Cultura

“Soy lo que nunca fui”, mezcla de las violencias

Es una cinta que costó mucho dolor a su director y, por tanto, mucho cariño. Como aprecio tenía por el Festival Internacional de Cine de Guanajuato. Ambos amores hicieron clic y obtuvo el triunfo con su ópera prima. Refleja la negativa acción delincuencial y los acosos sobre una familia.
domingo, 4 de agosto de 2024 · 07:00

LEÓN, Gto. (Proceso).- La ópera prima de Rodrigo Álvarez Flores, Soy lo que nunca fui, sobre una familia que enfrenta la violencia de los delincuentes, el bullying y el acoso sexual, ganó los premios Mejor Largometraje de Ficción Mexicano, Impulso en PR y Medios en la 27 edición del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF).

La película es protagonizada por Ángeles Cruz, César Kancino, Ari López, Alejandro Guzmán, Andrés Delgado, Sara Juárez, Giancarlo Ruiz, Héctor Guerrero y Rubén Pablos.

“Para mí era importante estrenar la película en el GIFF porque yo le tengo mucho cariño. Estrené mi último cortometraje aquí, y creo que la idea de regresar a este encuentro fílmico era algo que deseaba para la película. Necesitaba sentir un abrazo. Ha sido un proceso muy difícil, muy desgastante con la cinta. Me moría de ganas por compartirla con el público en México y me tomó completamente por sorpresa el galardón de Mejor Largometraje, ya que había muy buenas películas concursando. Pensaba que iba a ganar otra”, señala en entrevista Álvarez Flores, licenciado en cinematografía.

Álvarez Flores. Primera cinta y premio. Foto: Columba Vértiz de la Fuente.

Sigue con júbilo:

“Todo fue muy grato, y el nivel de atención que nos dio la prensa también fue sensacional, y el cuidado de todos me deslumbró. Me da sentimiento que les haya interesado. Es un proyecto que viene de mi corazón.  Es un proyecto muy personal. Los productores son mis amigos de toda el alma. Miguel Urías es mi pareja. Es una familia. Sufrimos y celebramos juntos las victorias y desaciertos del proyecto”.

Tras los reconocimientos en el GIFF, afectuado del 19 al 28 de julio, el realizador, nacido en Puebla en 1987, comunica que ha sido un cambio repentino:

“De yo ser invisible, los premios nos hicieron visibles. Somos muchos cineastas en la nación, y sobresalir es complicado. Las preseas son como una forma de validez a iniciar nuestra carrera formalmente y nos dieron un reflector importante, y creo que esa es la importancia de los festivales, dar visibilidad”.

Soy lo que nunca fui se centra en Renato, Abel y Gabriela, una familia dividida por situaciones emocionales. Para ellos, el deseo de ser felices y salir de la situación en la que se encuentran parece ser inalcanzable. Las decisiones que tomen de manera independiente tendrán un efecto en la vida de los otros, demostrando la frágil y delicada manera en cómo están unidos.

La familia del cineasta Álvarez Flores es oriunda de la Ciudad de México, pero después del terremoto de 1985 se trasladó a Puebla. Debido al trabajo de su papá le tocó vivir en Guadalajara, León, Ciudad de México y Tijuana:

“Entonces estoy regado por todas partes, y como Tijuana es la ciudad donde más tiempo he estado, yo digo que soy de allá. La carrera la estudié en Argentina y luego en Tijuana. Ahora vivo en la Ciudad de México”, platica.

-Son muchas aristas en el filme, desde el bullying, el acoso sexual, la violencia de la delincuencia, la falta de comunicación, en fin, ¿cómo surgen todos estos temas?

-No sé si llamarlo desde el punto de vista artístico o que tiene que ver la sensibilidad. Yo me encontraba produciendo un documental en el 2017-2018,  se llama Niña sola (México, 2019) que dirigió Javier Ávila. Nos tocó entrevistar a una familia víctima de la violencia, específicamente feminicidio. A mí eso me dejó muy marcado, la verdad. Sufrí el proceso en cuestión, como de la angustia. Hay muchas situaciones en Soy lo que nunca fui que realmente son anécdotas reales, que sucedían.

Renato, que interpreta a Kancino, está inspirado en un personaje real. Yo estoy impregnado en partes de la historia, sufrí algo de bullying en la escuela y el caso de Gabriela está basado en varias madres que me tocó entrevistar y de cómo yo veo la figura materna, que para mí es como un pilar muy fuerte en mi vida. Yo quería rodar una película donde el personaje principal fuera una mujer trabajadora, de entre cuarenta y cincuenta años, y que puede ser protagónica visible, no sólo puede haber largometrajes de gente joven.

