Elecciones 2021
Reparto de tarjetas, una práctica que acentúa la desigualdad de género
Para la investigadora Mercedes González, adscrita al Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social Occidente, el hecho de que las madres reciban un dinero que van a destinar en gastos de sus hijos no puede interpretarse como una práctica que promueva la igualdad de género.Con tarjetas como Mujer Fuerte, Violeta, M, La Cumplidora y La Aliada, algunos contendientes hacen promesas de apoyos económicos a las mujeres en caso de ganar los comicios del próximo 6 de junio. Eso les han costado denuncias ante la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales, por la presunción de un delito, y simboliza también el uso electoral de las necesidades económicas de las mujeres, que representan 52% de las ciudadanas inscritas en la Lista Nominal del Instituto Nacional Electoral.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Luego de que el viernes 7 el presidente Andrés Manuel López Obrador exhibió la tarjeta Mujer Fuerte, que reparte en Nuevo León el candidato del PRI, Adrián de la Garza –con la promesa de que si gana entregará mil 500 pesos bimestrales a las mujeres del estado, unos 25 pesos diarios–, apareció un cúmulo de denuncias que dan cuenta de 15 tarjetas similares, algunas incluyen acceso a talleres y capacitación para el autoempleo. De ellas, 14 están destinadas a mujeres y una a estudiantes.
En México no son nuevos los programas de transferencia de dinero a mujeres. Comenzaron con el PRI. De hecho se considera que el primero de este tipo en América Latina fue Progresa, llamado luego Oportunidades y que terminó siendo Prospera, ya que fue un programa destinado a familias, pero las titulares de los recursos y quienes administraban el dinero eran las mujeres.
Lo anterior, debido a la creencia de que las mujeres tienen una mayor predisposición “natural” a redistribuir los recursos al resto de los miembros del hogar, de acuerdo con el estudio Programas de transferencias condicionadas de ingreso e igualdad de género ¿Por dónde anda América Latina? de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Para la profesora investigadora Mercedes González de la Rocha, adscrita al Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social Occidente, el hecho de que las madres reciban un dinero que van a destinar en gastos de sus hijos no puede interpretarse como una práctica que promueva la igualdad de género, sino al contrario.
“Oportunidades es un programa social que opera con una noción tradicional de familia donde la mujer es vista sólo como proveedora de servicios domésticos y reproductivos, y que, por lo tanto, puede dedicar su tiempo y su esfuerzo a las corresponsabilidades que el Programa Oportunidades exige como condición”, explica en su ponencia “Familias y política social en México. El caso de oportunidades”.
De hecho, González de la Rocha, quien obtuvo su doctorado en la Universidad de Manchester, refiere que el éxito de Oportunidades, en términos de los logros en sus objetivos, como el aumento de la escolaridad de los niños y jóvenes, y la mejoría en la calidad del consumo alimentario y aumento en el acceso a servicios de salud, se ha fincado, entre otros factores, en la participación de millones de mujeres sobrecargadas de trabajo.
Este tipo de programas asistencialistas, basados en estereotipos de género, refuerzan las desigualdades en el trabajo doméstico y de cuidados, y carecen de propuestas que garanticen la progresividad de los derechos, señalan feministas consultadas.
“Las tarjetas rosas perpetúan el papel o el lugar social que ocupan las mujeres. Las tarjetas rosas van para despensa, para medicamentos, para lo que tiene que ver con una ‘función para los otros’, para resolver situaciones familiares, no como sujetos de derechos humanos. ¿Quieres dar una pensión para las mujeres en el reconocimiento de las tareas domésticas que hacen?, entonces hay que nombrarlas así y ponerles una temporalidad, para que podamos ir cambiando estas condiciones”, sostiene Lucía Lagunes, periodista y feminista.
Una lógica masculina
Directora general de Comunicación e Información de la Mujer, A.C., Lagunes forma parte del grupo asesor de ONU Mujeres en México. Lo que vemos en campañas, dice, es el “reflejo de una ‘lógica masculina’, donde las mujeres seguimos siendo colocadas como grupos vulnerables, como carentes de autonomía, que deben ser protegidas”.
