París 2024

¿Quién es Miguel de Lara, nadador descalificado en París 2024? (Videos)

El mexicano consiguió con mucho esfuerzo su boleto a los Juegos Olímpicos París 2024; aquí el perfil publicado en la edición 2434 de Proceso, el 25 de junio de 2023.
sábado, 27 de julio de 2024 · 15:39

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Para el nadador mexicano Miguel de Lara el tercer ciclo olímpico es “la vencida”. Después de mucho esfuerzo consiguió su boleto a los Juegos Olímpicos París 2024, tal como lo escribió en una carta dirigida a sí mismo en 2004 y que enterró en una cápsula del tiempo en el patio de su escuela.

Ahora, casi 20 años después, De Lara acudió a su primera justa olímpica en lo que él define como “el deporte más difícil del mundo”. Y en su debut este 27 de julio, en los Juegos Olímpicos de París 2024, fue descalificado durante su heat eliminatorio en los 100 metros pecho.

Aunque es mucha coincidencia que un niño de nueve años que cursaba el quinto año de primaria pusiera el sueño olímpico en una carta, De Lara no cree en casualidades ni piensa que manifestó su destino. Para él es el trabajo duro su única limitante para merecer lo que está consiguiendo deportivamente.

Soy muy aterrizado en cuanto a la Física y la ciencia, pero sí creo que nuestras decisiones nos llevan a un lugar específico. Siempre decía que quería descubrir si el destino era algo inevitable o si teníamos algo que ver en él”, dijo a Proceso.

En su carrera deportiva De Lara intentó clasificarse a Río 2016, pero no logró la marca mínima establecida por la World Aquatics (la Federación Internacional de Natación) para los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020. La pandemia le dio un duro golpe porque dejó de entrenar durante más de un mes. Pese a ello, era el mejor nadador en la categoría de los 200 metros pecho en México, por lo cual su boleto a los Juegos Olímpicos se encontraba casi seguro por las plazas de universalidad —cuando un país no cuenta con un nadador que haya dado la marca A o B y le otorgan un pase o wild card— , para su mala suerte Gabriel Castaño dio la marca B de último momento y se quedó con el lugar para ir a Tokio.

Cuando eres niño y ves los Juegos Olímpicos en la televisión dices: ‘Yo quiero llegar ahí’ y empiezas a entrenar, ves progreso. Dices: ‘Creo que lo puedo lograr, no está tan difícil’. Recientemente, la dificultad para poder ir a los Juegos Olímpicos ha subido de manera exponencial”.

De Lara sabía que su compañero había ganado de forma justa y que se merecía el boleto a Tokyo, sin embargo, él se replanteó si de verdad podía dedicarse a la natación y si tenía el nivel que tanto se había exigido a sí mismo.

“Entonces fue un duro golpe, me quedé en Torreón (su lugar de nacimiento), decidí darme un descanso de cuatro semanas para acomodar mis ideas y preguntarme si en verdad quería seguir haciendo. No estaba siendo el mejor y yo quería serlo”, explica.

Del futbol a la natación

Miguel de Lara comenzó a los 10 años en el mundo de la natación, sus padres Alejandro y María Guadalupe lo llevaron a la Acuática GB en Torreón, Coahuila, por recomendación médica, ya que padecía asma y nadar ayudaría a reforzar su sistema respiratorio. El niño rápidamente comenzó a enamorarse del deporte.

 Antes practicó futbol y admite que no era tan malo, pero nunca le terminó de gustar el hecho de que las victorias no dependieran de él, sino de un trabajo en equipo. También estuvo en taekwondo y fue lo mismo: sus triunfos dependerían de la apreciación de un árbitro. Para él no era justo.

“No me gusta esa parte de los otros deportes como clavados y gimnasia donde dependes de un juez que te está viendo; no sé, quizá no le caes bien o se distrajo, parpadeó, cualquier cosa puede pasar y eso no me gustaba. Creo que lo que me gustó de la natación es que es un deporte de tiempo y marca, compites contra el cronómetro. Si tocas primero ganaste, no hay más”, comenta.

Su primer entrenador fue César Olvera, quien siempre le dijo que tenía cualidades físicas además de la dedicación y la disciplina para dedicarse a nadar de forma profesional. De Lara recuerda que cuando su familia pasó por un mal momento económico el coach le decía que siguiera yendo, aunque no pagara la mensualidad, pues él sabía que podían lograr cosas importantes.

Fue así como un joven Miguel de Lara decidió dedicar todo su tiempo al “deporte más difícil del mundo”. La natación es una disciplina celosa que no permite hacer nada más que no sea dedicar cuerpo y alma a ser el mejor.

En la natación tampoco hay excusas, si un nadador come bien, entrena las horas necesarias y descansa obtendrá buenos resultados, tan simple y complicado como eso. De Lara sabe que si a pesar de el esfuerzo y la dedicación el éxito no llega podría explicarse por una cuestión emocional o psicológica.

“Escogí natación porque yo no conocía otro deporte que te exigiera tantas horas de trabajo, tanta atención a los detalles, que tuviera la combinación de tener que ser resistente, fuerte, potente, con mucha movilidad, mucha elasticidad. Yo creo que es el más difícil y dije: ‘Bueno, si soy el mejor en el deporte más difícil quiere decir que soy el mejor atleta, así de sencillo’”.

