Economía
Inflación: el sabor amargo del dinero en efectivo por elecciones, remesas y apoyos sociales
El circulante monetario en la economía se ha disparado a niveles históricos durante los últimos años, pese al esfuerzo del Banco de México por restringir la liquidez. Programas sociales, remesas y las elecciones alargarán la lucha contra la inflación.Aunque analistas califican como positivas la gestión de la política monetaria y las decisiones de la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) para combatir la inflación, el histórico ingreso de remesas y la inyección anual de al menos 700 mil millones de pesos a la economía, vía programas sociales, elevan el circulante monetario y consolidan una presión constante con precios más altos para productos, servicios y créditos.
En otras palabras, mientras el banco central ha mantenido al alza las tasas de interés para encarecer el financiamiento y desincentivar el consumo de empresas y familias, el gobierno federal mantiene una política fiscal expansiva que generará este año un déficit de 5% que, además, compromete la efectividad a la política monetaria. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) defiende el gasto en la economía mientras el Banxico, desde enero de 2022, ha dejado claro en sus decisiones de política monetaria que su prioridad es el combate a la inflación y no el impacto de mayores tasas en las finanzas públicas.
De acuerdo con el histórico de minutas de la Junta de Gobierno del Banco de México, el exsubgobernador Gerardo Esquivel advirtió que si la Junta de Gobierno del Instituto Central mantenía su posición –como lo hizo–, de “adelantarse demasiado al proceso de normalización de la Reserva Federal” (aumentar tasas), se corría el riesgo de caer en una trampa de bajo crecimiento e inestabilidad financiera.
En enero de 2022 integrantes de la Junta de Gobierno alertaron sobre el riesgo del fenómeno conocido como “dominancia fiscal”, la intención de mantener bajas las tasas de interés, pese a los riesgos inflacionarios, para ayudar a la política fiscal, al costo de la deuda del gobierno federal más que a la economía.
Sólo para 2024 el costo del servicio de la deuda para este año aumentaría 11.8% y se ubicaría en 1.2 billones de pesos.
Así, en línea con sus mandatos, el Banco de México y el gobierno federal vía la SHCP y la Secretaría del Bienestar avanzan en sentidos opuestos mientras las tasas de interés, pese al reciente ajuste de un cuarto de punto desde el primero desde febrero de 2021, siguen caras afectando a las empresas que necesitan créditos; los analistas se preguntan si la política monetaria es suficiente mientras el gobierno decreta una política fiscal expansiva.
Un análisis del área de Estudios Económicos de Citibanamex confirma que el crédito bancario se desacelera en el contexto de una política monetaria muy restrictiva. Sin embargo, las monedas y billetes en circulación no han dejado de aumentar y ya tocan niveles de los tres billones de pesos.
El crédito vigente total durante enero de este año, indica Citibanamex, se mantuvo sin cambios respecto de diciembre en términos reales y desestacionalizados. El crédito al consumo sólo se expandió 0.3% mensual, ritmo menor al crecimiento mensual promedio de 1.0% registrado durante 2023, mientras que el crédito a empresas y el hipotecario disminuyeron 0.2% mensual. Citibanamex recordó, además, que en años electorales la base monetaria se expande y que ha alcanzado crecimientos hasta de dos dígitos.
Por casi tres años y en un intento por contener la inflación, la Junta de Gobierno del Banxico mantuvo el incremento en las tasas de interés. En marzo de 2021 la tasa de interés interbancaria se ubicó en 4% y, desde entonces, las decisiones de política monetaria del Banco de México la llevaron a niveles de 11.25%. Así, la inflación pasó de 8.77% en agosto de 2021 a 4.4% en febrero de 2024; luego de que se eliminó la inflación importada se registró el efecto de los subsidios a los combustibles, pero, sobre todo, de la política monetaria restrictiva.
Sin embargo, la cantidad de dinero en la economía aumentó y, desde 2020 mantiene una trayectoria al alza, según se observa en una revisión desestacionalizada de los registros del circulante monetario y depósitos en cuenta corriente del Banco de México que forman parte de los Agregados Monetarios.
