París 2024

París 2024: Miguel Carballo, voluntad de acero

La tragedia se ha atravesado varias veces en su camino, pero por fin el remero nacido en La Paz, Baja California, estará en los Juegos Olímpicos. En París 2024 junto con Alexis López cumplirá su sueño a los 32 años.
sábado, 27 de julio de 2024 · 18:59

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Hace dos años Miguel Carballo fue operado del hombro derecho después de sufrir una luxación de clavícula. El pronóstico médico fue que no volvería a remar. Un año después, además de colgarse el oro junto a Alexis López en la prueba de doble ligero en los Juegos Panamericanos de Santiago, también consiguió su boleto a París 2024 tras ganar la final del Mundial de Remo, en Belgrado.

Cuando tenía 11 años el beisbol fue la primera disciplina deportiva que practicó, es zurdo y jugaba en la primera base. La decisión de incursionar en el “Rey de los deportes” se debió a la herencia familiar, su abuelo y su padre también lo jugaron. Miguel recuerda que pasó su infancia escuchando los juegos de los Tomateros de Culiacán por la radio.

Pese a su amor por la pelota, sus manos no fueron hechas para traer un guante puesto y menos ni para asir el bat. Al cabo de unos meses dejó los diamantes. Miguel considera que esto fue un punto de inflexión en su vida deportiva, pues su familia jamás lo obligó a practicar alguna disciplina, así que la confianza y apoyo de los suyos le han ayudado a enfrentar cualquier presión.

Con 15 años cumplidos un nuevo deporte tocó la puerta de Miguel, el remo. Su hermana Karla comenzó a practicarlo y pronto ganó un lugar en el equipo estatal de Baja California Sur. Era común que su mamá y hermano fueran a dejarla y a recogerla a los entrenamientos y en uno de ellos el entrenador del representativo del estado vio en Miguel a un posible atleta.

“Yo estaba por ingresar al bachillerato cuando recibí la invitación, la cual se dio gracias a que yo era alguien larguirucho (sic). El entrenador le explicó a mi hermana que mi cuerpo tiene el prototipo para ser un remero. Sin embargo, no acepté. No me llamaba la atención. Pasaron dos años, mi familia y yo fuimos a apoyar a Karla a sus primeras Olimpiadas Nacionales. Cuando vi el ambiente y la competencia sentí mucha adrenalina y como la propuesta aún seguía en pie, acepté. Comencé en 2008. Me arrepiento de no haberlo hecho antes porque es tiempo que perdí en mi carrera”, narra Carballo.

Después de tres meses de preparación, ya fuera en scull individual o doble scull ligero, el paceño era el más rápido del representativo. Aunque las cosas no resultaron sencillas, ya que su cuerpo resintió los entrenamientos se acostumbró al dolor. Debido al agarre del remo las ampollas se convirtieron en el pan de cada día, pero sus lesiones y experiencia se fueron curtiendo hasta que su voluntad y sus callos se volvieron más fuertes.

A pesar de que en las competencias nacionales y campamentos internacionales lo resultados avalaban a Miguel, hubo una condición en su casa para que continuara practicando, debía pasar tanto tiempo sentado en el pupitre de la escuela como en el bote. Estudió y se tituló de Ingeniería Mecánica en el Instituto Tecnológico de la Paz.

En 2010 me di cuenta que el ser remero no era sólo un pasatiempo. Destaqué en entrenamientos y campamentos, fue en ese momento cuando decidí que quería luchar por representar a México en los Juegos Olímpicos, era mi sueño”.

Su primera medalla en unos Juegos Panamericanos la consiguió en Lima 2019, ganó bronce en la categoría de cuádruple abierto (junto a Hugo Carpio, Jordy Gutiérrez y Diego Sánchez). Dos años después, la entonces dupla conformada por Carballo y Rafael Mejía buscó el boleto para Tokyo 2020 en la Regata Internacional de Las Américas que se disputó en Río de Janeiro, Brasil. Para ello, el equipo tenía que quedar entre los primeros tres lugares. Sin embargo, terminaron en la cuarta posición.

“La preparación para esa competencia fue bastante particular. Veníamos de un parón de unos seis u ochos meses por el covid-19, sólo entrenábamos en gimnasio y no hacerlo en el agua nos afectó. Yo no me sentía seguro. De hecho, hubo un momento en la competencia en donde me quedé en blanco, remaba por remar. Me di cuenta que mi posibilidad de ir a Juegos Olímpicos se complicaba porque en ese momento ya tenía 29 años. Me frustré”, narra.

Aunque no lograron la calificación, Carballo y Mejía pactaron trabajar mejor para el siguiente ciclo olímpico y obtener su clasificación a París 2024. El plan se derrumbó en marzo de 2022 cuando Miguel sufrió un accidente y cayó de su bicicleta. Fue intervenido en dos ocasiones del hombro derecho, pues se luxó clavícula. El paceño recuerda con amargura aquel momento, ya que piensa que echó a la basura todo el esfuerzo, no sólo de él, sino de su compañero.

Ambos acordaron que Mejía continuaría con otro compañero con la intención de buscar los Juegos Olímpicos. Por su parte, lidió con un pronóstico médico desalentador: “Te vas a recuperar, pero es probable que no vuelvas a remar”.

Carballo se sobrepuso al pronóstico y tras seis meses de haber sido operado volvió a su hábitat, con los remos en sus manos volvió la tranquilidad. En septiembre de 2022, Alexis López se acercó a él para invitarlo a conformar un equipo.

Un año después, en el Mundial de Remo 2023, en Belgrado, Carballo y López lograron el primer lugar en la final B de doble ligero, con lo que obtuvieron su boleto para los Juegos Olímpicos de París 2024. Será el debut olímpico para ambos. Y, ese mismo año, se colgaron el oro en doble ligero en los Juegos Panamericanos de Santiago.

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