Guerrero
Acapulco a un año de "Otis": el mar y la tragedia aún no se repliegan
Endeudados y sin trabajo, prestadores de servicios en Acapulco tienen pocas posibilidades de recuperarse en temporada baja. A un año del embate del huracán “Otis” y tras el paso de “John”, el puerto sigue herido: aún hay grandes edificios en los huesos y pocos trabajadores para la reconstrucción.ACAPULCO, Gro., (Proceso).– María Luisa Mora Gallardo lleva 50 años al frente de El Farolito, un restaurante y una pequeña hospedería en Pie de la Cuesta, Acapulco, y ya está cansada. No son los 73 años que carga encima y el tiempo de trabajo; su cansancio tiene que ver con su falta de ánimo, pero tampoco puede plantearse cerrar su negocio porque está endeudada con 250 mil pesos, la mitad de lo que pidió prestado para rehabilitar el establecimiento después del huracán Otis.
Y su local otra vez está destruido. Justo a la vuelta de un año del paso de Otis, el huracán categoría cinco, el más grande que se ha sentido en México, su negocio está en la misma condición de pérdida.
Al lugar de María Luisa en estos días han llegado sólo clientes locales a comer o beber algo porque únicamente funciona el restaurante entre algunos escombros. En septiembre último llevaba unos tres o cuatro meses de buena clientela después de que lo reconstruyeron, pero con John,fenómeno que pasó por huracán, tormenta tropical y ciclón en cinco días (del 23 al 27 de septiembre) perdió otra vez parte de su estructura.
John descargó lluvias y, en el caso de Pie de la Cuesta, zona turística del puerto que es alternativa a la costera dividida en tradicional, dorada y diamante, generó olas de varios metros de altura que se tragaron casi toda la playa. Aún el mar está al pie de la franja de establecimientos.
Por esa razón es una de las zonas más afectadas en estos momentos; con Otis también lo fue. En estos 12 meses ocurrieron dos fenómenos naturales considerados de los más destructivos del país, y Acapulco, en ambas ocasiones, fue el blanco.
El secretario de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil del Estado, Roberto Arroyo Matus,hace la evaluación del impacto físico y socioeconómico al puerto a un año de Otis, y dice que ya puede hablar puntualmente de evaluación de daños.
Informa que junto con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), el gobierno estatal y la secretaría que encabeza están por presentar un informe del impacto socioeconómico de Otis en Acapulco, mismo que incluye una estimación de 84 mil 207 millones de pesos en pérdidas, de manera particular en los sectores de vivienda e infraestructura turística.
Para dimensionar el dato, la secretaría que encabeza tiene documentado que de las 331 mil viviendas censadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) antes de Otis, 249 mil tuvieron algún tipo de daño, lo que equivale a un 75 por ciento.
Pero la cifra es todavía mayor en el caso de Coyuca de Benítez, municipio vecino al que también afectó el huracán categoría cinco, con 92% de las viviendas con daños.
De los avances en Acapulco, 12 meses después, puede reportar 70% en la limpieza del puerto.
Para Acapulco y Coyuca, con un cálculo cerrado en 250 mil viviendas, el gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador destinó apoyos por 61 mil 313 millones de pesos. El monto representa casi dos terceras partes del total del presupuesto que el gobierno de Guerrero aprobó para ejercer en 2024, de poco más de 80 mil 900 millones de pesos.
En El Farolito el mar casi llega a la estructura del espacio habilitado como restaurante, que también es una parte de la casa de María Luisa Mora; los cuartos donde hospeda a los visitantes están arriba de su propia estancia. Muchos de los negocios en esta zona turística, que ofrece un concepto diferente al de los grandes hoteles, también son las viviendas de sus encargados o dueños.
En la franja de arena de El Farolito estaban el bar y el club de playa, donde había camastros, sillas y camas con marcos y mantas vaporosas que recién habían comprado... y hasta palmeras, contaron María Luisa Mora y su hija Claudia Nogueda Mora, quien también atiende el negocio. Lo que se ve en el pequeño espacio que queda de playa, son escombros y tablas apiladas de lo que fue el mobiliario nuevo.
Debido a que el mar todavía no se repliega, exponen, los demás establecimientos tienen las mismas pérdidas.
Maricarmen de Jesús Contreras, administradora general de un conjunto con restaurante y hospedaje, cuyo nombre pide no publicar para evitar “que los clientes caigan en el desánimo de visitar Acapulco”, aclaró que esta vez pudieron reactivarse más rápido que cuando Otis, porque las pérdidas fueron menores y reabrieron con lo que podían ofrecer, en su caso, el servicio de hotel.