En esa lógica, comenta, escapa que es la estructura económica, política y social la que históricamente ha generado condiciones que vulneran el ejercicio de los derechos de las mujeres:
“Es un problema estructural y no terminan de entenderlo, y estas demandas del movimiento feminista, que son históricas, no terminan de ingresar por completo en las propuestas políticas, porque en esta lógica sólo les interesa el voto, el voto de las mujeres, pero no necesariamente transformar las condiciones de desigualdad que vivimos las mujeres.”
En ese sentido, comenta que el tema del cuidado no debe de verse con una perspectiva asistencial, sino feminista. “No se debe ver como una ayuda para las mujeres, se tiene que pensar como una responsabilidad del Estado en términos sociales”, porque el trabajo de cuidado sigue recayendo en las mujeres, sobre todo durante la pandemia del covid-19.
Volviendo a la Cepal, en el informe del Observatorio de Igualdad de Género 2012, apunta que cuando las transferencias monetarias condicionadas dan por sentado el rol activo de las mujeres para cumplir las condicionalidades a costa de su propio tiempo, se refuerzan los roles de género y se lesiona la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres.
Ante ello, recomienda medidas de acción positiva que resuelven obstáculos específicos en distintos ámbitos relacionados con las autonomías de las mujeres, con acciones y programas concretos de carácter temporal, como incentivos económicos o tributarios para la contratación de mujeres.
Edomex, un caso de estudio
En 2011 fue La Efectiva de Eruviel Ávila y en 2017 Salario Rosa, de Alfredo del Mazo en el Estado de México, que tiene una larga tradición de entrega de tarjetas con apoyos económicos.
Cuando Del Mazo comenzó con la promesa de repartir tarjetas rosas con 2 mil 400 pesos bimestrales para mujeres de entre 18 y 59 años, así como para las que se dedican al trabajo del hogar y no perciben ingresos formales, César Castilleros, su portavoz de campaña, explicó al diario español El País que en esencia ese programa es “para las mujeres que se quedan en su casa cuidando niños, haciendo de comer, haciendo la limpieza”.
Y añadió: “Es una chamba que merece un reconocimiento. Tiene mucho significado para el hogar y permite que el hombre tenga la oportunidad para salir a trabajar para generar un ingreso para su familia”.
La Tarjeta Rosa se sigue entregando en el Estado de México, donde 43.1% de las mujeres vivían en situación de pobreza en 2018, de acuerdo con información del Instituto Nacional de las Mujeres y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. Para 2019, el gobernador priista aseguró que unas 160 mil mujeres tenían la tarjeta; este 2021 ya son 370 mil las beneficiarias, puntualizó.
En estos comicios los mexiquenses votarán por 75 diputaciones locales, 125 presidencias municipales, 966 regidurías y 136 sindicaturas, pero la mayoría de las candidatas y candidatos no cumple con una agenda feminista, según una evaluación de estas campañas que llevan a cabo 154 organizaciones de la sociedad civil y colectivas feministas que integran La Observatoria Ciudadana Todas MX.
Lucía García, de la red feminista Las Constituyentes, que forma parte del equipo que está a cargo de la evaluación en el Estado de México, dice que hasta ahora han encontrado que las agendas legislativas no son accesibles para las y los votantes, pues tuvieron que pedir la información por transparencia. Señala que en general los partidos ofrecen propuestas vagas sobre los temas que interesan a las mujeres, como acceso a una vida libre de violencia, derechos económicos, sociales, ambientales y culturales, el tema de cuidados y tiempo propio, Estado laico y derechos sexuales y reproductivos.
“En el Estado de México, lo que hicieron fue dividir su plataforma en ayuntamientos y diputaciones locales, pero en el Instituto Electoral encuentras la misma información, no hay una modificación en las propuestas acorde con la localidad ni un contexto local. Tendría que ser así, porque no es lo mismo legislar para Ecatepec que para Atlacomulco”, explica Lucía García.
Destaca que ninguno de los partidos ha presentado una agenda con acciones afirmativas claras y sólo copiaron los eslóganes de las organizaciones sociales y activistas feministas, y prometen terminar con la violencia de género, por ejemplo, pero no dicen cómo van a hacerlo.