El embajador Bremer se acomoda en su sillón. Detrás de su espalda luce la Torre Eiffel en el amplio marco del ventanal de su oficina.

–Estoy convencido de que las organizaciones internacionales son indispensables y que no podemos prescindir de ellas –asegura en tono firme–. Hace unos días el presidente Macron dijo que el orden internacional se estaba desmoronando. ¡Pero no podemos permitir eso!

–¿Y que puede hacer Mondiacult al respecto?

–Dar el ejemplo. Sabemos que muchos foros internacionales están actualmente paralizados por la polarización. El hecho de que en un contexto geopolítico tan complejo la UNESCO tenga la capacidad de juntar en México a la gran mayoría de sus países miembros, a representantes de organismos intergubernamentales y de organizaciones de la sociedad civil, y que todos logren consensos sobre temas importantes en el campo cultural, será capital. Así demostraremos que es posible rebasar tensiones para avanzar. Será un ejemplo notable de consenso alcanzado en un organismo internacional. No es tan frecuente actualmente.

–Entiendo su optimismo, pero…

–Sé lo que me va decir… –se adelanta Juan José Bremer–. Es cierto queMondiacult no puede impedir lo que está pasando actualmente entre Ucrania y Rusia, ni remediarlo. Pero el solo hecho de reunir a participantes herederos de historias, culturas y religiones tan distintas, de hacerlos dialogar y de ponerlos de acuerdo sobre puntos concretos, demuestra que sí se puede avanzar colectivamente, y que eso sólo es posible en el seno de organismos internacionales.

Juan José Bremer se interrumpe brevemente, reflexiona unos segundos y confía:

“Eso lo discuto mucho con amigos intelectuales que se muestran bastante escépticos ante las labores de los organismos internacionales. A todos les suelo recordar la frase de Dag Hammarskjöld, que fue el segundo secretario general de la ONU (de 1953 a 1961). Cuando uno lo cuestionaba sobre la utilidad de las organizaciones internacionales, contestaba: ‘Estas instituciones no se han creado para llevarnos al cielo, sino para sacarnos del infierno’.”

Bremer se vuelve inagotable cuando habla de los pormenores de Mondiacult 2022. Recuerda que México tomó la iniciativa al proponer la celebración de esa cumbre durante la Conferencia General de la UNESCO en noviembre de 2019. Lo hizo en el Foro de Ministros de Cultura que se llevó a cabo en paralelo a la Conferencia General.

Según cuenta, la propuesta fue aceptada unánimamente, y pronto confirmada y formalizada por el Consejo Ejecutivo de la organización.

Pero también recuerda que el primer Mondiacult “se llevó a cabo en nuestro país en 1982, y en esa cumbre la comunidad internacional dio un gran paso adelante –enfatiza–. En ese entonces yo estaba en (la dirección de) Bellas Artes y fui testigo de su importancia”. (ver Recuadro)

–¿Y cuál fue esa importancia?

–El concepto de política cultural es un concepto moderno. Durante siglos la cultura fue esencialmente elitista, a la merced del príncipe. La sociedad prácticamente no existía ni como actor cultural ni como destinataria de la cultura. El cambio se dio paso a paso. Pero fue en México y en Mondiacult 1982 que cuajó la idea de que las políticas culturales tenían una dimensión social, de que la sociedad era tan fundamental como los creadores y los artistas.

Después de un breve silencio, precisa:

“Fue por eso que resultó altamente simbólico que México convocara a un segundo Mondiacult para actualizar las políticas culturales en nuestro mundo globalizado. Ya era hora de que la comunidad internacional reflexionara colectivamente sobre todo lo que ha ocurrido en las cuatro últimas décadas, sobre la vertiginosa revolución tecnológica, la irrupción del mundo digital, de las redes sociales y de las nuevas formas de comunicación en nuestras sociedades. Sin olvidar el impacto que tienen sobre ellas el cambio climático y las pandemias.”

Después de recordar que el proceso preparatorio de Mondiacult absorbió gran parte de su tiempo en los 20 últimos meses, y de insistir sobre la realización de numerosas consultas regionales, “indispensables para determinar las prioridades de la cumbre”, el embajador reconoce que lograr consensos sobre estas prioridades fue una tarea ardua.

–¿México como país huésped tuvo la posibilidad de ejercer una cierta influencia en la selección de estas prioridades?

Bremer se endereza en su sillón.

–Tácitamente el país sede tiene una voz importante, pero fuimos muy cautelosos porque no queríamos herir susceptibilidades. Como toda institución, la UNESCO congrega a países representados por seres humanos… y ya sabe usted…

Mirada irónica del embajador, quien se abstiene de dar ejemplos de “susceptibilidades” y se complace en subrayar “el espíritu de colaboración que animó al grupo regional de América Latina y el Caribe, presidido por la secretaria Alejandra Frausto Guerrero”.