Además de los ciclos electorales, como se confirma en 2000, 2006, 2012 y 2018, dos factores estarían modificando el ritmo con el que aumenta el dinero en efectivo en la economía: la entrega de recursos a la población para programas de apoyo, la llamada red de protección social, y la llegada de remesas.
Más inflación por remesas
El economista Alejandro Gómez, fundador y director general de la consultoría GAEAP, consideró en entrevista que durante el último año la base monetaria (circulante y depósitos a la vista) en México aumentó 11.7% en el último año, una tasa tres veces más alta que el crecimiento de PIB y más del doble de la inflación.
En su opinión, el Banxico no ha podido esterilizar la entrada de remesas al país, lo que representa una fuente consistente de inflación. Además, expone que “claramente la política fiscal expansiva representa una contradicción en la economía y, de mantenerse, no se avanzará en la lucha contra el incremento en los precios.
Tendremos –vaticina el experto– un año más de tasas altas y un año más de inflación superior a 4% por esta contradicción, generada principalmente por el incremento del circulante en la economía y la política fiscal expansiva.
Así, asegura, la inflación en México enfrenta un problema estructural.
Valdría la pena preguntarse, reflexionó el economista Jorge Flores Kelly, fundador del Observatorio Nearshoring y Datamétrica, si la política monetaria está siendo realmente efectiva en un país con un bajo nivel de bancarización, alta informalidad y ahora creciente circulante monetario.
Mientras tanto, este 21 de marzo, la Junta de Gobierno del Banco de México aprobó su primer recorte de la tasa de interés desde febrero de 2021, de 11.25% a 11 por ciento. Sin embargo, la subgobernadora Irene Espinosa, propuesta para ser parte de la Junta de Gobierno del Banco de México durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, emitió un voto contra el ajuste en la tasa de referencia.Será en diciembre de 2024 cuando concluya el periodo en la Junta de Gobierno del Banco Central para el cual fue ratificada por el Pleno de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.
La Junta de Gobierno del Banco de México decidió disminuir en 25 puntos el objetivo para la tasa de interés interbancaria a un día y a un nivel de 11%, con efectos a partir del 22 de marzo de 2024. A favor de reducir la tasa de interés votaron la gobernadora del banco central, Victoria Rodríguez, y los subgobernadores Galia Borja, Jonathan Heath y Omar Mejía Castelazo.
Así se interrumpió, por ahora, el ciclo de alza en el costo del dinero luego de que al interior de la Junta de Gobierno Irene Espinosa encabeza la diferencia de opiniones sobre el momento oportuno para relajar la política monetaria y reducir el costo del dinero.
El Banco de México advirtió en un comunicado que se mantendrá alerta, con una “postura monetaria restrictiva” buscando acercarse a la meta de una inflación de 3%. Los analistas calculan que aún será un camino doloroso.
A principios de este año, y por cinco semanas consecutivas, el ritmo de incremento de los precios se aceleró y tocó niveles de 4.90% en enero de 2024, ubicándose en su nivel más alto para el inicio de un año desde 2021. La batalla contra la inflación aún no termina.
Voz disidente
En febrero de 2023 la subgobernadora Espinosa aseguró que, aunque las presiones externas habían comenzado a ceder, la economía mexicana exhibía una elevada incertidumbre sobre la dinámica inflacionaria con una mayor persistencia y mayores presiones internas.
“Debemos ser extremadamente cautelosos en nuestra guía prospectiva. Ésta debe ser creíble y factible, sin arriesgar la reputación del Banco y minar la efectividad de la comunicación con el mercado”, dijo hace un año la banquera central.
Ha pasado un año desde aquella opinión disidente sin que Irene Espinosa variara su opinión respecto de la necesidad de mantener altas las tasas de interés mientras las finanzas públicas del gobierno federal crujen ante el encarecimiento del servicio de la deuda. En Estados Unidos el exsecretario del Tesoro Lawrence Summers lazó una severa crítica al Banco de la Reserva Federal por enviar señales de que sí buscará ajustar a la baja las tasas de interés frente a la fortaleza que muestra la economía estadunidense.
