Revista Proceso
Ultraderecha mexicana: Verástegui, un descalabro que no le sabe a derrota
Pese a haber fracasado en 2024 en su aspiración de ser candidato independiente a la Presidencia, Eduardo Verástegui se mantiene como el rostro fresco de la ultraderecha mexicana, que ahora apunta hacia 2025 para la formación de una plataforma política.La irrupción de Eduardo Verástegui Córdoba en el escenario político mexicano ha renovado el rostro de la ultraderecha para hacer cohabitar a los veteranos herederos de la Guerra Cristera y el sinarquismo, los discretos integrantes de órdenes y congregaciones de laicos, con los conspiranoicos antivacunas, anticambio climático, antiaborto, anti-LGBT, antiagenda 2030, antifeminismo e, inclusive, con un sector del empresariado más conservador.
Si bien se trata de una presencia electoralmente modesta –apenas si consiguió un 14.47% del apoyo mínimo necesario para su registro ante el INE, equivalente a poco más de 139 mil firmas–, su misión es construir una nueva generación de ultraderecha, con importantes relaciones internacionales y amplios fondos para conseguirlo, de acuerdo con expertos consultados.
Treinta años antes de procurar un lugar en la boleta electoral, Verástegui salía del Centro de Educación Artística de Televisa para integrarse a Kairo, una de aquellas boy band mexicanas que, bajo el título Signo del Tiempo, lanzó su primer LP en 1994. El título del álbum es bien conocido en plural por ser uno de los conceptos de la Constitución Pastoral Gaudium et spes, surgida del Concilio Vaticano II, y resultaba desde entonces notable que ese grupo de jóvenes de aspecto cuidado, musculatura expuesta y coreografías sexualizadas, eligiera en 1995 el nombre de Gaudium para su segundo álbum.
La época era de excesos y abusos que, aunque poco abordados en medios de comunicación, empezaban a aflorar inclusive en la cultura popular, así como algunos escándalos de fin de siglo: Molotov, la banda que se hizo voz de reproche al monopolio del entretenimiento que fue Televisa, cantaba “El carnal de las estrellas”, un relato de género urbano que hizo sentido tras las denuncias de Sasha Sokol contra el productor Luis de Llano; el caso Trevi-Andrade de explotación sexual y los vericuetos del asesinato de Paco Stanley.
En ese contexto las invocaciones de inspiración católica de Kairo eran apenas perceptibles. Verástegui dejó la agrupación en 1996 e inició su aparición en telenovelas como Soñadoras, Una luz en el caminoy Alma rebelde, esta última le valió una nominación a los Premios TVyNovelas.
Su presencia en la farándula mexicana, sin embargo, fue fugaz. Dado que nunca tuvo presencia en la Asociación Nacional de Actores (ANDA), es poco lo que de él se sabe, inclusive, a escala de amistades en el gremio mexicano que dejó hace 20 años, cuando inició sus apariciones esporádicas en series estadunidenses, específicamente en 2003 en el episodio 14 de CSI: Miami.
Desde entonces, el trayecto recorrido por el actor pasó a la producción de películas de temática sensible y, finalmente, al activismo político ultraconservador que le llevó de los Legionarios de Cristo a un internacionalismo inusitado, con relaciones con Steve Bannon y la Casa Blanca de Donald Trump, así como con el protestantismo radical; con el Vox de Abascal y el Yunque en España, y finalmente, a ser una de las personalidades estrella para América Latina de la Conferencia Política de Acción Conservadora.
Nueva ventana para la ultraderecha
En abril de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia de covid-19, el sacerdote Juan Rivas hizo una serie de llamados a celebrar misa de manera presencial, pero un año después convocaba a crear comunidades aisladas fuera de los centros urbanos, a fin de conseguir suministros y prepararse para vivir tres años sin contacto con otros grupos humanos.
Sus superiores, según él mismo comunicó en su cuenta de Twitter el 26 de mayo de 2021, lo sancionaron con la prohibición de un año en el uso de redes sociales, pues parecía estar creando una secta.
Autor de varios libros y conferencista de encuentros católicos, Rivas es un Legionario de Cristo especializado en Ciencias de la Comunicación, que ha explotado la transición de formatos multimedia, primero en radio de Estados Unidos y América Latina bajo el concepto “Hombre Nuevo”, y luego mediante cinco libros, una serie de folletos de evangelización, decenas de programas de televisión y documentales.
El sacerdote–influencer católico ha sido reconocido por Verástegui como su mentor. Ese origen es importante, tanto como el que tuvo en la farándula, considera Bernardo Barranco, uno de los expertos mexicanos en el análisis de la ultraderecha y las religiones.
Fragmento del reportaje publicado en la edición 0008 de la revista Proceso, correspondiente a febrero de 2024, cuyo ejemplar digital puede adquirirse en este enlace.