Medios
Servicio de Medios Públicos de la CDMX
El gobierno de la CDMX publicó el 21 de diciembre en la Gaceta Oficial el decreto que crea el Servicio de Medios Públicos de la Ciudad de México, un organismo público descentralizado sectorizado a la Secretaría de Cultura capitalina, actualmente a cargo de Vannesa Bohórquez López.CIUDAD DE MÉXICO (apro). –A pesar del enorme e inmejorable potencial informativo, cultural y político que representa tener un sistema de medios públicos de la capital del país, el nuevo Servicio de Medios Públicos de la Ciudad de México queda a deber en su diseño institucional, en el nombramiento de su titular, de la Defensoría de Audiencias, en su presupuesto y en su visión.
El gobierno de la CDMX publicó el 21 de diciembre en la Gaceta Oficial el decreto que crea el Servicio de Medios Públicos de la Ciudad de México, un organismo público descentralizado sectorizado a la Secretaría de Cultura capitalina, actualmente a cargo de Vannesa Bohórquez López.
Sustituye en su denominación al Sistema Público de Radiodifusión de la Ciudad de México, dirigido por Alonso Millán Zepeda. Se trata del actual canal Capital 21, cuya concesión data de febrero de 2010 (cuando se denominó Sistema de Radio y Televisión Digital del Gobierno del Distrito Federal), refrendada en 2017.
Se transmite por el canal 21.1 y comparte infraestructura en multiprogramación con la señal 21.2 para el canal del Congreso de la Ciudad de México, lo cual le resta calidad en la transmisión televisiva a ambas señales. También se transmite en los sistemas de TV de paga Totalplay e Izzi TV.
El objeto del SMP capitalino es “proveer los servicios públicos de radiodifusión y telecomunicaciones del Poder Ejecutivo de la Ciudad de México” para los habitantes de la Zona Metropolitana del Valle de México.
Al estar sectorizado a la Secretaría de Cultura de la CDMX le imprime una importante función social y cultural, pero le resta independencia respecto del gobierno en turno y, sobre todo, contraviene lo establecido en la Constitución Política de la Ciudad de México. La Carta Magna capitalina estipula que el “sistema será operado por un organismo público descentralizado, no sectorizado”.
Es preferible que un medio público no esté sectorizado, como el Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPREM) o el Instituto Mexicano de la Radio (Imer) federales o, mejor aún, que sea autónomo como el medio público internacional insignia que todos refieren pero nadie aplica, la BBC de Reino Unido.
El decreto de creación dice que el SMP -hoy Capital 21- tendrá independencia editorial, que su Dirección General la preservará “en todo momento” y que su Consejo Ciudadano formulará propuestas para “asegurar” su independencia y una política editorial imparcial y objetiva en su gestión, pero sabemos por experiencia que la simple mención en la ley no es suficiente.
La persona titular de la Dirección General del SMP (Alonso Millán) será nombrada y removida libremente por el titular del Poder Ejecutivo de la Ciudad de México, actualmente Claudia Sheinbaum, lo cual también diluye su independencia.
Es preferible que el nombramiento de la persona responsable de dirigir el Servicio de Medios Públicos de la capital del país sea ratificado por el Congreso de la Ciudad de México o, mejor aún, sea convocado por el propio Poder Legislativo local, para que su legitimidad emane directamente de la pluralidad y diversidad política, social y cultural de la CDMX, para que se constituya en una auténtica “plataforma para la libre expresión” y no sea una cadena de transmisión de las acciones del gobierno chilango en turno.
Y es que la Constitución capitalina señala que “los poderes públicos crearán un Sistema Público de Radiodifusión de la Ciudad de México”. Pero para efectos prácticos, la Dirección General del SMP tendrá dos jefes inmediatos, la Jefa de Gobierno que lo nombra y remueve libremente y la Secretaria de Cultura, a quien está sectorizado.
En suma, el Servicio de Medios Públicos de la Ciudad de México nace oficialista. Por ejemplo, Capital 21 transmite de lunes a viernes de 11 a 12 horas la conferencia de prensa de Claudia Sheinbaum, como parte de su programación habitual. El oficialismo debería estar superado en una época en la cual las audiencias de la televisión abierta están en declive y predomina la libertad de los usuarios para elegir el consumo de contenidos audiovisuales a través de múltiples dispositivos y plataformas digitales en línea.
El Presupuesto de Egresos 2022 de la CDMX destina al SMP recursos por 118 millones 318 mil 654 pesos, una cifra 7.47% superior al presupuesto de 2021 (109.4 mdp), pero lejana del mejor monto de 2017 (138.5 mdp).
Para comparar, el presupuesto para 2022 del Canal 22 de la Secretaría de Cultura federal será de 135.5 mdp, el del Canal Once del Instituto Politécnico Nacional de 572.6 mdp, el del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPREM) de 1,248.9 mdp y el de TV UNAM de 2021 fue de 173.7 mdp. Es decir, se trata de un monto insuficiente tratándose del Servicio de Medios Públicos de la capital del país, cuya oferta informativa y cultural es claramente un diferenciador y oportunidad.
Otro defecto del decreto tiene que ver con la persona responsable de la Defensoría de Audiencias, la cual es designada por el Órgano de Gobierno a propuesta de la Dirección General. Hay que procurar que en el Estatuto Orgánico del SMP de la CDMX el nombramiento de la Defensoría de Audiencias sea resultado de una amplia convocatoria y no de una designación directa. La Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión precisa que “la actuación de los defensores de las audiencias se ajustará a los criterios de imparcialidad e independencia”. No esperamos menos.
El Servicio de Medios Públicos de la Ciudad de México tiene el enorme potencial político de servir a una población de más de 22 millones de habitantes con información metropolitana, ningún otro sistema de medios públicos estatal tiene ese alcance. Por si fuera poco, está instalado en el epicentro del país donde radican los poderes federales, con la mayor oferta cultural del país, la infraestructura más desarrollada y la población más conectada, por lo que debería ser más visionaria y estratégica su transmisión en radio, televisión, Internet y plataformas tecnológicas digitales. Incluso, podría superar la oferta y calidad de los medios públicos federales. La pregunta es: ¿quieren hacerlo o será un medio público más?