Caso Ayotzinapa

Ayotzinapa mantiene vivo el normalismo rural y la demanda de esclarecer la desaparición de los 43

A casi una década de impunidad, miles de estudiantes regresaron a Iguala, donde sólo han cambiado las apariencias y los colores de los partidos en el gobierno, mientras que el crimen organizado sigue controlando la vida pública de la ciudad.
miércoles, 27 de septiembre de 2023 · 21:21

CHILPANCINGO, Gro. (apro).- Nueve años después, miles de estudiantes regresaron a Iguala para exigir justicia para tres compañeros asesinados y 43 desaparecidos por criminales y policías, con presencia del Ejército.

A casi una década de impunidad del crimen de lesa humanidad, en Iguala sólo han cambiado las apariencias y los colores de los partidos políticos en el gobierno: el crimen organizado sigue controlando la vida pública de la ciudad.

“Ahora está peor que en 2014, hoy en Iguala es una matanza”, dice un obrero que observa a distancia el mitin de estudiantes frente a la estela de Daniel Solís Gallardo y Julio César Ramírez Nava, asesinados a balazos aquella noche del viernes 26 de septiembre.

Minutos antes, en un escenario con 33 grados de temperatura y frente a la ofrenda de Julio César Mondragón Fontes, asesinado con violencia extrema, tres mil alumnos de las Normales Rurales agrupadas en la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México gritaron en referencia a la promesa de hacer justicia que el entonces candidato presidencial hizo entre lágrimas a los padres de las víctimas el 25 de mayo de 2018:

“¡AMLO decía que todo cambiaría; mentira, mentira, la misma porquería!”

A las 10 y media de la mañana, 33 autobuses salieron de la Normal Rural de Ayotzinapa en Tixtla para dirigirse a Iguala. La hilera de camiones ingresó al periférico de la ciudad y de inmediato motocicletas con sujetos desconocidos se les pegaron para seguir sus pasos.

La marcha inició en la carretera Iguala - Taxco, cerca del Instituto Tecnológico. La encabezó una camioneta Datsun modelo antiguo, cargada de un aparato de sonido.

Seguían las coronas para los tres estudiantes asesinados. Primero se dirigieron al pedestal de Julio César Mondragón, luego al de Daniel Solís y Julio César Ramírez.

En ambos las representaciones de estudiantes realizaron un mitin y corearon consignas contra el expresidente Enrique Peña Nieto (PRI), contra el saliente Andrés Manuel López Obrador (Morena) y contra el Ejército, al que responsabilizaron del encubrimiento a los responsables de la desaparición forzada de sus compañeros.

“La Sedena tenía el control del C4 (Centro Estatal de Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo). El Ejército sabía que estaban siendo desaparecidos estudiantes y no movió ni un dedo, ni por uno de sus elementos que estaba infiltrado. Prefirió ocultar la verdad.”

“La postura del Presidente es que detrás de nuestro movimiento hay intereses políticos. Le contestamos que estamos sólo los estudiantes y que únicamente nos alberga la conciencia.

“No hay nada detrás, sólo la causa legítima de que haya castigo por este crimen de lesa humanidad.”

En sus discursos los estudiantes reivindicaron a las escuelas rurales para la formación de profesores en el país.

“Mientras haya pobreza, el normalismo seguirá vivo para transformar a las comunidades.”

Una de las principales mantas llevaba pintados los rostros del exgobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, que se vio obligado a renunciar después del crimen, y de Tomás Zerón de Lucio, exdirector de la Agencia de Investigación Criminal, acusado de torturar a presuntos testigos.

Además, Jesús Murillo Karam, exprocurador y creador de la “verdad histórica”, así como Enrique Peña y Andrés Manuel López Obrador.

Llevaba las leyendas: “Gobierno farsante que reprimes a estudiantes” y “Me quitaron el rostro, pero hoy los que marchan son mi nueva cara”.

A las cuatro de la tarde, rumbo a Chilpancingo, los estudiantes se detuvieron en el edificio del Palacio de Justicia de Iguala, donde hace nueve años, según los informes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, un grupo de estudiantes fue obligado a subir a las patrullas de las policías municipales de Iguala y de Cocula.

Los videos de las cámaras de seguridad de esa noche desaparecieron. Su presidenta en ese momento, Lambertina Galeana Marín, hoy está en libertad; uno de los magistrados de la Tercera Sala, Raymundo Casarrubias Vázquez, hoy es presidente del Tribunal Superior de Justicia.

Al edificio recién remodelado le aventaron petardos y bombas molotov, lo pintaron y lo rayaron. Ingresaron por la parte trasera para hacer destrozos, mientras que en el frente lanzaron de reversa un tráiler que derribó una de sus bardas de concreto de seguridad. También intentaron incendiar el vehículo.

Los estudiantes se retiraron de Iguala a las cuatro y media de la tarde con rumbo a las instalaciones de la escuela de Ayotzinapa, a las afueras de Tixtla.

Más tarde medios locales reportaron que sujetos desconocidos prendieron fuego a las ofrendas florales.

Después de 2014 el municipio de Iguala fue gobernado por Morena, con Antonio Jaimes, y ahora por el PRI, con el alcalde David Gama.

Igual es la tercera ciudad de Guerrero con más homicidios dolosos en los últimos años, sólo por detrás de Chilpancingo y Acapulco. Sufre, en promedio, 150 crímenes por año.

También acá se registró el segundo asesinato relacionado al próximo proceso electoral de 2024. El 6 de agosto pasado, la aspirante a la presidencia municipal por Morena y prima de la gobernadora Evelyn Salgado, Zulma Carbajal, sufrió un atentado en el que resultó asesinado su esposo, Humberto del Valle Zúñiga.

 

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