Daniel Giménez Cacho

"Network", ácida comedia teatral sobre el "rating"

El actor Daniel Giménez Cacho es Howard Beale, un presentador televisivo veraz venido a menos que protagoniza Network, obra de estreno en México con un elenco de primera, dirigida en el Teatro de los Insurgentes por el aguascalentense Francisco Franco Alba.
domingo, 10 de abril de 2022 · 12:47

El actor Daniel Giménez Cacho es Howard Beale, un presentador televisivo veraz venido a menos que protagoniza Network, obra de estreno en México con un elenco de primera, dirigida en el Teatro de los Insurgentes por el aguascalentense Francisco Franco Alba. Esta comedia de actualidad electrizante (filmada en 1976 por Sidney Lumet y traducida como Poder que mata) desenmaraña los oscuros intereses detrás de los medios de comunicación, con noticias falsas fabricadas desde la cúpula de monopolios informativos y redes sociales, convirtiendo a las personas en autómatas adictas a los “me gusta”, como explican el actor y el director a Proceso.  

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– La obsesión por llegar a la cima a costa de lo que sea desata la guerra por el poder en los medios de comunicación. Entonces las ideas no importan, lo que interesa es el rating (el índice de audiencia) o los likes (“me gusta”).

Por eso en la obra teatral Network, que aborda esas mediciones, se grita:

“¡Estoy hasta la madre y no lo voy a tolerar!”

La historia –basada en la película homónima que escribió el estadunidense Paddy Chayefsky (1923-1981) y que bajo la dirección de su compatriota Sidney Lumet (1924-2011) ganó en 1976 cuatro premios Oscar– muestra también cómo es que la noticia se convierte en línea tendenciosa.

Network, tras su éxito en el National Theatre de Londres, de noviembre de 2017 a marzo de 2018, y luego en el Belasco Theater de Broadway, de noviembre de 2018 a junio de 2019, ahora llega a México. Desde el viernes 1 de abril se escenifica en el Teatro de los Insurgentes, con la dirección de Francisco Franco Alba (Aguascalientes, 1963) y el eminente actor mexicano Daniel Giménez Cacho (Madrid, España, 1961) en el papel principal. El primero opina:

“Es un relato de un guión fílmico de hace más de 45 años que no sólo sigue siendo relevante, sino que se ha vuelto más actual. Es ferozmente cotidiano para nosotros. Encierra una profunda reflexión y directamente interpela al público. Nos invita a cuestionar cómo estamos frente a los medios y cuáles son los intereses que se mueven dentro de la televisión, los medios digitales y de todos los medios de comunicación a través de la  información.”

Giménez Cacho, quien desde los dos meses de nacido radica en México, acentúa que es interesante que sea una narración de hace más de cuatro décadas, y cuestiona:

“Esa situación de la guerra por el poder ¿se transformó, se mejoró? ¿El internet sí ha democratizado o simplemente el control que había en la televisión se pasó al control en las redes? En la redes sólo hay cuatro dueños, pero ahora es a nivel mundial y uno mismo. ¿Cómo se coloca frente a eso, qué podemos hacer? Vivimos avasallados y están condicionando nuestras opiniones, nuestras decisiones. No somos libres, aunque pensamos que sí lo somos porque podemos cambiar de Netflix a Amazon, o poner ‘me gusta’ o ‘no me gusta’.”

La obra –matiza– ofrece diálogos “que para mí, decírselos a la gente, es una cosa liberadora. Es un momento muy bonito. No les puedo contar la trama, pero… no todo es tan lindo”.

Network se ubica en la Nueva York de 1975. Tras 25 años trabajando en una cadena de televisión, el presentador Howard Beale (Giménez Cacho) es despedido de su puesto por el bajo nivel de audiencia que padece. Viudo y alcohólico, Beale queda trastocado y decide anunciar durante una emisión que se suicidará en su último programa ante las cámaras.

Claudio Carrera, Tina Galindo y Diego Luna son los productores de la puesta en escena. La adaptación al español estuvo a cargo de Enrique Arce Gómez. 25 actores le dan vida a un foro de televisión. Arturo Ríos es Max, el mejor amigo de Beale, y Zuria Vega, interpreta a Diana, una joven productora audaz, agresiva y sin escrúpulos, decidida a subir ratings a cualquier precio.

Complementan el reparto Paola Arrioja, Arlette Babun, Jerónimo Best, Jacobo Betech, Roberto Cavazos, Dan Cervantes, Samantha Coronel, Michel de León, Jatzke Fainsod, Andrés Giardello, Diego Jáuregui, Luis Miguel Lombana, Alberto Lomnitz, Eli Nassau, Francisco Rubio, Viridiana Olvera, Julián Segura y Mahalat Sánchez. Se puede asistir a la obra los días viernes a las 20 horas, sábados a las 17 y 20 horas, y domingos a las 17:30 horas.

