Cultura

El chileno Alberto Fuguet en “Ciertos chicos”, mirada a los ochenta

Esta obra del también cineasta y periodista es sobre todo una vuelta a los años de juventud, a su entraña, y la dictadura como fondo. En entrevista sobre su futuro de escritor, durante el Hay Festival de Querétaro, intenta una mirada sobre las nuevas generaciones y las formas de la comunicación.
domingo, 13 de octubre de 2024 · 07:00

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Con la historia de dos chicos que viven el amor gay en medio de una contracultura ochentera y la dictadura pinochetista, el escritor chileno Alberto Fuguet se remontó a sus años universitarios para asegurar a Proceso: “Es mejor vivir una democracia mala que una dictadura buena”.

El también periodista y cineasta de 61 años, vestido con playera blanca, suéter y jeans negros, y sus característicos lentes rectangulares de pasta dura, comentó:

“Es un libro de pandemia, una historia que me debía desde hace tiempo, porque no hay nada como mirar y verse a través del tiempo. Con Ciertos chicos regresé a mis años de juventud y todo lo que me rodeó. La dictadura está ahí porque me tocó vivirla, pero no como protagonista”.

Ciertos chicos (Planeta, 2024) se presentó en el Hay Festival Querétaro 2024 a principios de este mes, espacio en donde se reunieron escritores de distintas latitudes, y su diálogo a propósito de la novela fue uno de los más atendidos por el público.

Foto: Instagram @albertofuguetoficial

Así, en el roof garden del Hotel Gran Querétaro, Fuguet desmenuzó su más reciente publicación, cuya portada caricaturesca a manera de homenaje y guiño a la cultura pop -tan de moda en esos años- presenta a dos chicos de perfil, Tomás Mena y Clemente Fabres, conectados a través de audífonos mientras viajan en transporte público.

Tanto la música punk como las fiestas a escondidas son una constante a través de la historia en medio de toques de queda, además de un guiño al cine como un elemento vital en la historia, en la cual Tomás y Clemente (con el que más se identifica Fuguet) se expresan y desarrollan, creando una atmósfera de nostalgia.

Las referencias cinematográficas son muchas y variadas, desde Blade Runner (1982) de Ridley Scott a Pink Floyd: The Wall (1982), Rumble Fish (1983) de Francis Ford Coppola, Flashdance (1983), Gremlins (1984), La historia sin fin (1984), The Goonies (1985), Rocky IV (1985), Disorder (1986), hasta llegar a otras como Point Break (1991) de Kathryn Bigelow, una larga lista que habla casi de manera autobiográfica de los gustos cinéfilos de Fuguet, quien dijo sobre Ciertos chicos:

“Es una historia en medio del estallido social en Chile, donde se cuestionaba todo el pasado, muchas cosas con error, porque siento que Chile está mejor que antes. Está lejos de ser perfecto, eso es claro, pero dicen que es mejor una democracia mala que una dictadura buena. A veces la gente expresa que ‘tal cosa o situación’ es injusta, y sí, es cierto, pero me crié en una dictadura y eso era mucho, mucho, peor”.

-¿Cuál es su perspectiva ahora de América Latina con figuras tan disímbolas como Lula, Maduro, AMLO, la inestabilidad que vive Perú?

-Es que no soy político, no soy de esos escritores que hablan de política, no soy Mario Vargas Llosa, pero lo que sí es cierto es que América Latina demuestra que da material para escribir novelas, y lo que un escritor debe de hacer es tratar de entender a su sociedad. Las novelas son capaces de hacer aquellas cosas que quizá escapan a los periodistas o que la televisión no puede. En ese sentido hay que hacerse cargo del presente y ocupar el material disponible, de otra manera se desperdicia, y peor, se olvida”.

-¿Qué piensa del periodismo que se vive hoy, y sobre todo de la inmediatez o la dependencia al clic?

-El periodismo no sólo está en los diarios o en sus páginas web, provoca confusión porque uno no sabe qué es noticia o entretenimiento y mucha gente opta por informarse por otras vías como Instagram o las redes sociales que siguen o incluso a través de la gente que piensa similar a ti, entonces se vuelve una burbuja terrible.

“Antes el periodismo, bueno o malo, te contaba más o menos lo que sucedía en el exterior, ahora los jóvenes se ven a través de lo que los ‘amigos’ o los ‘supuestos amigos’ les cuentan o dicen en redes sociales, eso sí es de mayor preocupación”.

Fuguet, quien mantiene una cuenta en Instagram (/albertofuguetoficial) y tiene 17.1 mil seguidores con publicaciones relativamente regulares en donde sus libros y otros de autores que le gustan son el eje de su perfil.

