Senado
Representación proporcional: ¿Qué es eso?
Nació como una válvula de escape en tiempos de partido dominante. Se convirtió en garantía de pluralidad.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- La representación proporcional (RP) ha sido uno de los mecanismos más discutidos en la historia electoral de México. Surgió en un contexto de hegemonía política. Nació como una válvula de escape en tiempos de partido dominante. Se convirtió en garantía de pluralidad.
Hoy se discute reducirla. La Cámara de Diputados sufrirá seguramente una recomposición. El Senado volvería a tres por estado: dos para el ganador y uno para la primera minoría. Esa es la idea de Morena, al menos.
El debate es intenso. Para algunos es un ajuste natural. Para otros, es un golpe a la pluralidad. Se acusa de retroceso democrático. Veamos.
Primero. La Cámara tiene hoy 500 diputados. Trescientos de mayoría. Doscientos de lista. La reforma reduciría el número de diputados, especialmente los de RP, sin desaparecerlos por completo.
En 1977, la RP fue crucial. El partido hegemónico se llevaba prácticamente todos los distritos. La oposición quedaba fuera. Aunque lograra millones de votos, no obtenía representación. La RP abrió el espacio. Dio oxígeno al Congreso. Fue el inicio de la transición democrática.
Pero cuatro décadas después, el país cambió. Hoy ningún partido gana todo. Hoy la oposición tiene fuerza real. Gobierna estados, alcaldías, congresos locales. El pluralismo está vivo.
Entonces, ¿para qué 200 pluris? ¿Qué sentido tiene mantener curules de lista que nunca pasaron por campaña? ¿Qué legitimidad tienen legisladores que jamás pidieron el voto? Reducirlos no borra la diversidad. La fortalece.
Porque obliga a competir. Obliga a salir a la calle. Obliga a que cada partido busque votos en territorio. Diputados de escritorio se deben acabar. Diputados invisibles ya no. Diputados con respaldo ciudadano, sí. Que le deban el cargo al votante para que rindan cuentas. No al dirigente que lo incluyó en una lista bajo acuerdos cupulares.
¿Es regresivo que quienes aspiran a representar a los electores hagan campaña y convenzan? ¿O lo regresivo es que alguien llegue al Congreso porque su partido lo colocó en una lista ajena a la transparencia y al voto ciudadano?
¿Esta reforma le conviene hoy a Morena? Sí. Pero es coyuntural. La 4T no tiene escriturado el voto de una vez y para siempre. Mañana puede, con toda legitimidad, ser otra fuerza política la que se beneficie. Esta fórmula permitirá que quien gane traduzca su programa en gobierno. Sin chantajes. Sin extorsiones. Con respaldo claro de la mayoría.
Lo democrático es el contacto directo. La persuasión real. El voto emitido por ciudadanos. Mantener listas infladas es un privilegio. Reducirlas es exigir autenticidad.
Segundo. El Senado hoy tiene cuatro escaños por estado. Dos para la fórmula ganadora. Uno para la primera minoría. Y uno más por representación proporcional. Ese último es el problema.
En sus orígenes, el Senado tenía solo dos escaños. Ambos para la mayoría. La oposición quedaba fuera. La reforma de los noventa corrigió: se agregó un tercero para la primera minoría. Con eso se equilibró.
Pero en 2014 se agregó un cuarto. Un escaño plurinominal nacional. Una distorsión. No representaba a los estados. Representaba a partidos con votos marginales. Sin arraigo local. Sin legitimidad territorial.
La reforma actual busca corregir. Se busca regresar a tres senadores por estado. Dos para el ganador. Uno para el perdedor más votado. Ese tercer escaño seguirá siendo opositor. Pero ya no será un regalo. Será producto de votos.
¿Lo democrático es que sea el partido el que decida en privado quién es senador? ¿O lo democrático es que el opositor tenga detrás el respaldo de ciudadanos que lo apoyaron en campaña?
El cambio no elimina a la oposición. La fortalece. Porque la vuelve más auténtica. El tercer escaño no será de lista. Será de votos. Será de ciudadanos.
Además, este esquema da claridad. El votante sabe qué pasa con su sufragio. El que gana obtiene dos. El que pierde, pero convence más que otros, obtiene uno. Simple. Directo. Sin fórmulas oscuras.
Con ello, el Senado recupera su sentido original. Una cámara de representación territorial, no un espacio de cuotas. Tres escaños claros. Tres escaños entendibles. Tres escaños legítimos.
Tercero. Los críticos dicen: el ahorro económico será pequeño. Y es cierto. Pero el mensaje es fuerte. Menos pluris significa menos privilegios. Menos partidos de membrete. Menos curules de regalo.
¿Habrá sanciones internacionales? No. ¿Se caerá el peso? No. ¿Se frenará la inversión extranjera? Tampoco. Ningún tratado habla de plurinominales. Ningún mercado se mueve por listas. La ONU no condena fórmulas electorales.
El efecto real será interno. Más competencia. Más campañas. Más contacto con los electores. Más ciudadanos decidiendo.
¿Dónde está la regresión? ¿En pedir que los legisladores tengan votos reales? ¿O en mantener a quienes llegan al Congreso sin respaldo ciudadano?
El sentido común es claro: no habrá movilizaciones masivas. La mayoría de la población no conoce la RP. Ni la entiende. Ni la quiere entender. El tema no despierta pasiones. Lo hace la inseguridad, el costo de la vida y otros. Los entienden porque los viven y lo sufren a diario. La movilización quedará en élites.
El cambio no sacudirá la economía. No romperá la estabilidad. No aislará a México. Lo que sí hará es sacudir a los partidos. Forzarlos a competir. Obligar a salir de la comodidad de las listas.
La política será más intensa. Más directa. Más confrontativa, sí. Pero también más auténtica. Menos privilegios. Más votos. Y aquí hay un dato que suele olvidarse: nuestros principales socios, Estados Unidos y Canadá, no tienen RP. Todos, sin excepción, deben buscar y ganar el voto para ser legisladores. Si allá no es retroceso, ¿por qué aquí sí?
Menos plurinominales no significa menos democracia. Significa más votos. Más competencia. Más representantes auténticos. Lo regresivo es el privilegio. Lo progresivo es la exigencia. Lo regresivo es la comodidad de las listas. Lo progresivo es la legitimidad de los votos. La democracia no se debilita cuando se exige más. Se debilita cuando se regalan espacios. Este cambio no resta pluralidad. Le da fuerza. Le da verdad. Le da autenticidad. Eso no es retroceso. Eso es avanzar.
@evillanuevamx ernestovillanueva@hushmail.com