Según recalca, Mondiacult se fija cuatro objetivos principales:

l El reforzamiento de la gobernanza cultural.

l       El papel transversal de la cultura para un desarrollo sostenible.

l       La promoción y la protección del patrimonio cultural.

l       El impulso a la economía creativa a través de la formación, la creación de oportunidades y la generación de empleos.

–Listados así estos grandes ejes suenan fríos, casi abstractos.

Concretamente, ¿cuáles son los temas que deben aparecer en la declaración final para que Mondiacult 2022 sea considerado como un exito y un paso adelante?

–Le voy a anticipar algunos. En primera instancia, la revalorización de la cultura como bien público mundial.

–Es decir…

–Reiterar que la cultura pertenece a la vida social y que eso implica poner particular énfasis en la educación artística. Hace falta desarrollar más la educación de los niños en el ámbito cultural. Ahí está la siembra. La escuela debe permitir la eclosión de vocaciones artísticas, pero también dar a todos la capacidad de disfrutar y valorar la cultura. Para mí la educación artística es el beso a la bella durmiente.

–¿Qué más?

–Brindar apoyo a los artistas y profesionales de la cultura que fueron duramente golpeados por la pandemia de covid-19. Asegurar una protección más eficiente de los derechos colectivos. Involucrar directamente la cultura en la lucha contra el cambio climático, y determinar su papel en el desarrollo sostenible.

–Es difícil no aplaudir estas recomendaciones. Pero se vislumbra una crisis económica global de gran envergadura, que amenaza con penalizar los presupuestos dedicados a la cultura y a la educación en el mundo entero.

–Es lo que se va a discutir también. Enfrentamos las consecuencias de una acumulación de crisis –sanitaria, climática, energética y geopolítica con la guerra ruso-ucraniana– que genera una inflación posiblemente devastadora, y que afectará duramente las clases sociales más frágiles. Pero no se debe sacrificar a la cultura.

Nuevo breve silencio:

“Mondiacult se realiza en un momento internacional de penumbra. El ánimo colectivo actual es de profunda preocupación, y en ciertos casos casi de desesperanza. Y por eso mismo Mondiacult cobra aún más importancia. Es una luz en la penumbra y va resultar más importante de lo que se piensa. Si no estuviera convencido de lo que le estoy diciendo, no estaría acá.”

–Puede ser terrible encender una esperanza y luego ver cómo se apaga por falta de medios económicos…

–No se olvide de la frase de Hammarskjöld y tampoco se olvide de que la UNESCO realiza una labor de fondo y avanza a pasos lentos.

–La preservación del patrimonio cultural aparece como una de las grandes prioridades de Mondiacult.

–Y lo es. Eso implica luchar con más determinación contra el tráfico ilegal de bienes culturales que se ha disparado en los últimos años, en particular durante la pandemia, con un auge de ventas en el mundo digital.

–En Francia, renombradas casas de subastas, como Sotheby’s, siguen ofreciendo a sus clientes bienes culturales prehispánicos o de la época colonial mexicanos y peruanos, pero también de otros países del continente. Los esfuerzos de las embajadas latinoamericanas con sede en París para oponerse a estas ventas resultan vanos, y vanas las cartas de protestas que publican en la prensa gala.

–Es una batalla de largo trecho. Europa es uno de los grandes centros del comercio de obras de arte, y las legislaciones varían de un país a otro.

Juan José Bremer menciona el caso de Bélgica, país en el que la leyes ofrecen más margen de acción a la Embajada de México. Según cuenta, apoyados por las autoridades judiciales belgas, los diplomáticos mexicanos lograron impedir la venta de piezas arqueológicas prevista para realizarse el pasado 15 de marzo en la Casa Carlo Bonte Auctio de Brujas. Estos bienes fueron restituidos a México el 28 de abril.

“Ese caso es el más reciente y dista de ser el único. Los países afectados por ese tráfico ilícito –entre ellos los latinoamericanos y particularmente México– estamos insistiendo para que la UNESCO vaya creando nuevos paradigmas, como lo hizo para defender los derechos de la mujer o para luchar contra el comercio ilícito de pieles o la trata de animales, por citar sólo unos ejemplos.

–¿Piensan cambiar mentalidades?

–Por supuesto. Y poco a poco lo vamos logrando. Las ONG nos ayudan a movilizar a la opinión pública y a crear conciencia entre los coleccionistas de que no es ético ni estético tener bienes culturales mal habidos.

–¿Con resultados concretos?

–Muchos. Los casos más recientes fueron señalados el 13 de septiembre por la Cancillería, que informó que, desde el pasado mes de abril, México había recuperado 43 piezas arqueológicas, devueltas de manera voluntaria por ciudadanos de Suecia.

