CDMX

Calzada Flotante en Tlalpan, ¿un proyecto que acelerará la gentrificación? Esto alerta un experto

El urbanista Pablo Gaytán expone los riesgos del proyecto de la jefa de Gobierno, Clara Brugada, para recibir el Mundial de Futbol, y recuerda que en 1982 se inició el patrón de la transformación territorial en la Ciudad de México, cuando inversionistas y autoridades comenzaron a urbanizar Santa Fe.
lunes, 28 de julio de 2025 · 05:00

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– De acuerdo con el sociólogo y urbanista Pablo Gaytán, el proyecto de la Calzada Flotante de Tlalpan que impulsa la jefa de Gobierno, Clara Brugada, como parte de la infraestructura para recibir la Copa Mundial FIFA 2026, promoverá un proceso de reconfiguración urbana que profundiza la lógica de despojo relacionada con el fenómeno de gentrificación en la capital mexicana. 

Lo que está en juego no es sólo la transformación de barrios, sino la implementación de un plan de negocios estructurado, orquestado por una alianza entre gobierno y sector privado que se ha mantenido intacta desde los ochenta, compartió en entrevista el especialista, quién este año publicó el libro Estado Inmobiliario en la Ciudad de México: Despojo, desalojo, desplazamiento y desarraigo 1982-2024

Gaytán describió el fenómeno de gentrificación como “imparable” y ahora, en plena efervescencia de protestas contra la gentrificación, advirtió que la Ciudad de México parece avanzar sin pausa hacia un modelo urbano que privilegia a los grandes capitales inmobiliarios y turísticos. 

La expansión de la gentrificación ya no se limita a las zonas centrales, o de “tensión inmobiliaria”, como han sido calificadas por el gobierno local. El urbanista identifica un nuevo frente al sur, impulsado por la construcción de la llamada calzada flotante de Tlalpan, una obra que en su primera fase conectará Tlaxcoaque con el Metro Taxqueña y que, en su análisis, no busca mejorar la movilidad cotidiana, sino habilitar el traslado del capital inmobiliario hacia colonias como Portales, Campestre Churubusco, Xola, Villa de Cortés, donde cualquier peatón puede ubicar decenas de torres en construcción.

Torres de construcción en colonias de la CDMX. Catalizador de la gentrificación. Foto:  

La segunda fase pretende conectar Periférico con el Centro Histórico, lo que incluso podría expandir el fenómeno a alcaldías donde era “impensable”, como Xochimilco. Tláhuac, Tlalpan y Magdalena Contreras. 

Esta operación, apunta Gaytán, replica el patrón de transformación territorial que inició en 1982, cuando inversionistas como George Soros, en alianza con el Departamento del Distrito Federal encabezado por Carlos Hank González, comenzaron a urbanizar Santa Fe, bajo un modelo de expropiación para construir proyectos inmobiliarios. En consecuencia a lo anterior, en 1997 se colocó la primera piedra de la Torre Mayor sobre la avenida Reforma, con capital del empresario canadiense Paul Reichmann.

Esa torre marca la salida para la nueva oleada, entonces viene la conexión Santa Fe, Reforma, Avenida Juárez, Centro Histórico, se comienzan a desarrollar ahí proyectos inmobiliarios y los efectos que tiene cualquier proyecto inmobiliario en todos los sentidos es de cinco kilómetros a la redonda, la primera colonia que empieza a resentir los efectos es la colonia Juárez, de manera inmediata. 

De acuerdo con el especialista, el vínculo entre el sector público, financiero e inmobiliario se consolidó con las asociaciones público-privadas durante el gobierno de Andrés López Obrador como jefe de Gobierno, en particular con grupos empresariales como Carso y Danhos, que comenzaron a crear asociaciones público privadas para crear proyectos turísticos a través de un fideicomiso del Centro Histórico: 

“Ya después de eso vienen los siguientes desarrollos y aumento de la influencia de los proyectos de gentrificación en los gobiernos, tanto de Marcelo Ebrard, Miguel Ángel Mancera, Claudia Sheinbaum y hoy día Brugada".

Con la Torre Mayor, una nueva oleada. Foto: Eduardo Miranda

Se trata de un “caldo de cultivo de la gentrificación” que se puede identificar en el proyecto de la calzada flotante de Tlalpan, que además forma parte de un rediseño urbano vinculado al Mundial de Fútbol de 2026. 

Este nodo de obras no está aislado: se articula con otras infraestructuras –la modernización del Tren Ligero, una nueva línea del Trolebús de Ciudad Universitaria a Huipulco, así como nuevos tramos de Cablebús para conectar con el Ajusco– que confluyen en un epicentro: el Estadio Azteca, que se perfila como un futuro centro de espectáculos.

Doble discurso 

El investigador señaló que, aunque el discurso oficial reconoce las afectaciones sociales causadas por la gentrificación, proyectos como la calzada flotante responden principalmente a una lógica de expansión territorial orientada al turismo y a la inversión privada: 

Pensado en Xochimilco, el Ajusco y el Estado Azteca como los nuevos yacimientos deportivos, del espectáculo, del turismo para que entren recursos para la industria turística, en particular en beneficio a plataformas de hospedajes a corto plazo. 

Además, considera que la construcción de vivienda social en las colonias Buenos Aires y Doctores, como plantea la actual administración, podría expandir dinámicas de gentrificación en zonas que la propia Brugada ha calificado de tensión inmobiliaria. 

Brugada. Plan que detona desconfianza. Foto: Montserrat López 

Y cuestiona la viabilidad del tope de rentas anunciado el 16 de julio último, como parte del Bando Uno que presentó la jefa de Gobierno para atender la gentrificación, al considerar que se trata de una medida reactiva y simbólica ante el descontento social que emergió en las protestas recientes contra la gentrificación –las cuales tuvieron lugar los pasados 4 y 20 de julio–, pero que carece de sustento legislativo y operativo.

En el análisis de Pablo Gaytán, la capital mexicana podría estar frente a un fenómeno de gentrificación masivo en el que participan todos los niveles de gobierno, pues mientras en la Ciudad de México se desarrollan megaproyectos urbanos orientados al turismo y a la inversión inmobiliaria, en la periferia se están diseñando las condiciones para absorber el desplazamiento que estos mismos proyectos generan. 

Con AMLO, caldo de cultivo para la gentrificación. Foto: Gustavo Graf 

En particular, señaló el caso de Chalco, donde ya se planea infraestructura urbana a gran escala, como una planta potabilizadora y un nuevo centro de transferencia de transporte, lo cual anticipa una nueva ola de expansión metropolitana. 

Explica, estas obras no están pensadas para mejorar las condiciones de vida de quienes ya habitan la zona, sino para facilitar la reubicación de población desplazada por procesos de gentrificación en la capital, reforzando así una lógica de segregación urbana impulsada desde el propio aparato gubernamental.

Comentarios