Luisa Josefina Hernández
Con homenaje, despiden simbólicamente a Luisa Josefina Hernández en Bellas Artes
La profesora Aimé Wagner, actriz, investigadora y académica, recordó la pasión de Luisa Josefina Hernández por la docencia, misma que ejerció por más de 40 años en el Colegio de Literatura Dramática y Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en donde se hizo emérita en 1991.CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Con la presencia de personalidades del gremio teatral y cultural del país, familiares y amigos de la dramaturga, novelista y docente Luisa Josefina Hernández, el homenaje con el que se le despidió simbólicamente en el Palacio de Bellas Artes, fue un acto para recordar su trayectoria, pero también la ausencia de sus obras completas.
Sin las cenizas presentes de la dramaturga, petición de la misma Hernández y cuyos restos fueron cremados y descansan en su casa, en Cuernavaca, Morelos, el homenaje se realizó la tarde de este viernes en una sencilla y sentida ceremonia en Bellas Artes, mismo que se encontraba bardeado por muros de acero debido a la marcha feminista que se efectuó esta tarde.
Con una foto en gran formato de la dramaturga colocada en el mezanine del máximo recinto cultural, flores en tonos crema y rosa más dos coronas en mismos tonos, una del INBAL y otra de la Secretaría de Cultura, la titular del Instituto Lucina Jiménez fue la primera en abrir el micrófono al recordar parte de su trayectoria al tiempo de acentuar la importancia de su trabajo en la docencia (gran parte de esta en la UNAM), así como sus obras y en especial su legado.
En su turno José Caballero, actor y director de teatro, encargado de montar “Los grandes muertos” en la Compañía Nacional de Teatro en 2018 con motivo de su 90 aniversario, dijo:
“Además de sentirme honrado, debo decir que nuestra amada maestra cumplió con su labor en las artes, siempre lúcida y serena, franca, serena y un excelente sentido del humor…
“Anteayer leí en un diario que se destacaba la narrativa de Luisa Josefina Hernández, ‘una autora tan celebrada como mal leída’; yo añado tan insuficientemente escenificada. En el sueño de crear una patria teatral mexicana su obra significa su realización plena… Es nuestra Ibsen, Chejov, Ckeck, nuestra Shakespeare, pues quién como ella como en cualquier dramaturgia del mundo ha llevado a escena las contradicciones de su nación con la maestría que lo ha hecho en la saga de Los grandes muertos y sin embargo falta que lo sepan todos en este país”.
Por su parte, la profesora Aimé Wagner, actriz, investigadora y académica, recordó la pasión de Luisa Josefina Hernández por la docencia, misma que ejerció por más de 40 años en el Colegio de Literatura Dramática y Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en donde se hizo emérita en 1991.
“La labor docente la cumplió con pasión, siguiendo las palabras de su padre, un notable jurista campechano, quien dijo ‘aquel que por medio de la educación no les proporciona a otros las armas para vivir en el mundo, no ha cumplido ni como ser humano, ni ciudadano, ni como padre’”, dijo.
Fue Aurora Cano, titular de la Compañía Nacional de Teatro, quien recordó que si bien fue profesora emérita por la UNAM, era difícil dejar pasar en un día como este (debido a la marcha feminista) que también fue la única mujer en el siglo XX nombrada emérita:
“Debería hablar de los grandes muertos y explicar por qué esa obra era en el centro mismo del canon nacional, pero me parecía que de alguna forma la perspectiva dramatúrgica no contaba toda la historia. Luisa Josefina es, ante todo, una gran artista y así será recordada, pero detrás de esa autora hay algo más extraordinario, alguien que piensa el teatro como nadie, no puedo dejar de destacarlo aunque no quería sacar el tema de género, pero las estadísticas son apabullantes, y el contexto lo es todo, fue la primera mujer en ser nombrada emérita en la FFyL en el siglo XX, la única mujer emérita, el contexto lo es todo, ¿qué tan contundentemente brillante su agudeza fue incuestionable en todo momento? Su lucidez por todos los que la rodeaban…”.
Su nieto, David Gaitán fue el encargado de cerrar el acto, y tras pedir un aplauso en memoria de su abuela, mismo que duró un minuto, afirmó en nombre de su familia --Mercedes, Luisa, Lorenzo y Santiago, hijos de la dramaturga, y sus nietos Pablo, David, Luciano Rafael y Andrea— sentir un orgullo y estar conscientes que su abuela significó mucho para todos los presentes; acto seguido dio lectura a una carta personal que le envió tras la publicación de “Luisa Josefina Hernández. Memorias” (2016) –y con momentos de voz entrecortada--, le hizo saber lo mucho que la admiraba, su influencia en la vida, profesión, pero sobre todo el amor que le tenía toda la familia.
Tras ello, miembros del Cuarteto de Cuerdas de la Orquesta Sinfónica Nacional interpretaron obras de Mozart, Manuel M. Ponce, Pietro Mascagni, Juventino Rosas, Rosas Macedonio Alcalá y Antonio Santoyo.