Opinión

Donde no hay corrupción, hay efectividad

México lleva más de un siglo sin actualizar su jornada laboral. Hoy está entre los países con más horas trabajadas al año. Reducirla lo acercaría a los estándares de la OCDE.
jueves, 17 de julio de 2025 · 05:00

Recientemente tuvieron lugar mesas y diálogos para determinar la implementación gradual de la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales en nuestro país.

Este tema, de interés público, debe darse a conocer ampliamente. En caso de aprobarse es importante saber cómo se implementará, cuáles serán los pasos y la gradualidad del proceso.

Ya existen países donde la jornada de 40 horas es una realidad, como Estados Unidos, así como en varios países de Europa y América Latina.

Hay que destacar las ventajas y desventajas del nuevo esquema. Desde mi punto de vista, una de las ventajas, con la que coincido, es que las personas pueden ser más productivas. Desde mi experiencia en diversas instituciones públicas, siempre he procurado que la productividad sea efectiva, más allá del cumplimiento de horarios. No se trata sólo de permanecer horas en un escritorio, sino de lograr resultados.

Agencia automotriz. Mejorar la productividad. Foto: Miguel Dimayuga.

Por ejemplo, en el extinto INAI se establecía que quien ingresaba a trabajar y no tuviera seis meses de antigüedad antes del periodo vacacional debía quedarse a realizar las famosas “guardias”. Éstas no siempre se requerían, ya que los plazos, por ley, se suspenden durante los periodos vacacionales. En mi caso, prefería que el personal con cinco meses y medio de trabajo también se fuera a descansar, igual que quien tenía 10 años. Convivir con la familia y desconectarse garantizaba su regreso con mejor ánimo y libre de estrés.

Estoy convencida de que el trabajo puede cumplirse en las horas establecidas, y que si se requiere más tiempo, por un imprevisto o una urgencia, debe ser decisión voluntaria del servidor público.

En mi etapa como coordinadora de la Plataforma Nacional de Transparencia, cuando había una afectación en los servicios y la plataforma debía estar en línea, trabajábamos las horas necesarias. En esos casos no hay horario que valga. Lo urgente se atiende.

He comprobado que un trabajador descansado produce más y se concentra mejor.

México lleva más de un siglo sin actualizar su jornada laboral. Hoy está entre los países con más horas trabajadas al año. Reducirla lo acercaría a los estándares de la OCDE.

Las empresas privadas han expresado su preocupación por el aumento de costos y el pago de horas extra. También se ha solicitado que éstas no sean gravadas. Se ha dado un interesante intercambio de ideas entre Gobierno y sector empresarial, que debe continuar.

Pero hay un factor clave en este debate: la corrupción. La jornada puede reducirse, pero si no se eliminan tiempos muertos, duplicidad de funciones, trámites innecesarios y burocracia, poco se logrará. Donde no hay corrupción, hay efectividad. Trabajar menos no es hacer menos, sino hacer mejor. Con instituciones funcionales y ciudadanos que confían.

Tanto en lo público como en lo privado, quien quiere dar resultados no se limita por el horario. Hay grandes servidores públicos y trabajadores comprometidos. Todo depende de la actitud y de eliminar obstáculos a la efectividad.

Quien aspira a mejorar su calidad de vida, que lucha por ser productivo y conservar su empleo, sabrá adaptarse a las nuevas dinámicas.

Veremos en las próximas semanas cómo avanza el debate. El tiempo dirá si fue un acierto. Pero insisto: sin eliminar la corrupción, ningún cambio traerá los resultados deseados.

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