josé gil olmos

Marcha y debate: se adelanta la elección

La soberbia, de saberse ganadora, no por méritos propios sino por la ayuda indiscutible del presidente Andrés Manuel López Obrador, hizo que Claudia tomara como mero trámite el tercer debate sin presentar propuestas propias.
lunes, 20 de mayo de 2024 · 09:24

Este domingo 19 se adelantó el cierre de la elección con una marcha rosa que el gobierno y sus aliados quisieron detener y un debate que confirmó lo que se ha visto en tres meses: el presidente apoyando a su heredera, una candidata de la oposición que nunca creció y un candidato comparsa. 

La elección presidencial parece ya definida, pero falta la más importante en términos de estrategia política: la conformación de las cámaras de diputados y senadores, donde el gobierno de la Cuarta Transformación se juega su destino. Habrá que esperar los resultados en las elecciones legislativas, pero todo hace ver que Morena no logrará la mayoría absoluta.

Mientras tanto, la enorme manifestación rosa en la Ciudad de México, que se vio este domingo, expresó la amenaza real de una derrota para Morena en la capital del país que gobierna desde 1997, cuando Cuauhtémoc Cárdenas ganó y que desde entonces ha sido y sigue siendo el corazón político, el trampolín y el pivote, primero, del PRD y ahora de Morena, con Andrés Manuel López Obrador a la cabeza, y ahora con Claudia Sheinbaum como heredera.

Las pasadas elecciones locales en la Ciudad de México con la derrota de Morena en siete alcaldías, las tres marchas de la oposición y la última encuesta de Enkoll, en la que se destaca que es la segunda entidad donde el presidente López Obrador tiene la menor aprobación, casi en el último lugar, dan indicios de que su principal fuente de apoyo ciudadano la está perdiendo con sus consecuencias negativas para sus planes futuros.

La campaña de Morena y López Obrador criticando la marcha de ayer domingo por la aparición de Xóchitl Gálvez y Santiago Taboada, después por el uso del color rosa asegurando que es exclusividad del INE, dictando una doble contingencia ambiental y finalmente poniendo como golpeadores a la disidencia magisterial no tuvo éxito; la enorme manifestación fue una señal de que al menos en la Ciudad de México la victoria para Morena no está segura.

Sin embargo, Xóchitl Gálvez no aprovechó ese impulso opositor para el tercer debate. No desarrolló argumentos firmes y convincentes, no mostró en pantallas la enorme cantidad de personas que acudieron al Zócalo capitalino y a otros zócalos de diversas ciudades como una fuerza en su favor, sus ataques a Claudia Sheinbaum eran predecibles, sin impacto y sin gracia, aunque fueron muchos y, finalmente, no se le vio talla presidencial, sino como senadora opositora que no alcanzó los niveles deseables en tres meses de campaña.

La marea rosa previa al tercer debate presidencial. Foto: Miguel Dimayuga

Desaprovechó la fuerza de la marea rosa para llegar a buen puerto y cerrar en este tercer debate con la energía necesaria para convencer a los indecisos.

Sheinbaum, en cambio, cumplió con su papel de heredera del proyecto de AMLO a quien defendió a ojos cerrados, haciendo gestos y muecas cada vez que Xóchitl mencionaba la corrupción del gobierno de la Cuarta Transformación centrada en los hijos del presidente, en la violencia e inseguridad que se vive en la Ciudad de México y en todo el país, los miles de desaparecidos que desdeñó este gobierno y los vínculos de personeros de Morena con el crimen organizado. 

La soberbia, de saberse ganadora, no por méritos propios sino por la ayuda indiscutible del presidente Andrés Manuel López Obrador, hizo que Claudia tomara como mero trámite el tercer debate sin presentar propuestas propias, sino las mismas que su protector ha impulsado en su sexenio, luciéndolas como si fuera un promocional del gobierno. 

Mientras que Jorge Álvarez Máynez cumplió con el mandato del líder de su partido, el expriista Dante Delgado Rannauro, de mantener a Movimiento Ciudadano en su posición privilegiada de bisagra en la Cámara de Diputados. Nada mostró el zacatecano para considerarlo seriamente como el próximo presidente de México. 

López Obrador. La CDMX, foco rojo para Morena. 

Por cierto… Un de los elementos distintivos de este proceso electoral es que será el más violento de la historia política. El proceso electoral de 2018 era el más violento, pues, de acuerdo con el registro de la organización Estrategia Electoral, entre el 8 de septiembre de 2017 y el 31 de agosto de 2018 fueron asesinadas al menos 145 personas relacionadas con los procesos electorales o eran actores políticos de sus localidades. En este periodo los conteos revelan que 25 aspirantes, precandidatos o candidatos fueron asesinados entre el 1 de septiembre de 2023 al 1 de abril de 2022. 

La organización Laboratorio Electoral contabilizó hasta mediados de abril 156 agresiones a aspirantes y personas relacionadas con el proceso electoral, de los cuales 51 fueron asesinados; 25 de ellos eran aspirantes. Mientras que la organización Integralia reportó 300 incidentes de violencia política asociados a 399 víctimas, lo que implica un promedio de 1.8 víctimas diarias: 161 asesinatos, 100 amenazas y 85 atentados. Secuestros, amenazas, asesinatos, ataques y otros hechos de violencia en esta elección nos muestran que la colusión entre poder político y crimen organizado va creciendo de manera inexorable.

  

         

Comentarios