Literatura

Recuerdan a Antonio Deltoro, “el poeta de la quietud”, en la Fundación para las Letras Mexicanas

El acto que buscaba homenajearlo en persona tuvo que ser póstumo debido al reciente deceso del escritor
miércoles, 24 de mayo de 2023 · 21:36

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Figura indiscutible de la poesía mexicana del siglo XX, la trayectoria de Antonio Deltoro fue recordada en la Fundación para las Letras Mexicanas.

El acto que buscaba homenajearlo en persona tuvo que ser póstumo debido a su lamentable deceso hace un par de días.

Hombre afable y generoso, merecedor de diversos premios, entre ellos el Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer (2013) y el Internacional de Poesía Novi Sad (Serbia, 2014), la partida de Deltoro la tarde del domingo 21 de mayo fue sentida en redes sociales, especialmente por colegas, exalumnos y amigos.

“El Homenaje a Antonio Deltoro” se programó para la tarde del martes en la Casa Universitaria del Libro, en la calle Puebla y Orizaba en la colonia Roma de esa ciudad, y así sucedió en medio de cálidas palabras por parte de sus exalumnos.

Ahí se reunieron Elisa Díaz Casteló, Claudia Barrueto, Pablo Molinet, Christian Peña y Javier Peñaloza para dialogar en torno a su trayectoria.

Para abrir el acto, Miguel Limón, presidente de la Fundación, expresó unas palabras:

“Nuestro mayor reconocimiento y sentimiento por la pérdida de Toni Deltoro, a quien habíamos pensado en la organización de estas mesas de poesía –desde hace tiempo-- para ofrecer un homenaje de reconocimiento de su obra poética, y lo mucho que contribuyó a la construcción de esta casa, al servicio de la literatura y de todos aquellos que están dispuestos a vivir por ella con su trabajo.

“Desde los primeros años de la existencia de esta institución participó al lado de jóvenes, con fervor y dedicación…. Si esta casa es una obra en proceso que vale la pena continuar, en mucho se le debe a Toni Deltoro a quien recordaremos con respeto y admiración. Una tarde sombría pero llena de luz como a él le gustaría.

En el acto presencial y virtual (pues también fue transmitido en vivo por la cuenta Facebook de la FLM), Pablo Molinet, quien dirigió la charla, comentó:

“’Lo auténticamente mío es la felicidad’, eso dijo Deltoro en una ocasión memorable, donde también comentó: ‘nací con fórceps, ¿por qué añadir dolor al dolor?’. Antonio no hubiera querido que esta fuera una tarde triste. Antes de recibir la noticia que recibimos iba a comenzar mi charla con ‘Antonio Deltoro es un poeta vivo y vigente…’. Dudaba, pero no, ayuda a dimensionar su magnitud, su huella en nosotros, ese gran poeta y creador no tenía necesidad de demorarse en nuestros borradores y desarrollo desigual, pero lo hizo por generosidad pura, porque nos quería y porque nos quiso, tenía que iniciar así la presentación de Claudia Barrueto, pues somos compañeros de la tercera generación de la FLM”.

En su turno Barrueto leyó un texto:

“’La gratitud es el único secreto que puede revelare por sí mismo’, dice Emily Dickenson, “nos reunimos para honrar a Deltoro, nuestro poeta, guía y lujo a cuya tutoría llegué a los 27 años. A su lado el jueves fue mi día de oro molido, me ayudó a sopesar cada idea e imagen que me interesaba abotonar en mi expresión o la contención de caos en mi escritura; me ayudó a ser ‘persona’ pues una de sus grandes prioridades fue ser un hombre agradecido.

“Mis compañeros y yo fuimos testigos de ello en cada una de las sesiones donde salíamos conmovidos por su curiosidad y pensamiento genuino, quien en el nombre lleva su estrella pues nació bajo el signo de Tauro un 20 de mayo de 1947”.

Después Elisa Díaz Casteló leyó unas notas recordando poemas que Deltoro leyó en alguna clase como el de José Watanabe “El guardián del hielo”, que Deltoro pronunció en voz alta como profesor en la FLM, mismo que dice:

Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.
También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.
Oh cuidar lo fugaz bajo el sol…
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil…

Tras ello, Javier Peñaloza relató una anécdota con Deltoro, en donde el poeta estaba nervioso minutos antes de pasar a leer en vivo ante un gran aforo y del cual salió avante:

“Mis compañeros y yo sentimos una gratitud para la Fundación para las Letras Mexicanas, de otra manera muchos de nosotros no hubiéramos tenido ese regalo de haber tenido a Toni los jueves como ‘tutor’. Esa palabra, ‘tutor, me parecía desconocida y remota hasta que entré a la FLM y conocí a Deltoro, entendí cabalmente su significado y parte de esa tutoría fue acercarme o enseñarme a cómo leía que era como un regalo compartido que a la larga se volvía un espacio habitable, y ese fue su otro gran presente para mí y muchos más…”.

Mientras que Christian Peña recordó anécdotas con Deltoro, a quien definió como “un poeta de la quietud” según sus versos. Apuntó que uno de los cuestionamientos que Deltoro hacía a sus estudiantes era ‘¿este poema es necesario para ti?’ Además de recordar diversas historias personales del poeta, como el hecho de que era amante del futbol y su club nacional siempre fue el Necaxa. Dijo Peña:

“Nunca dejaba de enseñarte, era la extensión de lo que conocías en la FLM, nunca dejaba de estar ahí… cuando nació mi hijo mi esposa y yo estábamos embarazados y quisimos decirle que seríamos papás cuando le di la noticia nos respondió: ‘ustedes son de deportes extremos’; mi hijo se sabe anécdotas de Toni, y cuando escribo y recuerdo imágenes de Antonio es sensacional.

“Lo visité durante la pandemia, de su accidente y después de ello lo visitaba y leíamos juntos libros completos, y conforme pasó el tiempo dejé de verlo, en especial el último año y medio y es curioso porque cuando sientes que la presencia de alguien es más fuerte, quizá porque esta a punto de irse, hablamos por teléfono, le dije que me sentía triste, y me dijo que no lo estuviera, era su manera de agradecer y ver la luz en medio de todo”.

Deltoro (Ciudad de México, 1947) fue autor de poemarios como Algarabía inorgánica, ¿Hacia dónde es aquí?, Los días descalzos, Balanza de sombras, Poemas en una balanza, Poesía reunida, Zurdo, muchos de ellos traducidos al inglés, francés, rumano, polaco, japonés, portugués, italiano, chino, griego y neerlandés.

También fue miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte y emérito desde 2019. Además de impartir cursos y talleres de poesía en la Fundación para las Letras Mexicanas, lo hizo en la Fundación Octavio Paz, La Casa del Poeta e instituciones y casas de cultura nacionales y extranjeras.

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