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Entrevista con Katherine Corcoran: “Hay alguien poderoso detrás del asesinato” de Regina Martínez (Video)
“Hay alguien muy poderoso detrás del asesinato” de Regina Martínez, pues después de 11 años de cometido “hay mucho temor” y “nadie quiere hablar”, dice la periodista Katherine Corcoran, quien durante años se dedicó a investigar el caso de la corresponsal de Proceso en Veracruz.“Hay alguien muy poderoso detrás del asesinato” de Regina Martínez, pues después de 11 años de cometido “hay mucho temor” y “nadie quiere hablar”, dice la periodista Katherine Corcoran, quien durante años se dedicó a investigar el caso de la corresponsal de Proceso en Veracruz. En entrevista, explica que el homicidio de Regina –un “parteaguas” en la situación de violencia que enfrenta la prensa– la impulsó a escribir su libro En la boca del lobo (Bloomsbury, 2022) con el propósito de advertir de los riesgos actuales que la sociedad enfrenta cuando se silencia a los periodistas.
VERACRUZ (Proceso).- Impresionada por la trayectoria y calidad del trabajo periodístico de Regina Martínez en Veracruz e impactada por su asesinato –el 28 de abril de 2012– y la versión que sobre el mismo dieron entonces la fiscalía y el gobierno de Javier Duarte, la periodista Katherine Corcoran se propuso investigar el homicidio y escribir un libro que mostrara el riesgo extremo que corren sociedad y democracia cuando se silencia a la prensa independiente y crítica.
Pero Corcoran, exjefa de la oficina de la agencia internacional de noticias Asociated Press (AP) para México y América Central, fue más allá y revela por lo menos dos datos que abonan a las investigaciones que Proceso y otros medios han realizado, en aras de esclarecer el crimen de quien fuera corresponsal de este medio durante 12 años hasta su muerte (Proceso 2302).
El primero es un testimonio falso: Diego Hernández Villa, el hombre que, según la fiscalía veracruzana, declaró haber visto a Jorge Antonio Hernández Silva, El Silva, y a José Adrián Hernández Domínguez, El Jarocho –ambos señalados como asesinos de la corresponsal– en las inmediaciones de la casa de Regina en las horas previas al crimen, no estuvo ese día en el lugar.
Este falso testigo en realidad fue privado de su libertad por integrantes de la Agencia Veracruzana de Investigación dos días después del homicidio, retenido, torturado y obligado a hacer esa declaración, de acuerdo con lo que Corcoran pudo corroborar en su investigación para el libro. El hombre, un ebrio que acostumbraba a estar por las calles, ya murió.
Este supuesto testimonio fue uno de los elementos principales con los que las autoridades veracruzanas apuntaron a El Silva y El Jarocho; el primero está encarcelado y cumple una sentencia de 38 años por el homicidio (Proceso 1879).
El segundo dato: el gobierno de Javier Duarte pagó a periodistas para que difundieran la versión oficial que pretendió desvincular el homicidio de Regina Martínez de su labor periodística y calificarlo como un “crimen pasional” por la supuesta relación de la reportera con uno de sus asesinos. Corcoran obtuvo la declaración de un periodista veracruzano que reconoció haber recibido dinero del gobierno del priista (actualmente preso) para circular ampliamente esa historia.
Corcoran desarrolló un largo trabajo como jefa de oficina de AP para México y Centroamérica, encabezando un equipo que desarrolló historias de fondo sobre la política, la corrupción y la violencia en el país. Ha sido columnista en el Washington Post, el Houston Chronicle y Univisión Online, entre otros medios. Codirige el programa de reportaje bilingüe en la Escuela de Periodismo y Comunicación de Masas Walter Cronkite de la Universidad Estatal de Arizona y el MásterLAB en Edición de investigaciones periodísticas que auspicia la organización Quinto Elemento Lab en México.
En la boca del lobo: un asesinato, un encubrimiento y el verdadero costo de silenciar a la prensa es el libro que vio la luz en octubre de 2022, editado por Bloomsbury Publishing.
En entrevista, la propia autora explica su propósito: “Quería escribir este libro porque aparte de investigar y de saber quién está detrás de este crimen, la historia más importante que yo quería contar es, primero, el servicio que la prensa libre hace para la sociedad, y eso enseñaron la vida y el trabajo de Regina”.
Recuerda que cuando comenzó a trabajar para la agencia AP, en México comenzaba la ola de violencia contra los periodistas. “Para AP había sido muy fácil cubrir en México, se podía ir a casi cualquier lugar, sola, sin problemas, y de repente, de la noche al día todo había cambiado bastante, más o menos en 2006”, justo cuando el presidente Felipe Calderón declaró una guerra contra los cárteles del narcotráfico.