“Últimamente coleccionistas europeos –entre los que destacan italianos, españoles, holandeses y alemanes– están restituyendo obras valiosas a nuestro país. Muchos de ellos son herederos de colecciones creadas hace décadas. Pertenecen a una nueva generación con otra mentalidad. Les preocupa la dimensión ética que le señalaba.”

Según documentos que el embajador Bremer entregó a la corresponsal, en los últimos dos años y medio se logró repatriar 8 mil 970 piezas y objetos patrimoniales esparcidos en el mundo, 2 mil 522 de los cuales fueron entregados por coleccionistas de Barcelona, España.

–Otro de los temas destacados de Mondiacult gira alrededor del medio ambiente, de la protección de sitios naturales y arqueológicos, de los estragos que puede causar el turismo de masa. Según sus detractores, entre los que se encuentran expertos del INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) y organizaciones de protección de comunidades indígenas y ecologistas, el proyecto del Tren Maya es incompatible con los objetivos de Mondiacult. ¿Cuál es la posición de la UNESCO al respecto?

–La UNESCO sigue analizando la situación.

–¿Aún no se pronuncia?

–No. Sólo le puedo decir que es un asunto en proceso. La UNESCO está recogiendo todos los puntos de vista que le hacen llegar organismos independientes y ONG, los revisa y pide al gobierno de México respuestas a las interrogantes que plantean.

–Pero en su calidad de representante de México ante la UNESCO, usted seguramente discute del tema con las instancias concernientes.

–No. Ese no es mi papel.

–¿Y cuál es su papel entonces?

–La Representación de México ante la UNESCO es una correa de transmisión. No somos un órgano sustantivo. Mantenemos a México enterado de todas las preocupaciones que puede tener la UNESCO, y comunicamos a la UNESCO las respuestas de las autoridades mexicanas concernientes, esencialmente el INAH y la Semarnat (Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales).

–¿Qué tipo de interrogantes plantea la UNESCO?

–Quiere saber qué tanto ese proyecto afecta al patrimonio registrado, al medio ambiente, a las comunidades, y de qué tipo y grado de afectación se trata…

–Pero todo eso ha sido ampliamente documentado ya.

–Lo único que le puedo decir es que la UNESCO determinará su posición y sus recomendaciones a su debido tiempo.

–De seguir así, el Tren Maya ya empezará a circular antes de que se conozca el dictamen de la UNESCO, y sus recomendaciones corren el riesgo de ser caducas.

–En la Representación nos dedicamos a agilizar el intercambio de información entre México y la UNESCO.

–Tengo unas últimas preguntas que no tienen que ver con Mondiacult 2022. En 2019, México, que es el segundo país latinoamericano que más aporta a la UNESCO (con 2 millones 197 mil 209 dólares, según tengo entendido), no había cumplido su pago. ¿Ya está al corriente? ¿Como maneja usted la Representación en esta época de “austeridad republicana”?

–La contribución de México con la UNESCO y con el Centro del Patrimonio Mundial es en realidad de 4 millones 500 mil dólares y ya no tenemos deudas. Cumplimos cabalmente. En cuanto a la “austeridad republicana”, pues hacemos como todo el mundo: más con menos.

Se ríe Juan José Bremer.

–Usted asumió la representación de México ante la UNESCO en agosto de 2019, luego de un periodo en el cual el gobierno decidió no tener un embajador especial y prefirió tenerlo ante la OCDE. El embajador de México en Francia, Carlos de Icaza, ocupó el doble cargo ante la UNESCO. Luego se sucedieron otros embajadores, algunos con periodos breves, cuya labor no tuvo mucha difusión, como Porfirio Thierry Muñoz Ledo u otros de triste memoria, como Andrés Roemer. ¿Cómo recibió la Representación y cómo diría que se encuentra en estos momentos?

–Uno de los principios que siempre he seguido en mi vida pública es no ocuparme de mis predecesores. Sólo me ocupo del presente. Al salir de Bellas Artes nunca comenté lo que había pasado. Me concentré en mi trabajo de embajador. Lo mismo hago yo ahora. Sólo le puedo decir que en estos momentos México está volviendo a pisar fuerte y a ocupar el lugar que merece en la UNESCO.

–Me acaba de contesta, embajador: Cuando dice que México ha vuelto a ocupar su lugar en la UNESCO, queda sobreentendido que lo había perdido con sus antecesores.

–Eso lo dejo a su interpretación. Lo cierto es que al tomar la iniciativa de convocar Mondiacult 2022, México está donde tiene que estar. Nuestro país fue elegido miembro del Consejo Ejecutivo de la UNESCO para el periodo 2021-2025, y volvió a tener un asiento en el Centro de Patrimonio Mundial. Comparar mi trabajo con el de mis antecesores no sería de buen gusto ni particularmente ético, ¿no cree? 

Reportaje publicado el 25 de septiembre en la edición 2395 de la revista Proceso cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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