Un personaje “muy extremo”

Franco Alba y Giménez Cacho –entrevistados en un cubículo del Teatro de los Insurgentes, cuya fachada ostenta un icónico mural de Diego Rivera– aclaran que Network “le habla a cualquier persona de la Tierra”, siendo México el tercer país donde se presenta la pieza. Franco Alba, egresado del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, ahora Escuela Nacional de Artes Cinematográficas, de la UNAM, explica que en cada nación el montaje posee una visión particular:

“Esta puesta en escena no tiene nada que ver con el montaje de Londres y Nueva York. Es una producción completamente nueva que se realiza para México. Nuestro reto más importante es nunca perder de vista, dentro de todo este gran aparato que conlleva un estudio trasmitiendo en vivo con el público, el núcleo, es decir, lo que dicen los personajes y el trabajo de los actores.”

Respecto a Howard Beale, Franco Alba, también director de cine (Quemar las naves y Tercera llamada), esboza:

“¡Es un personaje muy extremo! Todo el tiempo toca puntos muy altos y con unos discursos atroces. Una vez que abre la boca te tiene completamente electrizado con todo lo que expresa. Son cosas que repercuten totalmente sobre nuestra contemporaneidad.”

Giménez Cacho ha trabajado en más de 50 obras teatrales, bajo la tutela de Hugo Hiriart, Juan José Gurrola, Jesusa Rodríguez, Ludwik Margules y John Malcovich, entre otros. Animado, enuncia cómo recrea a Beale:

“Me inspiré un poco en la gestualidad y manera de hablar de aquella época, tan propia, la de ‘muy buenas noches…’; luego me conecto con cosas mías, personales, como de que si yo estuviera en esa situación, ¿qué haría? Beale empieza a sufrir una serie de trastornos que tienen que ver con el bajo rating.”

Interviene Franco Alba –quien se ha desempeñado como asesor de dirección en el Centro de Capacitación Cinematográfica e imparte el taller Creación de personaje para una puesta en cámara en la Escuela Internacional de Cine y Televisión en San Antonio de Los Baños, Cuba:

“El rating es el tópico en el que creo que todos conectamos. El guion fílmico habla del rating de cuatro televisoras y en nuestra época todo el mundo busca el rating, los likes, tener seguidores… Eso es muy fuerte.”

La agencia de márketing Omnicore explica que existe la Generación Like, para hacer referencia a aquellos para los que el mundo digital llega a tener más importancia que la vida real. Son los jóvenes nacidos a partir de 1994 que han adoptado el like y el retuiteo como símbolo de valor. Y los likes generan dinero, según la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

Giménez Cacho explica que a su personaje lo van a correr porque se le cayó el rating y su vida ya no vale nada:

“Él cree que representa la voz de la gente de la calle que está hasta la madre y harta de la violencia y la corrupción, y de repente se siente poseído por esa voz; pero las cosas son más complicadas…”

A Franco Alba y Giménez Cacho les preocupa la irrupción de los medios virtuales por la información que brindan. Con más de 60 películas donde ha laborado con Pedro Almodóvar, Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro, Jorge Fons, Alejandro González Iñárritu, Lucrecia Martel y Arturo Ripstein, Giménez Cacho ejemplifica con la “triste” guerra en Ucrania:

“¿Ahí cuáles son falsas noticias y cuáles no? Con las redes sociales la información se complicó, antes era más fácil. Hace años en México, Televisa tenía el control, el monopolio absoluto, nos educó y nos dijo qué pensar. En la mañana del 3 de octubre de 1968 (al día siguiente de la masacre de Tlatelolco) reflejó que no había pasado nada, que todo estaba tranquilo, y amaneció soleado. Ahora es mucho más difícil controlar la información, hay mucho ruido, pero no sabes qué es verdad.”

De nuevo Franco Alba, director de las piezas Un tranvía llamado deseo, Tennessee en cuerpo y alma y La sociedad de los poetas muertos, adelanta que Network pone énfasis en la invasión de los medios de comunicación en la privacidad de todos. ¿Quiénes los controlan?, pues cada vez se encuentra ese control en menos manos, además de que “las riquezas cada vez son más bestiales en unos cuantos y los pobres cada vez son más”. Anexa:

“Con el tiempo hemos visto lo que ha sido la práctica neoliberal. Se le ha entregado el control de los países a las empresas. Muchas naciones ya perdieron su frontera realmente, las limitan las corporaciones, que son las que realmente están moviendo el comercio. Eso está en la obra. Beale va penetrando eventualmente en las capas más oscuras y más profundas de lo que se supone hay detrás de los medios de comunicación. Para los actores, productores, en fin, para todo el equipo de Network, trabajar ese texto ha sido apasionante.”

Giménez Cacho, quien ha recibido cinco premios Ariel, continúa:

“Y es apasionante porque tiene mucho eco. Nos resuena mucho hoy. Sigue siendo un discurso necesario para reflexionar.”

