josé gil olmos

AMLO: el santo sanador

Seguidor y defensor de AMLO, el padre Solalinde fue más allá en sus declaraciones y aseguró que un presidente como Andrés Manuel López Obrador surge “cada 100 o 200 años”.
lunes, 30 de septiembre de 2024 · 05:00

Andrés Manuel López Obrador será indudablemente uno de los políticos más carismáticos y polémicos de la historia política nacional de este siglo, su personalidad arrastra multitudes y termina con la aprobación más alta de todos los presidentes. Al final de su sexenio mantuvo el paso por todo el país en un andar que muchos de sus seguidores lo consideran parte de una misión mística. A su paso la gente buscó tocarlo en una acción que traspasa los linderos de lo sacro y lo eleva a una figura religiosa que trasciende lo político. Éste es un extracto del libro El pastor de masas. AMLO una religión populista, en el cual se describe el uso de la religión de un personaje histórico que va por los senderos luminosos del héroe y del mito:

Por fe y por una estrategia política y electoral Andrés Manuel López Obrador ha sido el Presidente que más ha utilizado con éxito la religión para sus fines personales.Monástico en su forma de vida, predicador del ejemplo de la verdad, la austeridad y honestidad, luchador social empecinado, lector de la historia nacional y de la biografía de los grandes personajes como Benito Juárez, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador no ha sido moderado en mostrar sus creencias religiosas.

          Al contrario, a lo largo de su vida política las ha mostrado y utilizado como estrategia para lograr sus objetivos, entre ellos el que se ha planteado como artífice de una misión histórica para el país: encabezar la cuarta transformación, equiparable a la Independencia, la Reforma y la Revolución.

          Es decir, ser el punto de referencia de los últimos dos siglos de historia nacional.

          La repetición de parábolas bíblicas en sus distintos discursos, la cercanía con la Iglesia evangélica, el gusto por los rituales tradicionales, el uso de símbolos religiosos y sobre todo el perfil profético con el que anuncia el inicio de una nueva etapa de bienestar para el país, comparándose con figuras emblemáticas de la historia nacional, son elementos esenciales de la personalidad de Andrés Manuel López Obrador e importantes en tomar cuenta para entender dónde se sustentan sus decisiones políticas y de gobierno.

          Muchos de los presidentes que ha tenido México en el último siglo, es decir, desde la Revolución de 1910, han tenido un perfil religioso y esotérico que se ha expresado en una serie de creencias que han rebasado los límites de la intimidad influyendo en sus decisiones políticas o de gobierno.

          Desde el espiritismo de Francisco I. Madero y Plutarco Elias Calles hasta la creencia en brujos, chamanes, cartomancistas, astrólogos de Miguel Alemán, Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos, José López Portillo, Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, las creencias religiosas o místicas de cada uno de ellos no se había expresado tan claramente como ahora con Andrés Manuel López Obrador.

          Durante sus campañas por la presidencia fueron claras sus inclinaciones religiosas, algunas de las cuales fueron identificadas con la Iglesia evangélica, de la cual una buena parte lo vio como uno de los suyos. A pesar de eso, las creencias de López Obrador fueron un enigma hasta que en 2012 se declaró devoto de Cristo Jesús y a partir de entonces no dejó de usar su fe para darse fuerza e ímpetu en su larga carrera como candidato.

          Las referencias bíblicas y cristianas y su perfil carismático al recorrer todo el país por tierra durante tres décadas logró lo que ningún otro político mexicano; generar un movimiento social basado en la fe: el Movimiento Regeneración Nacional, cuyo acrónimo Morena nos lleva directamente a pensar en la Virgen Morena, en la Virgen de Guadalupe, la patrona de México.

          López Obrador ha sido criticado por tener rasgos mesiánicos en su personalidad y en proponerse a la cabeza de la Cuarta Transformación, equiparándose en los hechos al cura Miguel Hidalgo con la declaración de Independencia, las Leyes de Reforma de Benito Juárez, la Revolución de Francisco I. Madero a la cabeza. Y estas críticas comenzaron a cristalizarse desde que ganó la Presidencia en las elecciones del 2018.

          Pero nada de esas críticas han hecho mella en su popularidad ni en su imagen que genera empatía social. Si las botas fueron la identificación social de Vicente Fox, la casaca verde militar colgando de su cuerpo en Felipe Calderón y el copete inamovible en Enrique Peña Nieto, con AMLO los zapatos desgastados, el traje holgado y el escapulario protector son los elementos que lo identifican con la mayoría de la población que lo ve como alguien semejante que suda por el trabajo, que no le importa sentarse mal en reuniones protocolares, que confronta a sus adversarios y lanza sermones de portarse bien en sus conferencias.

