david huerta
El nuevo ciclo de la obra de David Huerta (1949-2024)
La compañera del poeta, escritora ella misma, Verónica Murguía, ofreció una entrevista detallada a Proceso con ocasión del homenaje de la Casa Universitaria del Libro, a raíz de la publicación de poemas inéditos “Razones para no fundar una religión”.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– La salida del poemario (post mortem) “Razones para no fundar una religión” de David Huerta (1949-2022), no es la culminación de una obra, es apenas el atisbo de una vasta producción multidisciplinaria que falta por explorar.
Así lo reveló la escritora Verónica Murguía, luego de afirmar que hay poemas inéditos, cartas, documentos, y una biblioteca por investigar.
La autora de "El ángel de Nicolás" (2024), recientemente galardona con la Medalla Bellas Artes de Literatura 2024, y viuda del autor del poema de largo aliento Incurable (1987) -del cual Procesoofreció el primer avance-, ofreció una entrevista en medio de un proceso de mudanza, previo a la jornada de homenaje a Huerta a dos años de su deceso por parte de la Casa Universitaria del Libro (Casul) de la UNAM, recién efectuado.
Murguía reveló intereses personales y poco conocidos, desde coleccionar ediciones raras y con distintas presentaciones y epílogos del Quijote de Miguel de Cervantes, simplemente por el placer de tenerlos, hasta sus intereses en el rock, el ciber-punk, la biología, el cine y otras artes.
En relación a "Razones para no fundar una religión" (Fondo Editorial Estado de México, 2024), volumen publicado póstumamente luego de haber sido galardonado con el premio 2021 de la Feria internacional del Libro del Estado de México (FILEM), Huerta lo realizó con base a una selección de poemas inéditos de distintas épocas, desde 1987 hasta 2022 y dejó prácticamente todo listo para su publicación. Y Murguía, tras su deceso, le dio el toque final al plasmar la presentación:
“La idea que le encantó a David fue que sacara de su cajón cantidades inauditas de sus poemas, porque a él lo que le interesaba más de todo el proceso era escribir, no publicar poesía, tenía una divisa y era recordar constantemente las Soledades de Luis de Góngora, pues las obras del poeta al que más admiraba no conocieron la imprenta hasta después de fallecido. Decía: ‘Si Góngora se murió y sólo se conocía el Manuscrito Chacón hecho a mano, ¿yo qué?’.
“Por supuesto que le dio un gusto enorme cuando el FCE le publicó su obra reunida -hasta entonces-, La mancha en el espejo: poemas 1972-2011. Luego, cuando le dieron el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances en 2019 que resultó en la publicación de una antología muy bonita llamada El Desprendimiento, en Galaxia Gutenberg, cuando se animó a publicar, pero en esencia escribía como loco, pensaba como loco, pensaba muchísimo en la poesía y luego se iba a dar clases, escribía sus artículos, pero creo que estaba muy volcado en la educación.
“Entendía sus artículos como parte de la docencia, como lo hizo en la Revista de la Universidad a través de su columna ‘Aguas aéreas’, y en el Cuaderno de Octubre se recoge mucho de esto... En fin, a Razones para no fundar una religión le dedicó mucho tiempo. El único detalle que tuvo es que le faltaron las notas de fecha de los poemas y algunas precisiones que le interesaban, pero desafortunadamente no las encontré”.
Relató que el volumen tiene poemas inéditos en su mayoría y algunos dedicados a ella. A selección y con permiso de Murguía se reproduce el siguiente:
En transparencia mudas
De un lado el día negro,
del otro la noche. Fluye
la lenta sangre, ávida.
¿Escuchas en la orilla del desierto
el cristal del espíritu, la sombra
dividida del deseo?
De qué modo se une
la carne a sus fantasmas,
la mano a sus ausencias.
Pero cómo, también, abres los ojos
y en transparencia mudas
el alma oscurecida.
De qué manera en esplendor conviertes
la caída, la fractura, el desánimo.
Cómo habitas mi mano y la consagras.
Las cosechas de Huerta
La escritora hizo énfasis en los intereses personales de Huerta que fueron vertidos no sólo en sus poemas, ensayos y artículos, sino en su labor como editor, y prueba de ello son los Cuadernos del Armadillo, una colección fundada en 2013 por el poeta, Murguía y el impresor Juan Pascoe que dieron salida a poesía y textos inéditos de distintos autores a través de un resultado artesanal.
