Ajedrez
Comportamientos de los jugadores de ajedrez
Pero curiosamente, una de las situaciones más enfadosas para algunos jugadores es cuando uno de ellos toma una pieza de las ya capturadas en la partida (en general un peón), y empieza a “jugar” con él entre los dedos una y otra vez.CIUDAD DE MÉXICO (apro).-El ajedrez de competencia es probablemente el escenario más duro que enfrentan los que practicamos este juego. Sabemos que en los campeonatos oficiales no hay amigos (dentro de las partidas de ajedrez) y que en mucha medida es una lucha a muerte. Por ello se requiere un ambiente silencioso además de ciertas reglas que le dan la seriedad necesaria a cada partida. Por ejemplo, en la sala de juego de un torneo reina el silencio. Si los jugadores comienzan a hablar en voz alta llega un juez y los invita a ir a la sala de análisis porque dentro de la sala de juegos simplemente no se puede hablar en voz alta (ni susurrar, si a esas vamos).
Pero hay muchos otros comportamientos que los jugadores observamos. Uno de ellos es el que tener que lidiar el nerviosismo del contrincante, que en muchas ocasiones manifiesta moviendo reiteradamente una pierna como si tuviese una temblorina imposible de controlar. Otros se acercan demasiado al tablero y a muchos jugadores esto les incomoda.
Desde luego que cuando un jugador incumple una regla, su contrario debe llamar al juez para reconvenir al infractor y que las cosas continúen por el cauce normal de toda partida de torneo. Un ejemplo típico es cuando uno de los jugadores deja de anotar su partida, lo cual es una obligación. Quien no anota debe ser advertido por el árbitro sobre el particular y si no sigue la orden de anotar las jugadas puede, incluso, perder la partida. Vamos, la anotación de las partidas no es opcional.
Otras problemáticas se presentan cuando un jugador no presiona su reloj después de hacer su jugada. ¿Debe avisarle el contrario del asunto? Porque el tiempo para el jugador que ya hizo la jugada, sigue corriendo. Hay ajedrecistas que indican a su rival el no haber presionado su reloj aunque otros no se sienten obligados a decirle a su respectivo rival que no apretó su reloj porque piensan que eso es obligación de cada jugador. Y aquí entramos en el terreno de lo que es ético y lo que es legal. Desde luego, ningún jugador es amonestado por no avisarle al contrario que no presionó su reloj. Yo, para quedar bien con el diablo y con el santo le indico a mi contrario la primera vez que se olvida apretar su reloj. Después de eso ya no es mi problema.
Pero curiosamente, una de las situaciones más enfadosas para algunos jugadores es cuando uno de ellos toma una pieza de las ya capturadas en la partida (en general un peón), y empieza a “jugar” con él entre los dedos una y otra vez. Este comportamiento lo tienen incluso jugadores de la talla de Magnus Carlsen, el campeón del mundo y quizás por ello hoy se tolera. Sin embargo, es una situación que muchas veces distrae al oponente. De hecho, el Maestro Internacional mexicano, Kenneth Frey, reclamó en más de una ocasión este jugueteo de los peones por parte de su rival, apelando al hecho de distraerlo.
Por supuesto que en el ajedrez de elite, en donde los mejores jugadores del mundo buscan hacer del ajedrez su modus vivendi, hallamos que la disputa en el tablero se lleva a planos más personales. Para ello hay muchas situaciones externas que hay que considerar. Una de ellas se dio en el match entre Karpov y Korchnoi, donde este último había abandonado la Unión Soviética y por ende, era un paria para los rusos. Y entonces Karpov ni Korchnoi se daban la mano antes de empezar un encuentro. Pero este feo comportamiento lo aplicó el GM Cheparinov en su partida contra el GM Short, en un famoso torneo en Holanda. Cheparinov se negó a darle la mano a su rival porque éste había expresado que Topalov, en el Campeonato Mundial del 2005, llevado a cabo en San Luis, Argentina, estaba haciendo trampa y que era ayudado en sus partidas con los programas especializados del momento.
La cantidad de actitudes dudosas o incluso abiertamente antideportivas son muchas y de hecho, el reglamento de la Federación Internacional de Ajedrez indica que no puede existir un escrito que contemple todas las situaciones y que, al final del día, los árbitros son quienes deben tener el criterio para tomar las mejores decisiones cuando ocurren situaciones irregulares.