Marcha Ayotzinapa

Ayotzinapa 9 años: Una marcha donde se sintió el enojo y la decepción con el gobierno de AMLO

El abogado Vidulfo Rosales, el cual criticó el último informe del gobierno, donde vinculan a los 43 normalistas con el grupo criminal Guerreros Unidos.
martes, 26 de septiembre de 2023 · 23:16

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Bajo un sol pesado, pero aligerado con los vientos del otoño capitalino, una niña agarró un megáfono y empezó a hacer un conteo, de 1 a 43, seguido de un grito de justicia de los contingentes presentes.

Unos minutos después, a las 16:40 horas, el camión que transportaba a los padres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa llegó al Ángel de la Independencia, donde se acumulaban diferentes contingentes de escuelas rurales, de la UNAM y otros grupos que apoyaban a los padres de los normalistas.

Después de que los padres se alistaron en la vanguardia de la marcha, empezaron a avanzar con paso firme sobre Paseo de la Reforma, a nueve años de que desaparecieran 43 estudiantes de la escuela normal Isidro Burgos, en la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014.

Los papás se quedaron detrás de un cordón de seguridad que Marabunta ayudó a colocar alrededor de ellos, donde estuvieron toda la manifestación, mientras que atrás de ellos se colocó una columna de estudiantes, hombres y mujeres, de las normales rurales de Guerrero, Morelos, Veracruz, Ciudad de México, entre otras.

Su avance era constante sobre Reforma, donde los papás sentaron la pauta de los pasos que se hacían.

Adelante de ellos, iba una van antigua con bocinas donde un miembro de la marcha daba mensajes en apoyo a los padres y en contra del último informe del gobierno federal.

Esos llamados de justicia eran opacados por los gritos de los estudiantes normales, donde cada uno de los contingentes hacía el suyo, pero sin romper el tono que se rebotaba y se quedaba incrustado en paredes de los edificios de Reforma.

Cánticos hablando de Marx, Engels, de la lucha de Lucio Cabañas y de la tragedia que sucedió hace nueve años, salían de las gargantas de los estudiantes, sin lucir cansados.

Contingente sobre Reforma. Foto: Octavio Gómez

En medio de eso, algunos echaban chistes o cotorreaban sobre otros asuntos, pero rápido regresaban a la solemnidad de la marcha.

Al frente, los padres avanzaban estoicos, pero con un enojo profundo de no saber de sus hijos después de tanto tiempo y por la indiferencia del actual gobierno a llegar con el paradero de los estudiantes.

Ayer, después de una reunión con la secretaria de Gobernación, Luisa Alcalde, y el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, Alejandro Encinas, el abogado de los padres, Vidulfo Rosales, acusó al gobierno de querer crear una "nueva verdad histórica" y exculpar al Ejército de los hechos ocurridos en Iguala.

“Alejandro Encinas lee una narrativa de dónde estamos en este momento. Una narrativa que se acerca más a la ‘verdad histórica’ que a los nuevos hechos”, señaló ayer el abogado.

Un día después y teniendo esa información fresca, se sentía el enojo y la decepción de los estudiantes y padres con el actual gobierno.

 

Una parada obligatoria

 

Al llegar al antimonumento de los 43, localizado en el cruce de reforma con Avenida Juárez, Bucareli y Rosales, los padres colocaron una placa a los pies del +43 gigante, que recuerda lo que pasó hace nueve años y lo descubierto en los últimos informes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), donde acusaron de una complicidad del Ejército en la desaparición de los estudiantes que el gobierno no quiere admitir.

Después de eso, los estudiantes hicieron un pase de lista de los 43 alumnos desaparecidos, más tres más de sus compañeros que recién fallecieron.

Con tres lápidas de cartón en sus cabezas, los estudiantes normales honraron a sus compañeros desaparecidos y fallecidos, mientras se escuchaban los gritos de los contingentes de hombres y mujeres, alumnos de las normales rurales, que llegaban al frente como olas.

Al acabar el pase de lista y la ceremonia, la marcha siguió avanzando.

 

"Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos"

 

Al llegar al Zócalo, dos horas después, los padres subieron a un escenario enfrente de un Palacio Nacional rodeado de un muro de metal.

Ahí, empezaron a hacer sus mensajes, pero antes de que uno de los padres hablara, se oyó una explosión proveniente de la Puerta Mariana.

Un grupo de encapuchados lanzó un cohetón al otro lado del muro, mientras pintaban ahí "Narcoestado Militar".

Uno de los organizadores pedía que se guardara la calma y no hubiera actos violentos, no obstante, a la primera explosión le siguieron otras dos.

Pese a eso, los actos violentos cesaron rápido y los padres pudieron continuar con sus discursos.

Ahí, indicaron que seguirán luchando e insistiendo y lamentan la postura del presidente Andrés Manuel López Obrador, ya que les es difícil resolver el caso.

"Nosotros queremos llegar a saber la verdad, dónde están nuestros hijos, dónde se lo llevó el gobierno, porque ellos fueron o son los que nos han arrebatado desde el 2014 a nuestros jóvenes y hoy son los principales obstaculizadores para acceder a la verdad y la justicia", pronunció Emiliano Navarrete, padre de uno de los estudiantes desaparecidos.

Después habló el abogado Vidulfo Rosales, el cual criticó el último informe del gobierno, donde vinculan a los 43 normalistas con el grupo criminal Guerreros Unidos.

"Hasta este momento no existe ningún informe de organismo alguno que corrobore la colusión del crimen organizado y estos estudiantes, por eso no aceptamos la narrativa presentada por el gobierno federal, tampoco la aceptamos porque está reduciendo el espectro de responsabilidad al ámbito municipal de Iguala, Guerrero", acusó el litigante.

Al final de que los padres y Vidulfo hablaran, los participantes de la marcha gritaron al unísono: "PORQUE VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS."

A al acabar el mitin, los estudiantes entonaron el himno de la Unidad Popular, también conocido como himno Venceremos, no sin antes anunciar los padres que terminando el mitin, se van a instalar en las puertas del campo militar n°1, en Lomas de Sotelo, Estado de México, donde se establecieron desde el 21 de septiembre.

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