Además tuvieron que hacerlo porque algunos clientes no quisieron cancelar sus reservaciones, lo que interpreta como esfuerzos de los turistas para reactivar la economía de Acapulco. Por ejemplo, el fin de semana pasado tuvieron 50% de ocupación en el negocio que administra. “Se juntaron reservas del fin de semana de John y algunas, pues, sí, por apoyar al turismo”, comenta en entrevista.
Pero esto tampoco es suficiente; están en números rojos y con pocas posibilidades que recuperarse. Además, “septiembre y octubre es temporada baja. La idea de este año era salir sin mucha pérdida”, pero la inesperada presencia de John no les permitió.
Este panorama tiene en desanimo a María Luisa Mora porque el atractivo de la zona es la playa, y “si no tengo negocio en la playa, no tengo nada”.
Llegaron los apoyos… y Morena arrasó en las urnas
Los lugareños calculan que el mismo oleaje del mar terminará de rellenar la franja con arena hasta diciembre próximo. La opción que analiza Claudia Nogueda para que no vuelva a pasarles lo mismo en otro temporal de lluvias es que las autoridades en su conjunto piensen en levantar un muro de piedras que funcione como rompeolas.
María Luisa Mora volvió a evaluar sus circunstancias en medio de las deudas, que no pudo disminuir porque, asegura, ella no recibió el apoyo gubernamental por 120 mil pesos disponibles después de Otis para dueños de este tipo de establecimientos, por un error técnico: los servidores públicos capturaron incompleto su nombre en el sistema.
Su negocio es su única fuente de ingresos y tampoco funciona por completo.
A los dos días que regresé –de la casa de su hija, donde se refugió– ya no encontré nada y las olas enormes llegaban hasta allá arriba. Me puse a llorar, me puse muy mal, sentía que me faltaba aire, porque me puse a pensar, a mis 73 años que tengo ahorita, volver a empezar, no es tan fácil.
Algo pasó en Acapulco después del huracán Otis que los servicios, entre ellos los turísticos, tienen una gran carencia de personal para trabajar. A un año de distancia de su paso, la situación no ha cambiado en ese sentido.
“Ahorita sí está complicado, la gente no llega a entrevista y si llega no les atrae y terminan yéndose. Sí hay mucha falta de personal y, pues, no sé, creo que se debe a muchas situaciones, que ahorita vienen los apoyos económicos”, comparte Maricarmen de Jesús Contreras.
El establecimiento que administra, aun cuando apenas funciona muy por debajo de su capacidad, tiene necesidad de personal, la misma que hay en El Farolito, según compartió Claudia Nogueda Mora.
Los apoyos económicos que el gobierno federal asignó después de Otis fueron de entre 43 mil pesos para quienes reportaron y justificaron daños medianos en sus casas y 80 mil pesos a quienes tuvieron pérdidas totales. Todos los recursos entregados fueron por parte del gobierno federal.
Además, la Guardia Nacional fue la única encargada de entregar enseres domésticos a la población que entró en el censo registrado, con el antecedente de que las compras de estos enseres, efectuadas por la Secretaría de la Defensa Nacional, fueron hechas a empresas que no licitaron, que tienen sedes en pequeños locales sin mostrar la capacidad requerida o que están señaladas por irregularidades, según una investigación de Mexicanos contra la Corrupción, publicada apenas el 21 de octubre último.
Las dos prestadoras de servicios turísticos entrevistados plantean que la necesidad de personal tiene que ver con los apoyos que se entregaron y que por ahora han resuelto necesidades básicas. En esto también coincide un pequeño contratista del puerto en el ramo de la construcción, porque observó la falta o necesidad de personal por todos lados. “Mucha gente pensó que ese dinero les iba a ser eterno”, dice el contratista –quien pidió reservar su nombre– sobre los apoyos institucionales.
De hecho, compartió que uno de sus empleados de albañilería, después de recibir su apoyo, lo quiso contratar para que reconstruyera su casa, pero él no pudo por otros compromisos que tenía.
En diciembre de 2023 el expresidente Andrés Manuel López Obrador hizo un llamado a albañiles y otros trabajadores de la construcción, incluida la mano de obra calificada, para que viajaran a Acapulco porque las familias afectadas tenían mucha necesidad de sus servicios.
El contratista cree que la falta de personal influye en parte para que el puerto aún no esté listo, después de un año de Otis, sobre todo en los servicios, pero aclara que no es lo único, sino que los daños de entonces, que se resintieron ahora con John, fueron demasiados.