Actualmente el entrenamiento del nadador consta de cinco horas diarias en sesiones matutinas y vespertinas, tanto en la alberca como en el gimnasio. También se enfoca en la elasticidad y en su recuperación, además de que lleva una dieta muy estricta donde pesa cada gramo de lo que consume. Sus relaciones sociales se concentran en personas que mantienen un estilo de vida similar, pues explica que se vuelve difícil convivir con personas que no entienden el porqué de sus sacrificios por ser un deportista de alto rendimiento.

Obstáculos fuera de la alberca

El nadador dice que uno de los obstáculos a los que se ha enfrentado es el hecho de que en México se trata mal a los deportistas emocionalmente, y eso puede destruir su carrera. Además, existe una falata creencia que la mejor forma fisiológica para los nadadores tiene fecha de expiración: hasta los 24 años. Si a esa edad no logró sus objetivos ya no podrá hacerlo.

De Lara explica que por alguna razón en los nadadores latinoamericanos el mejor desarrollo físico puede llegar hasta los 30 años. Así se lo han dicho entrenadores de deportistas olímpicos. No se sabe si es por la diferencia cultural o el entorno donde se desarrollan, pero el máximo nivel les toma más tiempo.

“Aquí en México si tienes 22 años y no has hecho algo extraordinario piensan que ya no vas a lograrlo. Es difícil para la mayoría de los deportistas porque si de por sí llevamos nuestro esfuerzo emocional, psicológico, mental y físico a los límites, el hecho de que nos estén diciendo desde fuera que ya no lo vamos a lograr es muy fuerte y no todos lo pueden manejar”.

Miguel de Lara recuerda con mucho cariño el primer selectivo para la Olimpiada Nacional (ahora Juegos Nacionales) en el que participó. En esa competencia ganó su boleto a los Juegos Centroamericanos y del Caribe Veracruz 2014 y formó parte de la selección nacional de natación. A partir de entonces no se ha bajado del barco y ha representado a México en Juegos Panamericanos y Centroamericanos sin falta en cada edición.

En 2016, tras el trago amargo de no clasificar a los Juegos Olímpicos de Río, decidió cambiar de entrenador y buscó a Sergio López, quien fue medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988 en los 200 metros pecho. López era considerado un entrenador de élite, justo lo que De Lara buscaba.

“Yo siempre había querido entrenar con él. Esos equipos con entrenadores de fama mundial y con un currículum impresionante, que fueron medallistas olímpicos, los comparo como si fuera el Barcelona, el Real Madrid o el PSG en el futbol”.

El entrenador lo aceptó en el equipo de la Universidad de Alabama, donde él se desempeñaba como asistente. De Lara se emocionó al instante, sin embargo, el nadador no tenía dinero para comprar un boleto de avión y mucho menos para irse a vivir a otro país.

Durante todo el mes buscó la forma de conseguir el dinero, finalmente una de sus tías le prestó su tarjeta de crédito para comprar el boleto y se acordó que tenía una amiga que vivía en Alabama. La llamó y estuvo durmiendo un mes en el sillón de la chica. Después se fue a rentar un pequeño cuarto con Kevin Cordes, compañero del equipo de natación. Cordes fue medallista de oro en la prueba 4 x100 metros estilos en Río 2016.

En 2018 Sergio López fue contratado por la Universidad de Virginia y De Lara se fue con él. Durante el tiempo que entrenó en el equipo de López, el mexicano consiguió su primera medalla panamericana en Lima y ganó bronce en los 200 metros pecho, un logro que no alcanzaba un mexicano desde 2007.

Después de los Panamericanos De Lara tuvo que regresar a México, pues su visa de turista no le permitía quedarse más. Llegó la pandemia por covid-19, se cerraron las albercas, los gimnasios y tuvo que interrumpir su entrenamiento rumbo a Tokyo. Finalmente, no consiguió el pase olímpico y decidió regresar a Virginia para seguir con Sergio López.

El 10 de abril de 2023 el coahuilense marcó un tiempo de 2:09.60 minutos en los 200 metros pecho en el selectivo único. La marca estuvo ocho centésimas por debajo de la mínima olímpica que estableció la World Aquatics para París. Y consiguió su boleto a los Juegos Olímpicos.

Miguel de Lara fue uno de los pocos deportistas que acudió al selectivo, pues por el conflicto entre la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), el Comité Olímpico Mexicano (COM) y la Federación Mexicana de Natación los deportistas de las especialidades acuáticas no asistían a las competencias por el temor a perder su beca, por las amenazas de la directora Ana Guevara.

Por su parte, Sergio López, quien lleva 27 años como entrenador de élite en Estados Unidos, asegura que Miguel De Lara tendrá una gran participación en París 2024 donde realizará sus mejores marcas y nuevos récords para el deporte mexicano.

“Es un nadador que cuando era joven no despuntó, y es un chico que desde que lo conozco en 2018 se ha desarrollado física y mentalmente muchísimo. Ha tenido años muy duros y estuvo entrenando mucho tiempo por su cuenta. Tiene cualidades físicas, pero mentalmente es un chico que ha pasado por mucho y aun así ha mantenido la ilusión de tener el sueño olímpico y lo ha conseguido”, dice López.

Iré a hacer mi mejor esfuerzo, vamos a mejorar, no me puedo exigir más como persona, como ser humano, como atleta. Exigirme ser mejor es lo que puedo hacer. Buscaré mejorar mis marcas, es lo único que puedo hacer. No hay más”, sentenció De Lara antes de llegar a París este 2024.

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