Kiyoto Ota
Kiyoto Ota recibe la Medalla Bellas Artes 2025; el próximo año tendrá magna retrospectiva
Con más de cinco décadas de trayectoria profesional se recordó su labor escultórica a partir de la sensibilidad poética con trabajos en piedra, hierro, plomo y madera como obras que se transforman en reflexión sobre la presencia y la temporalidad.CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El escultor y académico Kiyoto Ota recibió la Medalla Bellas Artes 2025 por trayectoria artística de más de cinco décadas que incluye su labor como formador de diversas generaciones.
El INBAL adelantó que prepara una retrospectiva de su obra para montarse el próximo año en el Palacio de Bellas Artes.
El artista mexico-japonés recibió el reconocimiento en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en donde afirmó que se trató de una grata sorpresa, al tiempo de agradecer a los académicos del gremio artístico, su familia, amigos y colegas que lo han apoyado a lo largo de su vida.
En el acto estuvo presente la titular del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), Alejandra de la Paz; la artista visual Magali Lara, y el escultor Erik Bachtold, quienes recordaron la visión artística y legado de Ota. Tanto Lara como Bachtold, junto a Rita Eder, formaron parte del jurado para la elección de esa medalla.
Cinco décadas de trayectoria
Con más de cinco décadas de trayectoria profesional se recordó su labor escultórica a partir de la sensibilidad poética con trabajos en piedra, hierro, plomo y madera como obras que se transforman en reflexión sobre la presencia y la temporalidad.
De la Paz recordó el compromiso de Ota como docente, en la transmisión de metodologías, sensibilidad por el arte, rigor, y el lazo entre la creación contemporánea y el oficio, además de adelantar que para 2026 habrá una retrospectiva en el palacio de mármol:
“Esta exposición permitirá revisitar la trayectoria y obra del maestro Ota, pero también generar nuevas aproximaciones, estudios y diálogos en torno a su tan merecida y reconocida práctica artística. Queremos que con esta exposición se contribuya a construir un paisaje de prácticas artísticas contemporáneas que interactúen con las nuevas generaciones”.
Según información del INBAL, Ota nació en Nagasaki, Japón, en 1948 y estudió en la Escuela de Arte Democrático de Tokio, tras lo cual llegó a México en 1972 a los 24 años motivado por el deseo de ampliar sus horizontes artísticos y entrar en contacto con un contexto cultural distinto al de su país natal.
Ya en Ciudad de México ingresó a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, y de manera posterior al Centro de Investigación y Experimentación Plástica del INBA, en donde encontró un espacio fértil para el diálogo entre la tradición oriental y la efervescencia artística mexicana.
Intimista, productivo, prolífico y reservado
A decir de Magali Lara, se trata de un artista intimista, productivo, prolífico y reservado:
“Estamos hablando de un artista silencioso que no le tiene miedo a la dificultad que tiene la elaboración de cada pieza y que trabaja de manera esmerada porque cree en lo que deposita en cada una de ella. Es un artista muy personal, cuyos amigos llaman ‘japoteco’ con afecto. Un artista que siempre hace las cosas solo para concentrarse en su trabajo y que se olvida del tiempo y el mundo”.
En 1983 Ota se convirtió en profesor en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, ahora Facultad de Arte y Diseño (FAD), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la que formó a múltiples generaciones de escultores por 35 años.
Y sobre su labor como académico, Bachtold, quien fue su discípulo, aseveró que gracias al galardonado se formó una nueva generación de escultores que actualmente están produciendo y valorando sus enseñanzas del maestro:
“Quienes fuimos sus alumnos aprendimos más allá de las palabras, aprendimos a observar nuestra actitud frente a la creación. Su ejemplo fue mucho más potente que cualquier discurso, pues su manera de trabajar, su concentración, su respeto por la obra y sobre todo su perseverancia nos enseñaron lo que representa ser una artista”.
Ota sería el segundo artista de origen japonés con un legado prolífico en México, pues el nombre Tamiji Kitagawa (1894-1989) ha sido reconocido de manera reciente mediante la labor de Laura González Matute, historiadora e investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), quien ha rescatado la trayectoria de Kitagawa rastreándola hasta la Escuela al Aire Libre de Pintura –primero como alumno y luego como formador en Taxco, Guerrero–. Ese artista al regresar a Japón plasmó la técnica mexicana en su país, en donde se le reconoció recientemente mediante una retrospectiva.