Televisión
“Cada minuto cuenta”: así es la temporada final de la serie sobre el terremoto de 1985
Las actrices Miriam Balderas y Azalia Ortiz, quienes recrean a dos enfermeras que quedan atrapadas en los escombros del Hospital General, coinciden en que interpretar a sus personajes “fue muy fuerte”.CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Amazon Studios & Traziende Films producen la segunda y última temporada de “Cada minuto cuenta” en torno al terremoto del 19 de septiembre de 1985 y se exhibe en Prime Video.
Las actrices Miriam Balderas y Azalia Ortiz, quienes recrean a dos enfermeras que quedan atrapadas en los escombros del Hospital General, coinciden en que interpretar a sus personajes “fue muy fuerte”.
La nueva serie de diez episodios fue dirigida por Jorge Michel Grau, Moisés Urquidi y Fernando Urdapilleta. En la trama, han pasado 24 horas desde el terremoto y un día entero más desde que los escombros cayeron encima del doctor Ángel (Osvaldo Benavides), pero nadie sabe nada de él.
Desde que el Ejército tomó el control del Hospital General las actividades de rescate siguen paralizadas. Por otro lado, Pepín y los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México se unen a los voluntarios que buscan sobrevivientes entre los restos del Conalep, uno de los centros educativos más importantes de la capital.
Ahí se encuentran con Alicia, una mujer muda que busca desesperadamente a su sobrino. Las enfermeras y el doctor Carlos continúan con sus labores en el hospital mientras que, con ayuda de Camila, tratan de dar con el paradero de Ángel dentro del derrumbe.
Al mismo tiempo, la periodista (Maya Zapata) sigue con su búsqueda por solicitar apoyo extranjero, topándose así con un oscuro secreto que involucra al ejército y al violento coronel Hernández, encargado de mantener el orden en el Hospital General.
Mientras todo esto pasa, la inminente réplica del terremoto es una amenaza cada vez más latente, pudiendo llegar en cualquier momento a derrumbar todo lo que se ha logrado rescatar.
También actúan Antonio de la Vega, Gerardo Trejoluna, Jesús Zavala, Lucila Olalde y Luis Fernando Peña, entre otros.
Memoria histórica
En entrevista, Balderas considera que “Cada minuto cuenta”, más allá de ser una historia más que se narra en una serie, “forma parte de un pedazo de nuestra memoria histórica y eso vale mucho la pena mencionar”. Sigue:
“Cada relato que contamos aquí, está basado en hechos reales, en narrativas que nos compartieron las personas que tuvieron esas experiencias hace cuarenta años, y cada uno de estos personajes conforma varias anécdotas que valen mucho la pena escuchar y darles voz, porque al final también es nuestra propia voz, nuestra propia herencia emocional, cultural y de identidad, que de pronto está última es muy manoseada de mala manera o irresponsablemente.
“Es importante recordar el valor que tenemos de resiliencia, unión, reconstrucción, autogestión y autoorganización frente a un momento donde el gobierno de la época no tenía los recursos o la disposición de ayudar.
“El voltear a ver a la sociedad civil es conmovedor, es un acto de amor de la sociedad civil a la misma sociedad civil, desde el ser humano hacia el propio ser humano. Creo que esta es la gran aportación de ‘Cada minuto cuenta’. Vale muchísimo la pena que todos los mexicanos la veamos porque nos va a aportar mucho. A mí personalmente me ayudó a responder cosas y cuestionamientos que yo tenía del mismo evento”.
En la misma charla, Ortiz agrega que interpretar personajes así, la acercan a una responsabilidad que desde que empezó a ser actriz se forjó:
“Quise ser actriz por este acercamiento al otro de otra forma, de una forma casi subrepticia, acercarme al inconsciente colectivo, poder conectarme con el otro, y siento que ‘Cada minuto cuenta’ me otorgó la experiencia de acercarme al otro. Hablo del espectador, hablo del crew, hablo de la producción, hablo de la dirección, es acercarnos para repensar un poco el México que hemos construido y que estamos reconstruyendo todo este tiempo. Mi personaje Hilda y todos los demás personajes de la serie, no sólo tocan algo individual, sino que es un latir colectivo. Eso fue lo que me regaló este proyecto”.
–¿Es complicado interpretar a un personaje en el entorno de un temblor que fue real?
Balderas responde:
“Es una responsabilidad enorme, porque estás tocando la historia real. Saber que estás tocando la vivencia de alguien que pasó por todo eso y que no se lo inventó, es decir, si hubo un corazón que se tuvo que resarcir, remendar en compañía de todos, es un reto, porque además quien vaya a ver la serie verá por todo lo que pasaron”.
Ortiz añade:
“Mi personaje en la primera temporada quedó bajo los escombros y toda la primera temporada se enfocó en cómo resolver estar con vida sobre escombros. ¡Si lo imaginé! Me conmueve. Su historia es de una mujer de lucha y se salva para reconstruir nuevamente todo en la segunda temporada. Y no sólo ella, sino toda la sociedad”.
Balderas continúa:
“Cuando Azalia menciona todo el país, me acordé que en ese tiempo, hace cuarenta años, todavía estaba muy fresco el rencor hacia los otros estados de la República. Había como ciertas divisiones de identidad orgullosa y con el ego muy arriba. Después del terremoto de 1985 somos uno, y la hermandad se despertó en el otro y la empatía ante la desgracia es fuertísima y conmovedora, o sea, algo que nos deja esta experiencia de 1985 es esa necesidad de hablar de ella. Más allá de los tres minutitos después de la alerta sísmica, debemos hablar de esas heridas, de ese episodio, tanto de la parte política como de la parte humana, emocional, y de la parte de la protección civil organizada”.
Finaliza:
“Todo eso vale la pena seguirlo hablando y este es un gran pretexto para continuar esa charla”.