Cultura

“Un tranvía llamado deseo”, la versión más contemporánea

El Teatro Julio Castillo pone en escena este clásico contemporáneo que, en boca de su director Diego del Río, es “una herida abierta en la sociedad”, y por tanto actual. Marina de Tavira vuelve a escena después de 5 años. Ambos y el actor Rodrigo Virago explican el montaje.
domingo, 11 de agosto de 2024 · 07:00

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Para el director y elenco de Un tranvía llamado deseo, la obra no sólo cobra vigencia por apegarse al libro original de Tennessee Williams -a casi 80 años de haberse escrito-, sino por todos los elementos y condiciones en torno a la salud mental y a las críticas debido a la violencia (que en su momento se romantizó), el clasismo, el racismo y hasta la homofobia.

Recién estrenada en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque con breve temporada hasta el 1 de septiembre, la protagonista Marina de Tavira, nominada al Óscar por su papel en Roma (2019), regresó a la escena luego de cinco años con esta pieza que, a su decir, transgrede al tiempo al ser “universal y muy humana”; mientras Rodrigo Virago, en el papel de Stanley Kowalski, ante la compleja realidad actual, “tiene muchos elementos que reflejan parte de la sociedad, y que nadie debería vivir”.

Y para Diego del Río, director de la puesta, se trata de un clásico teatral, pero con una sensibilidad muy contemporánea.

Coproducida por 25Producción y el INBAL (Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura) con estímulo de Efiartes, tiene duración de 170 minutos, y además de De Tavira y Virago, el reparto incluye a Astrid Romo, Ana Clara, Alejandro Morales, Mónica Jiménez, Andrés Penella, Federico Di Lorenzo, Diego Medel, Diego Santana y Patricia Vaca.

Se lee en la ficha de la obra:

“En Un tranvía llamado deseo de Tennessee Williams, Blanche DuBois llega a Nueva Orleans para vivir con su hermana Stella y su cuñado Stanley. Blanche, lidiando con traumas pasados y condiciones de salud mental, busca apoyo en su hermana, la única familia viva que le queda.

“La obra examina la codependencia y el machismo en la relación de Stella y Stanley, un matrimonio que se mueve entre el amor y la violencia, y que con la presencia de Blanche se intensifica en tensiones, revelando la agresividad de Stanley frente a la vulnerabilidad de Blanche”.

Merecedora a un Pulitzer en 1948, es más conocida por su versión homónima para el cine (1951), con las estrellas Vivien Leigh y Marlon Brando, quienes obtuvieron premios Óscar en 1952 como Mejor Actriz y Mejor Actor de Reparto, respectivamente.

La versión fílmica, sin embargo, no enfatizó algunos elementos (más allá del mental) de la obra original de Williams: la violencia (para algunos romantizada en cine), el clasismo, racismo y homofobia.

Una versión acerca del título (A streetcar named desire, en inglés) refiere que Williams lo tomó del lugar donde escuchaba el sonido de dos tranvías cerca de donde vivía en Nueva Orleans, el de la ruta “Deseo” -que corría por la calle Real- y el de la ruta “Cementerios” -que iba por el Canal-, lo cual consideró una metáfora de la vida, introduciendo el tranvía como el transporte de Blanche para viajar a ver a su hermana.

Los especialistas remiten a Blanche como el alter ego femenino del escritor, y a Stanley como el de un amorío complicado con un hombre de origen mexicano.

Más allá de las teorías, y anclado en el texto original de Williams como base para la puesta actual, Del Río explicó:

“Me cuestioné desde un inicio cómo escenificar algo que forma parte de una herida abierta de la sociedad y que ha prevalecido por tanto, tanto tiempo, la violencia, el clasismo, y todos esos elementos que ya estaban en la obra de Williams”.

El hoy...

Por su parte, De Tavira, vestida con jeans y playera blanca, comentó que había esperado tiempo para regresar al teatro, aguardando por el que a su juicio fuera el proyecto ideal, y que luego de dos años de haber platicado con Diego del Río sobre la posibilidad de esta obra, al concretarse la espera quedó de lado ante la relevancia de interpretar a Blanche. Dijo a Proceso:

“No hay mejor momento para esta obra, valió la pena el tiempo y tener el privilegio de estar aquí, cada uno de los actores pone algo único en esta puesta y me siento muy tranquila por todo el trabajo desarrollado.

“Cuando Williams la escribió no tenía un diagnóstico específico sobre qué le pasaba a Blanche, lo va desarrollando, se dice que lo hace desde su propia esencia, y desde ahí se vuelve una turbulencia, algo trastocado, confuso, apasionante, reprimido, todo lo que habita en un ser como Blanche, un torbellino personal. Recuerdo también que platicábamos del papel de Stanley y la importancia de este papel, y no hay mejor rol que lo que hace Rodrigo Virago. Entonces este es el momento perfecto en donde se reunieron todos los elementos, director, actores, equipo, lo que considero perfecto para esta puesta”.

-¿Tenía la referencia de la película o de otros montajes

-Pude haber leído el libro, haber visto la película, de hecho la he visto montada dos veces, pero era el “aquí y ahora”. Pensé en lo icónico, ni siquiera en lo complejo, tenía que meterme de lleno, y la guía de Diego del Río ha sido muy importante.

-¿Cuál es su sello aquí?

-Todo lo que necesita Blanche de mí, mis miedos, inseguridades, mi pasión. Hemos trabajado con las semejanzas y diferencias, tiene todo de mí en el momento en que le pongo mi piel, pero todo lo que no soy también”.

Virago. En la mente de “Stanley”. Foto: Héctor Ortega.

-¿Y sobre su contemporaneidad?

-El tema de la violencia por supuesto es importante, estaba leyendo que Veracruz estaba en el pico más alto en cifras de desaparición de mujeres, lo cual me resulta aterrador. ¿Cómo podemos ser este país, este mundo? Siguen encarcelando a personas por violencia de género, y muchas de estas cosas desafortunadamente están aquí, hablando de Stanley y el tema de la migración, la precariedad, todo eso, en cada personaje y desde la experiencia personal”.

Rodrigo, por su parte, afirmó que la experiencia de trabajar con De Tavira ha sido gozosa, pues han hecho buena mancuerna en escena. Habló sobre su papel:

“Stanley es un tipo complejo. Se trata de una persona violenta que lo que no entiende lo destruye, un ser poco racional, impulsivo, pero todo a partir de la necesidad de ser amado, de un “no te vayas”, y que a mi juicio reacciona así porque su único tanque de oxígeno en la vida es Stella, y siente que su hermana Blanche viene a quitárselo, se siente como en guerra.

“Es un personaje violento, pero a la vez, en la genialidad de Williams, tiene líneas de lucidez que son importantes para comprender lo que sucede, ha sido impresionante meterse en la mente de Stanley”.

Un tranvía llamado deseo se presentará por corta temporada de jueves a domingo a las 19 horas hasta el 1 de septiembre en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque. El costo es de 150 pesos en taquilla del teatro o mediante www.teatro.inba.gob.mx.

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