Adelanto de Libros

"Nunca fuimos por un helado", novela de Zamira Bringas

Hace pocos días nos enteramos de que había publicado su novela "Nunca fuimos por un helado", de la cual ofrecemos el segundo capítulo a nuestros lectores
miércoles, 6 de octubre de 2021 · 08:17

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Inolvidable, Zamira Bringas es una hermosa mujer a quien recordamos con sus ojos de luz siendo una muchacha llena de creatividad y ensoñaciones, entrando curiosa a alguno de los excelentes talleres de nuestra Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM allá por mediados de los años setentas.

Hace pocos días nos enteramos de que había publicado su novela "Nunca fuimos por un helado", de la cual ofrecemos el segundo capítulo a nuestros lectores. Apro le solicitó un adelanto y un breve párrafo sobre ella. Zamira respondió por correo electrónico:

“¿Cómo escribir en un párrafo una vida? Pues ahí va… Estudié Lengua y Literatura Hispánicas en la UNAM, y algunas materias en la carrera Literatura Dramática y Teatro, como optativas para mi carrera, pero luego me quedé de oyente. No me valió académicamente; sin embargo, aprendí mucho. Y participé en varias obras como actriz, en teatro y radio, con diferentes directores, como Enrique Atonal y Rocío Carrillo (La Rendija), y manejando títeres con Mireya Cueto.

“Estudié años después Psicología Clínica en el Instituto Mexicano de la Pareja y ahí mismo una maestría en Terapia individual y de pareja, basada en la teoría de Carlos G. Jung. Y un diplomado en Sandplay con Minda Marín. Cuento con 20 años de experiencia dando terapia en consultas privadas.

“Mi novela ‘Nunca fuimos por un helado’ está publicada en Amazon.com. Ahí mismo tengo publicado un libro de poemas, ‘Frente al I Ching’, tomando lo esencial de cada uno de los libros del ‘I Ching’ para estructurar cada poema. Asimismo, tengo publicado un artículo que ahora puede leerse en Scribd.com sobre un análisis junguiano de los arquetipos en los cuentos de hadas, se llama ‘Un estudio arquetipal de los cuentos de hadas’. ¡Ah, y soy ‘Mono’ en el Calendario Chino, jeee! La próxima novela, que ya la empecé, será tomando de pretexto el título de una canción de Carlos Arellano.”

La dedicatoria de Zamira en la novela es la siguiente: “A Alvaro (sin acento) que siempre me apoya en todo lo que emprendo, y ayuda en las cuestiones tecnológicas que no entiendo. A mi querido amigo Armando Rosas, a quien admiro muchísimo, cantante y compositor, autor de la canción que menciono en la novela y de la cual saqué el título de la misma. A Sabina Berman, gran mujer, periodista y escritora. A Suspiro y Viento de Agua que esta vez fueron mi fuente de energía.”

II.- El arquitecto

Ha de ser eso del doble mensaje --pensó retomando el hilo de lo que venía pensando en el camino-- por lo que nunca termino nada. Como si al terminar las cosas me muriera yo un poquito, pero a la vez, si no las termino, se me mueren adentro las ideas. Ahí hay un doble mensaje, mío y para mí. Ni necesité a los demás para que me volvieran loca. Si parece que viven en mi cabeza, ahí estoy oyendo la voz de todos ellos mandándome, exigiéndome, regañando, y chantajeándome también. Si soy igualita a mi madre, caray, y por lo tanto a mi abuela Antonia. Y hasta la voz de mi Lety se mete con sus cuentos de terror. Claro, no son ellas, ya sé. Son las que me metí con calzador, carajo.

         Que no se me olvide llamar a la mamá de Marisela, para lo del Arquitecto. Si pudiera entender por qué mamá quiere hacer otra remodelación en la cocina... De una vez, a ver… (Llama desde su celular)

--Hola, ¿Mary? Qué tal, habla Cósima. Bien, bien. Aquí molestándote. Quería saber si hablaste con el Arquitecto que te hizo la remodelación. Sí. A mamá le urge, ya sabes. Ah, bien, gracias. ¿Me lo mandas por whatss? Gracias. Sí a ti también.

Es curioso cómo la voz de Marisela es idéntica a la de su mamá. Ya llegó el contacto. Se lo mando de una vez a madre…mmmh… va.