De hecho, como resultado de la originalidad y esfuerzo de cada documento, la colección será resguardada por la Casul de la UNAM, según afirmó recientemente Guadalupe Alonso, su titular.
En paralelo a los Cuadernos del Armadillo también hay una nueva colección independiente, Cuaderno de Octubre, fundado tras el deceso del poeta por la Sociedad de Amigos de David Huerta -iniciativa de Carlos Ulises Mata, acompañado de Luis Vicente de Aguinaga, Jorge Comensal, Andrés Íñigo, y editado por Antonio Bolívar, tipógrafo querido y respetado por el propio Gabriel García Márquez-. Todo ello a partir y en torno a la memoria del poeta, y cuyo número 2 fue apenas presentado durante el homenaje el pasado jueves 17 en la Casul.
Dijo Murguía sobre estos proyectos a Proceso:
Los Cuadernos del Armadillo tienen que ver con aspectos que le interesaban a David para publicarse; y el Cuaderno de Octubre es a partir de David, es una publicación de amor, que no busca vender una cantidad o ganar algo, sino que se sustente por sí misma. Tiene secciones que abordan cosas desconocidas de él, como su interés por el futbol, el ciber-punk, el rock, la biología, el cine, le interesaba todo o absolutamente casi todo lo que había bajo el sol de este mundo.
Murguía apunta otro detalle de interés para los lectores huertianos, pues hay mucha poesía inédita, de ahí que quizá se edite una segunda parte de Razones para no fundar una religión, aunque eso lo tendrá que reflexionar en compañía de amigos y colegas de Huerta, luego de revisar todo el material.. Por lo pronto, algunas cajas de hojas con poesía inédita, cartas y otros documentos sueltos los entregó Murguía al Colegio de San Ildefonso, con apoyo de Eduardo Vázquez Martin al frente de la institución, y Mariana Palerm, coordinadora de servicios educativos para su digitalización.
Y otro apunte: Entregó 59 cajas de la biblioteca personal a la Biblioteca México en la Plaza de la Ciudadela:
“Me importa que estén reunidos los libros para que se haga una biografía lectora sobre David. Para quien se interese consultar su acervo ahí va a estar, incluyendo un original de Góngora que cualquiera podrá ver. Ya me enviaron la relación de los libros, pero todavía no me asomo a revisar eso pues han sido dos años en los que no he parado, incluida una reciente mudanza”.
Y finaliza recordando las temáticas de esos en la conformación de su biblioteca:
“Era un lector formidable de poesía y teoría sobre poesía, tenía a sus favoritos, tanto mexicanos como españoles de los siglos XIX y XX, pero sobre todo un montón de ediciones sobre El Quijote, ya sea porque le interesaban los prólogos o las visiones de los diferentes editores. Tenía siempre Quijotes a la vista para regalar, en la Ciudadela van a estar sus Quijotes.
“Era su novela favorita sin duda, de hecho cuando falleció estaba dando clases sobre Cervantes y llevaba semestre tras semestre leyendo el Quijote página por página, pero también le interesaba T.S. Eliot, Góngora, López Velarde, Gorostiza, la poesía de su padre con quien tenía diferencias muy profundas. Al final de la vida de David estaba horrorizado por lo que pasaba con la ex Unión Soviética, y también leía mucha filosofía. Y las obras completas de Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges y Pablo Neruda”.
Durante la charla del pasado jueves 17, Murguía apuntó un detalle de interés en la lectura de Huerta: la poesía inglesa durante la primera Guerra Mundial, de la cual estaba haciendo traducciones de quienes murieron en las trincheras o de los que regresaban luego del horror:
“David era un pacifista convencido”.
–¿Algún libro que le causara sorpresa encontrar?
–Me encontré Cómo comunicarse mejor con su gato, porque teníamos un gato y supongo que le dio curiosidad. El libro era de generalidades pero me dio mucha ternura saber que le interesara esa comunicación.
–Por todo lo que ha dicho, la obra de Huerta no llega hasta Razones para no fundar una religión, pareciera que es el inicio de una nueva etapa, ¿no?
–Sí, ojalá que sí, y que entre muchos mantengamos viva su poesía. Si me dicen ‘quiero reproducir esto de David’, digo ‘adelante’. Lo que me interesa es que se lea, y poco a poco irán saliendo libros”.