En la economía mexicana, en tanto, los billetes y monedas en circulación, el dinero en efectivo, desafían a la política monetaria restrictiva del Banco de México. No se trata, sin embargo, de una batalla nueva para la Junta de Gobierno del Instituto Central.
Desde el gobierno de Enrique Peña Nieto, en diciembre de 2018, el saldo de la base monetaria, integrada por billetes y monedas en circulación y depósitos bancarios de cuenta corriente pasó de un billón 494 mil 948. 9 millones de pesos a dos billones 960 mil 35 millones de pesos hacia finales de 2023.
Respecto del cierre de 2022, el incremento de la liquidez en la economía fue de 10% arriba del incremento en la inflación.
Óscar Vera, exdirector del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), consideró que el Banco de México, más allá del flujo de recursos, tiene que indagar el impacto de las remesas y de los apoyos sociales en el dinero disponible en la economía.
Los dólares que envían los migrantes desde Estados Unidos parecen ser inmunes al incremento en las tasas de interés y, mientras más se aprecia el peso frente el dólar, el monto promedio de los envíos aumenta a casi 400 dólares para compensar la pérdida de poder adquisitivo. Lo mismo sucede con los programas sociales que constituyen combustible directo para el consumo interno de la economía.
Para Vera, no sólo se trata de la inflación sino del costo que representa para el gobierno mantener las tasas altas para el servicio de la deuda y los créditos del banco central, lo que también afectaría al sector productivo. El impacto de los programas sociales también debe analizarse.
La presión del SAT y el circulante
Durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, cuando el Servicio de Administración Tributaria (SAT) impulsó la fiscalización con métodos digitales, como la factura electrónica generando una compulsa de los ingresos del contribuyente vía tarjetas de crédito y débito, el entonces gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, ordenó un estudio que develara las razones por las cuales aumentaba el circulante monetario, de acuerdo con información a la que Proceso tuvo acceso.
Entre diciembre de 2012 y noviembre de 2017 los billetes y monedas en circulación en poder del público pasaron de 733, 451.7 millones de pesos a un billón 494, 948 millones de pesos. Al primer bimestre de 2024, este indicador casi alcanza los tres billones de pesos.
Durante el gobierno de Enrique Peña Nieto las tasas de interés también alcanzaron niveles muy altos que generaron restricciones crediticias. Al cierre de 2018 el Banco de México decretó que la tasa de interés de referencia se ubicara en su nivel más alto respecto de una década previa, en 8.25 por ciento.
Así, el banco central ha lidiado históricamente con factores desde el Poder Ejecutivo. Sin embargo, fue en al cierre de febrero de 2023 cuando la base monetaria se ubicó en dos billones 474 mil millones de pesos y cuando pasó a dos billones 430 mil 268.9 millones de pesos que se registró un ligero retroceso de 1.7%; fue entonces cuando el Banco de México confirmó que marginalmente la política monetaria podía influir en el efectivo con el que cuenta la economía. Después y hasta diciembre de 2023 el circulante monetario se disparó a niveles de dos billones 708 mil 854.5 millones de pesos hasta un nivel de tres billones 28 mil 645 millones de pesos, de acuerdo con la información del Banco de México al 1 de marzo.
Para el combate a la inflación resulta clave el control del circulante monetario. Investigaciones del Banco de México indican que a partir del momento en que el dinero disponible en la economía comience a bajar, tardaría al menos nueve meses para que la inflación converja con el objetivo de entre 3 y 4% marcado por el Banxico.
Ahora, sin embargo, se proyecta que será hasta el tercer trimestre de 2025 cuando se vislumbre la luz al final de túnel respecto de la inflación.
Este reportaje fue publicado en la edición 0010 de la revista Proceso, correspondiente a abril de 2024, cuyo ejemplar digital puede adquirirse en este enlace.