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Teatro Casa de la Paz, 40 años en la UAM, 100 de historia

El director del Centro Cultural y Académico Arnaud Laurent Charpentier y la directora de Difusión Cultural Yissel Arce Padrón repasan la lucha por conservar este espacio que en su origen fue un cine, y hoy espacio fundamental de la universidad en la capital del país.
lunes, 10 de junio de 2024 · 09:12

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– El Centro Cultural y Académico Teatro Casa de la Paz cumple cuarenta años como parte de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), pero en realidad el recinto fue inaugurado hace un siglo como el Cine Condesa, que hacia 1956 se convirtió en el Teatro Ariel.

A lo largo de esos años, el artista plástico Manuel Felguérez creó el vitral y el arquitecto Manuel Larrosa la escultura de metal que lo enmarca, los ambos forman parte de su fachada.

El titular del espacio, Arnaud Laurent Charpentier (nacido en Francia), señala en entrevista que el recinto cultural ubicado en Cozumel 33, Roma Norte, de esta ciudad, “ha sido muy trascendental”:

“Pasó a manos de la UAM, la cual además festeja sus cincuenta años, cuando el escritor Carlos Montemayor era secretario de Difusión Cultural. Es un teatro que ha conocido la historia con altas y bajas, con muchas épocas muy diferentes, gloriosas y otras más difíciles, como la última que fueron diez años que estuvo cerrado por renovación, ya que fue afectado en 2012 por el sismo del 20 de marzo. Incluso había dudas de si abrirlo, y el 5 de septiembre del 2022, no muy propicio por la postpandemia, volvió a sostener sus puertas abiertas, ¡listo para operar!...”.

Además, el director de teatro enfatiza:

“Mi gestión fue terminar de equipar la mecánica teatral para que esté al 100%. Se halla listo para colocarse y seguir siendo parte de esta historia tan importante que ha tenido, y proyectarse hacia el futuro y volver a colocarse como uno de los teatros importantes de esta metrópoli. Me tocó encabezar este espacio en el momento justo, y encontré en la UAM un gran interés del rector José Antonio de los Reyes Heredia y la coordinadora general de Difusión, Yissel Arce Padrón, para brindar lo necesario al Centro Cultural y Académico Teatro Casa de la Paz.

¡Estamos muy orgullosos!  Es una buena señal que la UAM vuelva a abrir un teatro en un momento en el que más bien muchos teatros cierran por una u otra razón. Muchos espacios independientes se encuentran en dificultades, lugares incluso institucionales, cierran.

Para él, es todo un reto el que asista público:

“Es muy difícil, más para una universidad pública que no cuenta con un presupuesto fuerte en cuestión de difusión, y su público está físicamente muy lejos. Nosotros estamos en el corazón de la ciudad, pero nuestra comunidad se halla en Azcapotzalco, Cuajimalpa, Iztapalapa, Lerma y Xochimilco, y con estudiantes que viven a veces mucho más lejos. Entonces si es difícil vincular este espacio con la comunidad estudiantil y profesores de la UAM. Ya vimos que hay ciertos rasgos en cuanto a fines de semana, los sábados, ahora vamos a abrir los domingos también.

“Nuestra idea es también volver a conquistar al público de teatro, danza, música, en fin. Yo veo que los modos de consumir cultura han cambiado, algo ha sucedido desde la pandemia. Durante seis meses, cuando se abrió el recinto en 2022, todo estaba con entrada libre. Eso ayudó mucho a llenar la sala. Y hace un año se volvió a abrir la taquilla para poder retribuir a los artistas y entrar en el funcionamiento del teatro profesional normal, con una taquilla accesible de ciento ochenta pesos entrada general y noventa pesos para la comunidad UAM y el sindicato, pero es un trabajo de largo, largo aliento”. 

Arnaud Charpentier. Equipar la mecánica teatral. Foto: Cortesía Mario Alberto Delgado

–¿El teatro qué compromiso extiende con la sociedad?