La descomposición familiar es otro tópico, pues el padre está ausente, y comenta:

“Es un trauma fantasmal personal. Mi papá es increíble, lo adoro, y le debo mi carrera. Él trabajó mucho tiempo viajando y fue una figura un poco ausente en nuestra vida. A mi mamá le tocó crearnos. Ella fue como la figura fuerte en la familia, y en mis proyectos siempre hablo de la figura de un padre ausente, y creo que igual estoy reflejando un poco mis traumas de la infancia, aclarando que siempre le digo a mi papá que lo quiero mucho y que yo le debo muchísimo, pero le tocaba trabajar y tenía que salir adelante. Incluso en una situación que se quedó sin trabajo, justo estábamos en Guanajuato, tuvo que migrar al norte y mi mamá lo siguió, y nos fuimos a Tijuana, y ahí nos quedamos, y mi padre regresó. En la película, no”.

-La violencia de la delincuencia es fundamental en la trama, ¿cómo trabajó ese problema?

-No quise crear una película explícitamente violenta, es una violencia emocional, y es un reflejo de cómo estamos como sociedad. Vivimos tan acelerados y tan desconectados de los demás porque estamos muy enfocados en nuestras propias cosas y se nos olvida un poco esta sensibilidad, y esa familia disfuncional del largometraje se haya muy desconectada, cada uno enfrenta sus propios infiernos y son invisibles”.

Ángeles Cruz

-El personaje de Ángeles Cruz es muy fuerte, y enfrenta un acoso sexual.

-El acoso sexual no tiene edad. Incluso yo he sido acosado y es muy incómodo, te sientes supervulnerable. Y creo que no hay edad y sexo para ser o no víctima. Además, en la situación laboral hay abuso, en la propia creación cinematográfica me ha tocado ver abusos de poder, y es un reflejo también de cómo yo veo la situación laboral.

-¿Por qué escogió a la actriz Ángeles y al resto del elenco?

-A Ángeles Cruz la considero una mujer muy atractiva en muchos aspectos. Desde el punto de vista profesional posee un rostro que me parece muy interesante, y de su capacidad actoral no tengo palabras para describir lo admirable que es, y me interesaba mucho tratar de verla en un papel un poco distinto. Y tuve la oportunidad de contar con una actriz de su calibre en este tipo de personaje tan contenido y tan callado, pero al mismo tiempo se le puede notar la energía que lleva dentro, lo cual me parece fascinante.

Continúa:

“La verdad es que fue un volado porque obviamente, sin ser nadie, sin poseer una credencial que avalara mi trayectoria, le mandé el guion con un amigo, quien me ayudó a contactarla, y ella me dio la oportunidad, ya que encontró el texto interesante y es superentregada. Hasta la fecha puedo presumir que tengo una amistad y un cariño muy fuerte con ella. ¡Le estoy agradecido! Y lo mismo pasó con los demás. El hecho de que Ángeles Cruz se subiera al barco fue desencadenando una serie de propuestas de castings, y les dio mucha seguridad y se animaron a participar. ¡Tengo un elenco de lujo! Son el fuerte de la película”.

Se le comenta que destaca la actuación de Ari López, y relata:

“Lo conocí igual por medio de un amigo que me lo recomendó mucho. Ari no hacía aún Todos los incendios de Mauricio Calderón, apenas había hecho una película en Estados Unidos. Soy lo que nunca fui es su primera película mexicana. Es un chavo que hay que tenerle la mirada encima. Posee el mismo potencial -como lo tuvo en su momento cuando estaba creciendo, ahora es todo un actor, Kristyan Ferrer, y lo mismo Benny Emmanuel-. Estoy seguro de que en unos años Ari va a estar en esos niveles”.

Los propios infiernos. Foto: Cortesía de la producción.

A César Kancino lo vio en un cortometraje en la Cineteca Nacional y le pareció un rostro interesante:

“Tuvimos una plática y le mencioné las inspiraciones del proyecto y se subió al barco, para esto habían pasado años de que había escrito el guion y recibido un fondo, pero por cuestiones de agenda y presupuesto había sido imposible echar a andar la película, no contaba con dinero para pagarles y luego vino la pandemia”.

El guión lo escribió en el 2018, y luego trabajó con Benjamín Figueroa y Alberto Gutiérrez. Filmó a principios de 2021 en Tijuana, y en los Estudios Baja.

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