Césares orwelianos

Franco Alba realza que en la obra se ve que los medios pueden quitar o poner presidentes en países, “pueden cambiar todo, estamos al servicio del flujo inevitable del dinero y el comercio”. Al instante, el actor ataja:

“Con la pandemia se ha visto. Por ejemplo, ¿es bueno o no vacunarse? Todo ese control de la información repercute en el gran negocio de las vacunas, porque resulta que los consorcios de la comunicación son accionistas de las grandes farmacéuticas que tienen que ver con las vacunas. Y 70% del financiamiento de la Organización Mundial de la Salud viene de las farmacéuticas. ¡Es aterrador!”

Varios medios informativos evidencian que las farmacéuticas y los principales medios de comunicación pertenecen en gran parte a dos gigabancos globales: BlackRock y Vanguard, los cuales forman un monopolio. En total poseen la propiedad de mil 600 empresas estadunidenses. Un informe de Bloomberg indica que ambas empresas en 2028 tendrán inversiones por un monto de 20 billones de dólares. Eso significa que serán dueñas de casi todo. BlackRock y Vanguard son propietarias de las principales farmacéuticas. Según el servicio financiero Simply Wall Street, en febrero de 2020 estas dos compañías eran las mayores accionistas de Glaxo Smith Kline, con 7% y 3.5% de las acciones, respectivamente. En Pfizer, la propiedad se invierte, siendo Vanguard el principal inversor y BlackRock el segundo.

BlackRock y Vanguard son igual dueñas de medios. Desde mayo de 2021, BlackRock es el segundo accionista más grande de The New York Times (7.43%), justo después de Vanguard, que posee la mayor parte (8.11%). Vanguard y BlackRock son asimismo las dos principales propietarias de Times Warner, Comcast, Disney y News Corp, cuatro de las seis empresas de medios que controlan más de 90% del panorama informativo en Estados Unidos. Especialistas han alertado que BlackRock y Vanguard tienen el poder “de manipular y controlar” una gran parte de la economía y los eventos del mundo, y de “cómo el mundo lo ve todo”.

Franco Alba manifiesta alarmado:

“Hoy en día se trata de medir todo. Medir, medir y medir... Medir el rating, medir tu influencia. Afortunadamente el mundo es absolutamente un claroscuro constante. Quieren una gama de grises gigantesca entre ‘me gusta’ y ‘no me gusta’, y de eso también habla Network todo el tiempo. Hace más de 40 años la política neoliberal económica nos prometía que la gran riqueza se iba derramar hacia abajo para todos, porque tenían la capacidad para optimizarla, pero nos engañaron. ¡Y no lo vamos a tolerar…!”

Se les pregunta qué significa para cada quien esa frase de un diálogo en la obra “¡Estamos hasta la madre y no lo vamos a tolerar!, que han colocado en publicidad por varias partes de la CDMX, con la foto de un aparato de televisión de los años setenta. Giménez Cacho se apresura a contestar:

“¡Sí, hay que enojarse, sacar la furia y manifestarse! Hay que hacer que nuestra voz se escuche sin la manipulación de los medios; por eso el movimiento feminista es tan fabuloso, porque es una erupción espontánea, incontrolable, heterogénea y diversa. Nadie le puede poner una etiqueta porque es inclasificable.”

–Pero, ¿cómo transformar la realidad?

–Definitivamente sí creo que la solución es organizarnos. Y en asuntos concretos locales que nos atañe de nuestra cuadra, hacia fuera. En los setenta, y esto se ve en la obra, había toda la esperanza de cambio en la izquierda. Surgieron los movimientos armados, con el grito de “¡vamos a destruir este sistema y armar otro!”, pero hoy ya hay conciencia de que con las armas no se soluciona nada. Es una cosa más profunda de la conciencia, y transformarla es lento, aunque yo sí tengo esperanza.

Por su parte, Franco Alba no parece ser tan optimista:

“Network es todo lo contrario, es ­desesperanzadora. Una comedia, aunque no se crea, en la que te ríes de lo que sucede, pero terrible. La visión de Paddy Chayefsky, quien fue un gran guionista y un estupendo escritor, es muy amarga y muy despiadada respecto a cómo se mueve nuestra sociedad.”

 Los dos se despiden con sarcasmo al invitar a ver este montaje. Giménez Cacho subraya entre risas:

“¡Ambiciono tener mucho rating!”

Y Franco Alba remata:

“Esperamos mínimo a nivel teatral 92% de control de audiencia. Estamos hablando entre .5 y .19, ¡ja, ja, ja! Deseamos que vengan pues deberíamos volvernos más conscientes de cómo estás usando tú al medio y cómo el medio te está usando a ti.”

Reportaje publicado el 3 de abril en la edición 2370 de la revista Proceso cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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