–El principal reto es difundir la cultura de manera más directa y lo más accesible posible, y dar voz y visibilidad a artistas comprometidos con su tiempo, con nuevas formas de concebir el arte y nuevos lenguajes y discursos, además, con las nuevas formas de aprender, de concebir la realidad y reflexiones que han surgido sobre nuestro mundo. El año pasado nos fuimos hacia una selección de eventos muy comprometida con nuestra época actual, de qué está pasando no sólo en México sino en el resto de la Tierra.

“Por ejemplo, Largatijas Tiradas al Sol es un colectivo de artistas interesantes a nivel de reflexión y discurso. Habrá otros proyectos que van a presentarse a finales del año, uno sobre la militarización en el país a través de la historia de la Secretaría de la Defensa Nacional. Seguro será polémico e interesante y no se ha estrenado. Yo creo mucho en estas nuevas formas de artes escénicas.

“Después de vacaciones tenemos a Manuel Ulloa, quien viene con una reflexión como democracia participativa, justo después de las elecciones, con una beca del Instituto Nacional Electoral (INE) a su compañía, la cual es de París, Francia. Es un mexicano en París.Vuelve a México. Se presenta primero aquí y después en varios recintos igual de la UAM”.

Un enlace

Por su parte Arce Padrón (originaria de Cuba), quien radica en México desde hace 20 años, específica a Proceso que al reabrir el recinto en 2022 la nombraron Centro Cultural y Académico Teatro Casa de la Paz porque articula todo:

“Enlaza la docencia, la investigación y las prácticas culturales, no sólo en términos de producir, sino también de brindar herramienta e insumos críticos a la comunidad UAM, a la comunidad de los alrededores del teatro en relación con una concepción de cultura que se desplaza de la idea más tradicional de bellas artes o de alta cultura para articularse con los programas de incidencia social de la propia universidad”.

La académica es desde hace 15 años profesora e investigadora en la UAM y hace tres años titula Difusión:

“Respetamos el nombre Casa de la Paz que lleva desde que era parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores, instancia que donó el recinto a la UAM, pero nos parecía importante centro cultural y académico porque es uno de los espacios que acompaña las funciones sustantivas de la universidad para articular su modelo pedagógico. Ahí se celebran congresos con temáticas sobre teatro, literatura, arte, en fin, que incumben a profesores e investigadores y a otras instituciones culturales que poseen un vínculo con nosotros y que encuentran un espacio propicio para que la gente se encuentre”.

–¿Es complicado sostener un impacto social?

–Si, sobre todo después de la pandemia nos ha costado mucho recuperar este habitus de la gente de salir de su casa, de abandonar Netflix, dejar las plataformas en streaming y asistir físicamente. De manera general pasa en todo el campo cultural en la Ciudad de México. Ha costado mucho romper con ese hábito de quedarse encerrado viendo la televisión o la pantalla chica, por eso tratamos de ofrecer una programación variada.

El teatro posee 130 asientos. La maestra acentúa:

“Un teatro así siempre es muy caro, y desde que reabrimos el 5 de septiembre del 2022 hemos ido parcialmente habilitando toda la parte técnica del teatro. Lo último fue el telón, lo estrenamos el pasado 29 de abril con la presentación de los finalistas del premio Guillermo Arriaga de Danza Contemporánea, del Día Internacional de la Danza.

Estrenamos la barra de iluminación de luces frontal. Hemos habilitado toda la parte técnica, la cabina, en fin, pero sí cuesta el mantenimiento, sobre todo porque de acuerdo a protección civil debemos cumplir con una serie de condiciones para mantenernos abiertos sin ninguna dificultad. La fuente de financiamiento fundamental viene de la misma universidad.

Ultima:

“Hay que concientizar cada vez que comienza una gestión de un rector en general de la importancia de la cultura como uno de los brazos fundamentales en la formación del estudiantado, y separar un presupuesto para todo el gasto que implica sostener el teatro. Es una universidad pública y cuidamos la transparencia en todo el proceso de finanzas y cuesta mucho lograr tener mantenimientos óptimos siempre”.

Arce Padrón. Alta cultura e incidencia social. Foto: Cortesía Mario Alberto Delgado

 

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