En 2008 llegó a México y se sorprendió de cómo había cambiado el ambiente para los periodistas. Este aspecto forma parte del libro, puesto que la periodista estadunidense quería explicar esa ola de asesinatos que no ha parado hasta la fecha. “El gobierno decía que si un periodista había sido asesinado fue porque era corrupto. Para mí fue muy extraño que esto se viera como algo normal, que no pasara nada. Y todavía no pasa nada, porque el año pasado hubo un récord en asesinatos de periodistas en México” (12 homicidios según la organización Artículo 19, con lo que 2022 fue el año más letal junto con 2017).
En principio, decidió escribir para un público fuera de México, específicamente para Estados Unidos, “nada más para que el mundo sepa y también para ver si hay alguna solución o una manera de apoyar a los periodistas en México”.
–Conociste a Regina, te interesaste en su trabajo, ¿qué veías en ella como periodista, qué te llamó la atención?
“Ella era freelancer en algún tiempo para la AP en México, antes de que yo llegara. Un día estuve buscando un corresponsal en Veracruz para cubrir un evento de violencia de los narcos, el incidente en Boca del Rio en 2011 cuando los narcos tiraron cuerpos a plena luz en la carretera. Un colega mío me recomendó llamar a Regina, él sí trabajaba con Regina y me dijo que era muy buena periodista. La contacté para pedirle ayuda, ella no pudo por su trabajo en Proceso, pero hablamos nuevamente por teléfono.
“En mi investigación, cuando leí sus notas, me impresionó bastante el nivel y la cantidad de notas que hizo, e impactante que eran notas que nadie más estaba escribiendo, que el gobierno del PRI siempre encubría, no quería que saliera. Entonces, ella siempre tocó los temas más sensibles y más incómodos para el gobierno y para el poder”.
–¿Cómo recibiste la noticia de su asesinato en ese momento, cuando ya permeaba el miedo en el gremio periodístico?
–El gobierno decía que ‘si se mata a un periodista, es corrupto’. Primero, la mayoría de los asesinatos eran contra periodistas que cubrían la nota roja, no había explicación aparte de eso. Pero cuando mataron a Regina, para México y para todo el mundo fue un parteaguas. Para mí fue como: ¿Ella?
“Ya sabía que era muy buena periodista, y no era periodista de la nota roja. Cubría la política, el gobierno. Pensé: hay algo más en juego aquí, no es contra un periodista corrupto, es algo para silenciar a la prensa. Fue obvio con ella, fue un ataque para silenciar a la prensa, y todo mundo lo tomó así, como una señal, como una amenaza para todos los periodistas en México”.
Zona de silencio
Aunque nunca se conocieron personalmente, para Katherine Corcoran fue la primera vez que este fenómeno de los asesinatos de colegas tenía rostro: el de Regina, así que se interesó en investigar el homicidio. Y más por lo que pasó unos días después, cuando asesinaron a otros tres reporteros en Veracruz: los fotoperiodistas Guillermo Luna Varela, Gabriel Huge y Esteban Rodríguez, cuyos cuerpos fueron hallados en un canal de Boca del Río, visiblemente torturados.
“Fueron cuatro periodistas en una semana. Eso fue inédito en todo el mundo”.
Sobre el asesinato de Regina, para Corcoran era evidente que el gobierno hizo un montaje para convencer a la sociedad de que no tenía que ver con su trabajo. “Por eso siempre ha sido un caso bien sospechoso, por la fuerza con la que el gobierno quiso encubrir lo que pasó realmente. Yo observaba el caso a lo largo de los años, y cuando dejé mi cargo de directora de AP, empecé a investigar”.
Con su trabajo sobre la falta de rendición de cuentas, de abusos y corrupción en varios gobiernos (los sexenios de Miguel Alemán, Patricio Chirinos, Fidel Herrera y el que comenzaba de Javier Duarte, todos del PRI) Regina “incomodaba al poder” que ejercía sólo ese partido, sostiene Corcoran.
Con su asesinato “se silenció no solamente a la prensa en Veracruz. Muchos reporteros huyeron, otros se callaron por seguridad o por dinero o por los dos. Y entonces había una zona de silencio bastante grande en Veracruz”.