Qué flojera tener albañiles y olor de cemento en tu casa. No pienso ni aparecer por ahí cuando esté sucediendo. Aunque según Marisela el Arquitecto es guapísimo. Pero seguro está casado o es gay. Siempre es así. Y la verdad con la vida que escogí, no hay manera de tener una pareja estable. Las mujeres que trabajamos en el arte, las que nos ocupamos, y tenemos horarios anormales, no podemos tener una vida hogareña. Que yo lo sé por experiencia doble. El lío que era cada vez que me iba de gira o llegué tarde de ensayos, el horror de todos los hombres si tengo ensayo o función los fines de semana, porque “es cuando deberíamos de ir al teatro nosotros juntos, amor” y si fuera así con todos ¿quién daría las funciones? A ver.

Debería de escribir una obra de teatro sobre la problemática de las mujeres que hacemos teatro. O tal vez ya se hizo… nadie inventa el hilo negro, seguro. Pero desde mi perspectiva, se podría, claro. Mi perspectiva pesimista, sobre todo cuando no tengo claro el futuro y/o cuando se me descompone el auto, que es seguido, o cuando…

Entra a la librería-cafetería Marisela. La ve de lejos y con una sonrisota se acerca a su mesa en dos zancadas y se deja caer en una silla. Era su amiga desde la secundaria y ahora además vivían en la misma colonia. Parecía más joven, delgada, pálida y con el cabello corto, negro. Ojos azul gris y bajita de estatura, medía no más de 1.55. Junto a Cósima de 1.74 m, se veía aún más pequeña.

--Hola tú. Pasé a tu casa y me dijo Lety que estabas acá. Y en el camino hablé con mamá y me dijo que acababa de hablar contigo.

Para qué soy buena --dijo Cósima.

--Para nada, jaaaaa… No, en serio. Necesito que me cubras. Mis papás invitaron a comer a mis tíos los que son mis padrinos y quieren que esté, pero no puedo. Le dije a mi papá que iba a ayudarte con unas piruetas que tienes que hacer en una obra y que es importante para que no te rompas el cuello. ¿Sale?

--Con quién vas a salir.

--Luego te cuento con pelos y señales. Si todo sale bien, claro. ¿Tú que vas a hacer? Ni se te ocurra ir adonde mis papás. Supe que tu mamá le quiere robar el Arquitecto a la mía.

--Para qué iba a ir allá si el chiste es que el Arquitecto famoso acepte ir a la de mi mamá.

--Lo vas a conocer. Está bien guapote.

--No creo. Yo voy a casa de mi abuela el domingo. Ningún Arquitecto trabaja los domingos y menos si es casado.

--Que no es casado. Lo juro. Lo conozco desde hace tiempo porque es hijo de unos amigos de mi papá, son de su tierra.

--¿Es de Cantabria?

--Sí. Bueno él no, sus papás. Ya vas a ver, qué cuerazo.

Lástima que a mí siempre me ha visto como si fuera su primita lejana, o algo así.

--¿Quién es el galán que vas a ver mañana? ya cuenta.

--No. Secreto. Luego…ahora tengo que zarpar veloz --dijo, levantándose con esa energía tan peculiar de Marisela que nadie sospecharía al verla tan delgada.

--¿Me vas a dejar así? Mensa.

--Así de mensa ya estabas, jaaa... --dijo mientras avanzaba, realmente veloz a la salida.

Cósima se quedó, como siempre que veía a Marisela, con una sonrisa pegada a la cara. Pero sus pensamientos restablecían el diálogo consigo misma:

Ah, querida, siempre danzando en los cables, siempre diciendo mentiras, cubriéndose, atreviéndose. Soy sin duda una cobarde, junto a ella. Jamás podría vivir en un hilo ni moverme tan de prisa. ¿Con quién estará saliendo? Debería de espiarla jee por su bien. Aunque la verdad es que espero que esta vez sí cuaje, se ve que tiene tantas ganas de tener una relación estable, pero lo que los hombres ven es a una escuincla inestable y volátil. Bueno, y yo qué. Dos relaciones dizque muy serias y fue el reverendo relajo. No me quejo. Y la verdad no quiero tener ninguna relación por lo pronto. Es tan adorable vivir sola. ¿Qué hora es? Hora de volver. Que de todas formas aquí no me voy a poder concentrar en nada. Al rato en casa empezaré a memorizar la obra de Sabina, no estaría mal, aunque me adelante, aunque no me quede. Es un buen ejercicio.

“Muerte súbita”. Al menos ya me sé el título.

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