Los sueños del escritor. Foto: Cortesía Hay Festival.

-¿Le atraen las redes sociales?

-Es curioso, ahora los libros no se presentan tanto como antes, porque se aprovechan las redes sociales. Para ello, sería tonto decir que no me gustan, las uso en la medida que puedo, no soy obsesivo, sé que Instagram puede servirme para algunas cosas, pero nada más. Cuando uno no está ahí siente mejor la vida, creo más en la realidad.

-Usted ya ha estado antes en México, ¿qué le gusta?, si es que le gusta.

-Sí, me gusta, me gusta que México es bizarro, intenso, el desorden, el caos en el buen sentido, aunque yo no le tengo miedo al caos, me parece estimulante, inabarcable, aquí yo me siento en el futuro, pensaba que Querétaro era un pueblito y no es así.

“Tiene una mezcla de razas, uno nunca tiene claro si es un país atrasado o moderno, y la Ciudad de México en particular tiene algo de nueva metrópoli, es una capital importante a nivel mundial que quizá no tiene poder político o económico, pero cultural y socialmente es brutal, tremenda, como una nueva Nueva York”.

-¿Disfruta viajar?

-Sí, y soy muy curioso, me gusta conocer gente, y a veces no hacer nada, ahora en México me gustaría ser mexicano y quiero conocerlo todo, aunque la idea de ser turista no me agrada. Me gusta tanto México que aquí escribí mi película Siempre sí (2019, donde Fuguet es guionista y director), aunque creo que en esencia su gente, en este caso los mexicanos, son los que deben narrar su país, y para ello ustedes lo hacen muy bien.

-Hay muchos elementos de cine y contracultura en Ciertos chicos, ¿en qué momento dijo “tengo que regresar en el tiempo para hacerlo”?

-Bueno, es que también los avances culturales y tecnológicos son bastante locos hoy en día. Whatsapp es una mierda, pero es loquísimo que pueda hablar contigo desde cualquier parte del mundo. Lo que hoy se puede hacer con las identidades culturales y afectivas son enormes, entonces la idea era mirar hacia atrás y desmitificar que todos eran héroes, que en la dictadura todos son víctimas. Por ejemplo, Clemente se enfrenta a la izquierda progresista e intolerante, de los que quieren cambiar el país, pero no quieren cambiar como personas. Entonces tenía todos esos elementos y una etapa de mi vida a la que no había regresado y sentí que tendría que hacerlo.

-Y también está el factor de la diversidad en el amor, el factor LGTBIQ+.

-Quería escribir de ello sin llegar a lo cursi y sin reprimirme, busqué no tocar esas siglas (LGTBIQ+) porque en esos momentos ni existían, en Ciertos chicos, el amor y afecto son superior a las siglas. Quería hacer una novela que se pudiera leer como a Jane Austen, en cualquier lugar y por todas las edades.

-¿Cuál es la clave para escribir una novela?

-Las emociones, busco emocionar al lector, yo ya me emocioné en la creación, pero sólo vale explorar una parte de mi autobiografía para llegar a algo más, ahí se convierte en un interactivo con el lector, y eso es lo que me interesa.

Literatura y cine. Foto: Cortesía Hay Festival.

-¿Con Ciertos chicos cierra ese episodio de su vida o buscará explorar más?

-Podría escribir más pero no lo veo como una saga, aunque sí me dejó la sensación de querer explorar en los “ciertos chicos” de hoy, es decir, de los que viven en un mundo que nos parece un tanto más abierto en relación a las décadas previas. Escribir de qué mueve a los jóvenes de hoy y cuáles son sus miedos, me parece que lo insinúo hacia el final del libro.

-¿Qué cree que les pueda dar miedo a los jóvenes hoy, y que cree que es ser contracultural?

-No tener redes sociales, no tener Instagram, ser políticamente incorrecto, o no tener miedo a que te “funen” (cancelar socialmente, especialmente a través de redes sociales), y si sucede, no tomarlo como una cancelación sino como una opinión de los demás que quizá pueden estar equivocados.

“Hoy la gente tiene mucho miedo a no caer bien o no quedar bien. Les he dicho a alguno de mis alumnos ‘ojalá te funen’, y me miran como si les deseara lo peor.

“Ser ‘funado’ no es por desearles un mal en la vida -remató-, sino con lo que cualquier escritor podría aprender mejor como vía para sobreponerse a la crítica. Creo que es algo en lo que un escritor debería soñar”.

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