Para Corcoran está claro que “hay alguien muy poderoso detrás del asesinato” de la corresponsal de Proceso. “Después de 11 años nadie quiere hablar de este caso. Hay mucho temor todavía, 11 años después, de hablar de este caso”, lo que pudo constatar en las ocasiones en que visitó la entidad, cuando incluso algunas de sus fuentes fueron intimidadas para callar. “Si es un crimen común y corriente, ¿por qué ese miedo y esa fuerza para ocultar?”
Con todo y estos obstáculos, Corcoran contactó a fuentes e investigó y corroboró que el “testigo estrella” de la fiscalía estatal contra El Silva y El Jarocho había sido torturado y obligado a firmar una declaración para implicarlos, sin haber estado en la zona donde vivía Regina y donde fue asesinada.
“Y estas fuentes me dijeron que primero intentaron atribuirle el crimen a él, porque él era un borracho de la calle… al final él salió como el testigo que puso a los dos sospechosos en el lugar. Pero él estuvo en otra parte de la ciudad esa noche de los hechos. Y ya sabemos que El Silva, que está condenado por este crimen, también fue torturado para dar su testimonio”, como en su momento informó este medio.
Prensa en riesgo
Ahora, a 11 años de distancia, la autora del libro dice que es posible ver cómo “el gobierno era como el crimen organizado, era su propia mafia en aquel entonces; robando al erario, había desapariciones forzadas por las policías, y el gobierno tuvo una conducta criminal, con impunidad y sin contrapesos, porque no había este tipo de voz independiente. Y yo quería enseñar también esto con la historia de Regina en Veracruz”.
Entonces, remarca Corcoran, In the mouth of the wolf es una historia para enseñar la importancia de lo que hace el periodismo libre por la sociedad. Porque en esta zona de silencio, las víctimas eran la gente, los ciudadanos de Veracruz se volvieron víctimas de su propio gobierno, sin que éste pagara ninguna consecuencia.
Paradójicamente, mientras escribía esta historia, el ambiente hacia la prensa cambió en Estados Unidos, con los ataques desde la presidencia de Donald Trump a periodistas y medios, y de repente, su libro se convirtió también en un mensaje para los estadunidenses sobre la importancia de la prensa libre, independiente y crítica.
–Una especie de advertencia de lo que puede pasar cuando se silencia a esta prensa independiente.
–Exacto, en un caso muy extremo, pero estamos en el mismo camino en Estados Unidos. No es como México, pero si seguimos este camino, puede terminar así, como lo que pasó en Veracruz.
La periodista abunda en esta crisis: “Estamos en un tiempo de ataques a la prensa en todos lados, y en países como México, donde la democracia y la idea de la democracia está creciendo, donde no había tradición de prensa libre hasta muy recientemente, es muy difícil con todos estos ataques, y ataques desde la Presidencia, crear esa sensibilidad de que la prensa es necesaria y sirve al público, que lo que hacemos es para el público, no es para el político, no es para el gobierno”.
Corcoran recuerda que, en algún momento, el presidente Andrés Manuel López Obrador “dijo que el rol de la prensa es apoyar al presidente, y eso sí es en una dictadura, pero no en una sociedad democrática. Para sobrevivir, para crecer, la democracia necesita las voces críticas y las voces independientes”.
Precisamente, el fin de la hegemonía del PRI a partir del 2000 y el contexto sociopolítico del país es recogido también en el libro, y la autora señala al respecto que una de las consecuencias inesperadas de la democracia es “la fusión entre el crimen organizado y la corrupción política”.
“Alguna gente le llama a esto ‘la zona gris’, donde el gobierno, el político y el narco son indistinguibles, son como el mismo poder, y cuando cualquier persona, no solamente un periodista, toca este tema, se pone en muchísimo riesgo”.
Pero también registra cómo en los últimos años, la prensa en México mejoró en profesionalismo e independencia.
“Entonces, por un lado está esa trayectoria de esa prensa más independiente, más crítica, más profesional, y por el otro lado está el gobierno haciendo que la práctica de periodismo sea más y más difícil por amenazas, por bloqueo de información, por la narrativa del presidente diciendo que la prensa es la oposición o el enemigo. Entonces, hay un crecimiento y al mismo tiempo están destruyendo esta idea de la prensa al servicio del público”.
Aunque en Estados Unidos, afirma, sí hay una tradición de medios y periodistas independientes, ahora se está también bajo ataque y con la misma narrativa que estigmatiza al periodismo y lo tacha de enemigo.
“En esta época de muchos ataques contra la prensa en todos lados, yo quería recordar a la gente que la prensa es algo fundamental para vivir en una sociedad democrática y libre… sin la prensa, la víctima es la sociedad”.