Premios Oscar 2025

Cine/Aún no: Óscar al documental “No Other Land”

Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición se volvió mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).
jueves, 6 de marzo de 2025 · 11:25

CIUDAD DE MÉXICO (apro) .- En la entrega del Óscar al mejor documental, “No Other Land” (Palestina-Noruega, 2024), los realizadores Basel Adra y Yuval Abraham dejaron claro en su breve declaración (con mucho arrojo) dos temas sobre la cruda verdad que vive el planeta; el primero, que Hollywood, golpeado por huelgas y catástrofes naturales, parece despertar del sueño americano para convertirse en una especie de foco de resistencia capaz de hacer lugar a un trabajo subversivo que denuncia la injusticia que padece Cisjordania con la complicidad del gobierno estadunidense; el segundo, es que no debe perderse de vista el otro lado de la realidad. 

Ese otro lado, margen u orilla, como sería la traducción directa del inglés del nombre de Cisjordania, West Bank, es lo opuesto a Gaza, donde se cometen atropellos constantes contra la población, según expuso Adra, periodista y abogado palestino nacido en 1996, y cuyas primeras memorias asocian a su padre siendo maltratado vilmente por el ejército israelita, a quien tomar conciencia de que era hijo de una activista le implicó madurar precozmente, estudiar una carrera universitaria, aprender inglés como pudo y así obtener las herramientas para defenderse, defender a su comunidad y poder declarar abiertamente y con mucho arrojo ante el elegante público de la celebración que él acaba de tener una hija y que esperaba que creciera libre, sin vivir bajo el terror, como le ha tocado a su generación. 

En el documental, la pequeña población en el desierto donde los pobladores intentan sembrar y pastorear para vivir, Masafer Yatta, funciona como mero botón de muestra, mera metonimia (sinécdoque también) de toda Cisjordania, de la situación palestina y de toda frontera entre un país poderoso y otro vulnerable que sólo depende de su resistencia.  

La premisa parece simple: durante el día el ejército de Israel llega con armas y bulldozers a demoler lo que los pobladores construyen por la noche, viviendas, escuelas, instalaciones eléctricas, frente a los ojos azorados de niños y mujeres que pronto?se refugian y logran instalarse en cuevas, con todo y pantallas de TV. Y es que el estado israelí decidió que ese territorio debe funcionar como campo de entrenamiento para el ejército, y claro, si es posible, que se llene de sus colonos. 

Rodado apenas con una camarita y mucho con teléfonos celulares que fotografían acciones y atropellos en vivo, Adra y Yuval Abraham –el periodista y activista israelita que estudió árabe y une fuerzas con la épica campaña de esos pobladores que mira como hermanos –, “No Other Land” capta el horror cotidiano de la comunidad, cosa que no excluye momentos de paz, de conversaciones donde la realidad se plantea de manera clara: ¿por qué yo puedo circular libremente, y mi amigo y hermano Adra no tiene derecho a manejar? Cuando se rompen esos momentos de sosiego por la inesperada llegada de los militares, la furia, el dolor y la impotencia, como la de uno de ellos que recibe una bala en el cuello por tratar intempestivamente de intervenir para defender a la gente, el espectador resiente con más fuerza eso que se gesta en la entraña de esas tierras: ¿En qué podrán convertirse esos niños cuando crezcan? Basel Adra es un modelo de virtud, un joven que lucha por que su comunidad y familia viva con dignidad, pero no todos serán así. 

De manera implícita, este testimonio invita a mantener clara la diferencia entre un activista y un terrorista; Adra y Abraham (quien aboga por la liberación de los israelitas secuestrados por Hamas), junto con el otro par del equipo, también un palestino y un israelita, son activistas en el sentido más profundo en términos políticos, no buscan la guerra, sino la justicia. ¿Habrá un momento en el que la gente del poder entienda que apoyar el activismo y escucharlo puede ser una forma de antídoto contra el terrorismo? 

Aclaro que no exagero al mencionar la posición de Hollywood en esta última entrega. Además de premiar “No Other Land”, la Academia tuvo el acierto de premiar “Aún estoy aquí”, y no la oportunista “Emilia Pérez” como Mejor Película Extranjera, además de “Anora”, y de también reconocer a “Flow”, la animación de la República de Latvia, país que ha padecido por siglos la opresión de las potencias vecinas. Un mero botón de muestra. 

ap/ 

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