          Esta empatía e identificación social lo ha elevado a niveles de confianza y credibilidad entre la población que por momentos ha rebasado su imagen de político llegado a los linderos de la religión.

          Durante algunas de sus giras por el país se ha visto a gente que quiere tocarlo con intenciones de sanación, algunos y algunas le besan la mano, otras mujeres le dan a que cargue a sus hijos para que se sientan mejor una vez que sus manos los tocan.

          Este sentimiento de profundo respeto y admiración de miles de mexicanos inspirados por la dignidad, la virtud o los méritos de López Obrador, se asemeja a los actos de veneración pagana que otros tantos mexicanos realizan por santos populares a los que les piden seguridad, salud, trabajo o mejores niveles de bienestar.

          El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene “rasgos muy importantes de santidad”, debido a su trabajo por ayudar “a los pobres, como Jesucristo lo hizo en su época”, así lo considera el Alejandro Solalinde.

López Obrador en su "Mañanera". Foto: Montserrat López.

          “Está siguiendo las enseñanzas de Jesús. Por eso, veo en Andrés Manuel rasgos muy importantes de santidad. Qué lástima que no lo valoren. Para él son importantes los pobres o, como decía Jesús: Los últimos serán los primeros”, dijo en entrevista con El Universal el 26 de diciembre del 2021.

          “La santidad política existe y la menciona la Iglesia católica, pero hay que entender que la santidad no es perfección. Un santo o una santa puede tener muchos errores, pero es santo. Porque la santidad es la imitación del amor de Dios”.

          Seguidor y defensor de AMLO, el padre Solalinde fue más allá en sus declaraciones y aseguró que un presidente como Andrés Manuel López Obrador surge “cada 100 o 200 años”. “Dios nos bendijo con un presidente como el que tenemos. Cada día admiro más a este hombre”, confesó.

          Tras una cascada de críticas a sus confesiones, el padre Solalinde matizó sus expresiones en otra entrevista. “Dije que AMLO tiene rasgos políticos de santidad porque la Iglesia ha hablado, desde hace décadas, de la santidad política. Por ejemplo, reconoce la dimensión social como expresión del amor cristiano manifestado en la promoción humana y, sobre todo, en la transformación de las estructuras como está sucediendo en México, los sistemas, a fin de que hagan justicia a los pobres y oprimidos; esas son palabras textuales que dice la Iglesia, la política del bien común que puede practicar un gobernante”, explicó en entrevista con MVS Radio.

          Las expresiones de Solalinde tienen un trasfondo que se ha visto reflejado desde el inicio de su vida política. Mientras que en algunas casas de los indígenas chontales la imagen de AMLO está en el mismo lugar que la de Jesús o la Virgen de Guadalupe o está en escapularios de “Detente”, unos días antes de iniciar su gobierno se difundió en redes sociales un rezo para López Obrador en su arranque de gobierno:

          “Está por comenzar el gobierno de AMLO

          pongámoslo bajo la protección del

          Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado

          Corazón de María.

          Pidamos con fervor al Espíritu Santo 

          que sumerja en el manantial de su gracia

          a Andrés Manuel y a todo su equipo, para

          que tomen decisiones con sabiduría.

          Ofrezcamos toda clase de plegarias, así

          como rosarios y la Santa Comunión por

          el próximo gobierno”.

          Dos semanas de haber ganado la Presidencia, a las afueras de la Casa de Transición otro grupo de simpatizantes montaron un altar al virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, le prendieron veladoras y le rezaron. “Son para proteger a nuestro presidente. Nadie ni nada le podrá hacer daño”, dijo una de sus seguidoras. Asimismo crearon una oración para el tabasqueño titulada “Queremos un presidente que sea héroe y campeón.

          Por cierto... Resulta que ya no se va, pero deja tras de sí una cauda de pendientes que su sucesora tendrá que afrontar sin el mismo carisma: Acción Ciudadana Frente a la Pobreza señala que casi 35 millones de personas con trabajo (68% de la población ocupada) no tienen el ingreso suficiente ni para obtener dos canastas básicas para vivir, esto es, 5 millones más que en 2018; las perspectivas del PIB son de 1.5 y 2.3%; aumento de deuda pública más alto en la historia en números absolutos, con 6.6 billones de pesos; 100 mil desaparecidos y 200 mil personas asesinadas; retraso educativo de 20 años; la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa sin resolver; 46 periodistas asesinados, 3 mil 408 agresiones y cuatro desapariciones de comunicadores, que representan un aumento de 62% de agresiones contra la prensa; y más de 100 mil mentiras y falsedades en sus conferencias “mañaneras” que, por cierto, seguirán.

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