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Arte: "Suave Patria", el coleccionismo como exhibición
Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición se volvió mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).-Con un interesante concepto museístico que remite a la experiencia de “habitar entre arte”, el Museo Casa del Risco celebra 60 años de estar abierto al público.
Reconocido como el primer museo-donación que hizo un privado al pueblo de México, El Risco --como se le menciona generalmente-- es una casona construida en el siglo XVIII que el político e internacionalista Isidro Fabela adquirió en 1933. Ubicada en el barrio de San Ángel en esta ciudad, se caracteriza por tener en su patio una delirante fuente monumental que, adosada a un muro, sobresale por estar intervenida con la cerámica que llegaba a la Nueva España en la Nao de China. Platos, platones, tazas, tibores, espejos y conchas nácar que, adosados entre azulejos, se completan con la pedacería de porcelana denominada “riscos”. Un registro del gusto de una época que atesoraba y reutilizaba “las chinitas” aunque estuvieran rotas.
Sumamente deteriorada, la rica casona que había derivado en vecindad fue no sólo restaurada por don Isidro Fabela y su esposa Josefina Eisenmann, sino también habitada y decorada con pintura y artes aplicadas de los siglos XVII, XVIII y XIX que, de acuerdo a sus dueños, empataban con el estilo del inmueble. Y la fuente, con ausencia de piezas y su nicho convertido en baño, se completó y reconstruyó con cerámica poblana.
Al donarla en 1958, la casa, aun cuando tenía el destino de convertirse en centro cultural, mantuvo su atmósfera doméstica y artística. Y precisamente esa relación entre la casa, el coleccionismo y el habitar con el arte es la identidad museística que plantea su nueva directora, Gabriela Eugenia López Torres. Una propuesta interesante que al centrarse en el coleccionismo doméstico, permite ubicar la diferencia en valores artísticos y estéticos de los compradores mexicanos: mientras en las pasadas décadas de los años sesenta y setenta los acervos privados se concentraban en creadores nacionales que podían convertirse en amigos familiares, en el siglo XXI se ha desarrollado un modelo que, con base en las recomendaciones de un “art advisor”, exige incluir firmas extranjeras.
Para celebrar sus 60 años, El Risco “invitó” a la colección del doctor Luis Muñoz Castellanos y a la doctora Magda Kuri Nivón. Iniciado también en 1964, el acervo, aun cuando tiene obra muy diferente del perteneciente al “anfitrión”, sí coincide en edad, uso y valores. Emplazada en los espacios domésticos para convivir con ella cotidianamente, la colección se caracteriza por obras de artistas pertenecientes a la tercera generación de la Escuela Mexicana.
Con una selección curada por el arquitecto y docente en historia y teoría del arte Jorge Reynoso Pohlenz, la muestra titulada “Visitas a la Suave Patria. Arte moderno mexicano en la Colección Muñoz-Kuri”, está integrada por 64 piezas realizadas entre 1932 y 2000, entre las que destacan, por su mayoría, las provenientes de los años sesenta y sobre todo setenta.
Constituida por numerosos paisajes y algunos bodegones y retratos de los dueños del acervo y sus hijos, en el conjunto sobresalen óleos de Arturo Estrada, Olga Costa, José Chávez Morado, Rina Lazo, Pablo O’Higgins y Jesús Guerrero Galván. Entre la obra en papel se encuentra una espléndida xilografía de Leopoldo Méndez fechada en 1932, dos estampas y una delicada acuarela de Angelina Beloff, varios grabados de Leonora Carrington, una exquisita litografía de Guerero Galván, y unos profundos paisajes de Erasto Cortés.
Sin embargo, al margen de las obras, entre lo más interesante de la exposición se encuentran los cuestionamientos que provocan las sugerentes representaciones de paisajes y frutas de Luis Muñoz, las expresivas hojas de maguey de Olga Méndez, las abstracciones de Aurelio Pescina y las esculturas de Rosa Castillo. Artistas olvidados por la historiografía del arte mexicano que provocan la reflexión sobre los procesos de legitimación, posicionamiento y reconocimiento social del arte.
De entrada gratuita y actualmente intervenido con un tradicional Altar de Dolores, El Risco es una excelente opción para conocer, detectar y confrontar la diversidad de valores que encierra el coleccionismo artístico.