Teatro
Teatro: "La posibilidad de la ternura" en Fulgor
Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición se volvió mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).CIUDAD DE MÉXICO (apro).-Fulgor es un encuentro de artistas escénicos de diferentes estados de la República que organiza el Sistema de Teatros de la Ciudad de México, de gran impacto a nivel nacional. Participan diez compañías de siete entidades: Baja California, Campeche, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, San Luis Potosí y Ciudad de México.
Como país invitado estuvo Chile, representado con la obra La posibilidad de la ternura, obra performática testimonial de la Compañía Teatro La Re-sentida, en esta doble acepción que perfila una postura de reivindicar los sentimientos y ese conflicto con la represión de los mismos en esta sociedad.
En La posibilidad de la ternura participan siete adolescentes de 13 a 17 años, que ponen al centro el condicionamiento machista para elles, que han negado su expresión emocional y que han vivido la violencia, por esta exigencia hacia los hombres o disidencias. Su espectáculo anterior, Paisaje para no colorear, trataba sobre chicas adolescentes y las distintas violencias que viven durante su proceso de crecimiento. El proceso de trabajo de esta compañía es largo, y a través de un taller y el montaje sus miembros pueden expresarse, dar testimonio y profundizar. También significa un medio de sanación y reivindicación.
La posibilidad de la ternura, dirigida por Carolina de la Maza y Marco Layera, inicia con el estruendo. Siete chiques, con un traje rojo brillante, corren de un lado a otro, salen de atrás del telón o desaparecen, y expresan, con una coreografía trepidante, ese acoso de los fuertes o de los que se hacen pasar por fuertes, frente a los más débiles. Uno se esconde y lo descubren, pero luego son dos y, como sucede en la dinámicas de poder, cualquiera del grupo está en riesgo de que en cualquier momento se vuelvan en contra suya.
Un elemento significativo de la propuesta son los testimonios que, con micrófono en mano, manifiestan. No son actores profesionales sino chiques que durante el taller y los ensayos dieron sus testimonios, se abrieron a la exploración individual y colectiva para detectar esas violencias e ir más allá: Descubrir la propia expresión de sus afectos, de su andar, su ser, su bailar; encontrar también en la suavidad, la dulzura y la ternura ese espacio que les fue negado y que ahora lo toman por adelantado. Es poderosa la presencia de Leftraru Valdivia, Camilo Bugueño, Efraín Chaparro, José Miguel Araya, Dimitri Bueno, Marcos Cruz y Matías Méndez.
La posibilidad de la ternura se presentó en Alemania, España (Madrid, Valencia Sevilla, Barcelona), y por supuesto Chile. En la Ciudad de México dio función en el Teatro Esperanza Iris, con recinto lleno y entrada libre; un buen acierto por el gran alcance que tuvo. Lxs espectadores jóvenes conectaban de inmediato con la propuesta, y la emoción se escuchaba por todos lados, tanto en la función como en los comentarios. Lloraban, suspiraban, se identificaban o recordaban la incapacidad de sus parejas o de amigues de no poder decir lo que sienten, de expresar su cariño o su dolor, de no mostrar su fragilidad, de protestar y ese rebelarse al sistema patriarcal estratificado en el que todes salimos perjudicadxs.
Como telón de fondo hay un dibujo clásico que muestra a un grupo de hombres de las cavernas durante la caza de un mamut. La fiereza y el espíritu sanguinario de cada uno de ellos los identifican en su gente y su familia. Cuentan al público hechos donde fueron reprimidos o violentados, y a lo largo de la obra, cómo van tomando conciencia hasta el último número donde bailan con la cadencia más suave donde expresan su verdadero yo. Un acto conmovedor que consigue emocionarnos y ver cuánto hemos perdido en esta lucha de supremacía masculina, de la imposición de roles sociales y de la posibilidad de subvertir el orden y dar espacio a múltiples formas de ser.