Ajedrez

Formas diferentes de jugar ajedrez

Cada año se publican centenas de nuevos libros en donde se analizan las diferentes fases de una partida: a apertura, el medio juego y el final, por ejemplo. Pero desde luego hay una variedad de temas al respecto.
domingo, 5 de febrero de 2023 · 19:01

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).-No hay duda que el ajedrez, con las reglas actuales, es uno de los juegos de mesa más difíciles que existen. Cada año se publican centenas de nuevos libros en donde se analizan las diferentes fases de una partida: a apertura, el medio juego y el final, por ejemplo. Pero desde luego hay una variedad de temas al respecto, en donde los ajedrecistas maestros que escriben estas obras, analizan a consciencia las partidas de algún jugador notable, casi siempre un campeón del mundo o bien, hacen monografías completas en donde se revisan todas las partidas de un torneo determinado.

Pero quizás el problema con los libros y con el ajedrez en sí, es que se requiere mucho tiempo para trabajar en ajedrez. Los torneos de ajedrez “clásico” son los que se han jugado a través de los años. En los primeros años desde a invención del reloj de ajedrez, se jugaba a 2:30 hrs para 40 jugadas con 1 hora extra para las siguientes 16 jugadas. Hoy, tal vez porque se conoce más, porque hay mucho trabajo realizado en el tablero, sobre todo la apertura, se juega a 1:30 hrs toda la partida, con un incremento de 30 segundos por jugada realizada. Esto, desde luego, es consecuencia de la invención del reloj digital, que permite dar tiempo a los jugadores por cada movimiento realizado, con la intención de que un ajedrecista en una situación ganadora pero con poco tiempo pierda incluso por rebasar el límite temporal.

Por otra parte, la inclusión del ajedrez por Internet se desarrolló a un ritmo verdaderamente acelerado y de pronto empezamos a tener portales exclusivos para el juego ciencia. Y con la pandemia, por ejemplo, nacieron muchos torneos de ajedrez con ritmos rápidos, en donde los mejores del mundo participaban. La idea tu mucho éxito y hoy en día hay torneos en línea, para los grandes jugadores, que juegan a 15 minutos la partida, con incremento de 10 segundos por movimiento, y que tienen premios de decenas de miles de dólares. Sólo de forma ilustrativa, el campeonato mundial entre Petrosian y Spassky, en 1969, tuvo un premio de 5 mil dólares. Hoy los torneos de fin de semana, rápidos, en línea, entregan 200 mil dólares o más en muchas ocasiones.

Hay también ritmos de juego más rápidos. Por ejemplo, está el Blitz o Ping Pong, en donde los jugadores tienen sólo 5 minutos para dar jaque mate o hacer que el rival se rinda. Ahí hay un número de errores mucho mayores que en los torneos lentos, pero es evidentemente más entretenido para los espectadores. Existe también el ajedrez a 3 minutos por jugador con incremento de dos segundos. De nuevo, generas partidas emocionantes pero no exentas de jugadas malas a malísimas en ocasiones.

Hay incluso ritmos aún más rápido: 1 minuto para toda la partida por jugador. Se denomina ritmo “bala” y aquí los errores, las pifias, están a la orden del día. Es fácil cometer un error por la falta de tiempo. Y sin embargo, los mejores del mundo nos muestran muchas veces que incluso a estos ritmos hiperrápidos, también juegan un ajedrez magistral.

Y más de uno podría pensar que menos de un minuto ya es imposible jugar al ajedrez. Pues se equivoca. Hace muchos años se inventó el ajedrez “chicharra”, que ha caído en desuso, pero que era simplemente una chicharra que sonaba cada 10 segundos. El ajedrecista, al jugar en este modo, tenía que hacer una jugada cada 10 segundos, sino perdía. Esto sí que era un ajedrez demasiado veloz.

Pero todos estos ritmos no han eliminado el ajedrez pensado, meditado, en donde los grandes maestros son inigualables. El mundo tiene un número importante de torneos clásicos e incluso, en términos de los aficionados, también encontramos muchos campeonatos abiertos en donde cualquier ajedrecista puede participar y jugar a ritmos clásicos. Y en mi opinión, ése es el gran ajedrez, el que vale la pena seguir jugando, porque el juego del ajedrez merece profundidad la cual no la dan los ritmos rápidos.

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